miércoles, 28 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti en Latinoamérica.

VISITA DE KRISHNAMURTI A LATINOAMÉRICA

En 1934 tuvimos noticias de que K iba a realizar una visita a Latinoamérica. Por esta razón y con muchos meses de anticipación, regresamos a dichos países y de acuerdo con el amigo Rovira, muchas de las obras de K que habíamos publicado en Madrid. Estas se distribuyeron por toda Sur América a fin de sincronizar la visita de K con la mía. En el mes de marzo de 1935, acompañado de Clara y la niña salimos del puerto de Valencia rumbo al Brasil. Llegamos allí en el momento oportuno para efectuar una exposición de las obras de K en las principales librerías de Río Janeiro. Esta era la primera oportunidad que iba a tener Clara de cooperar con mi trabajo y de satisfacer su interés por conocer los pueblos de Latinoamérica.

En Río Janeiro, la primera conferencia de K se efectuó en un amplio stadium con la presencia de más de 10.000 espectadores. Las siguientes pláticas se celebraron en el teatro principal de la capital. En ellas actuó de traductor nuestro amigo Aleixo Souza, funcionario del Congreso Brasilero, quien también tuvo a su cargo la organización de todo el trabajo que se realizó en el Brasil.

Desde Río, con Clara y Vidya viajamos hacia Montevideo, Uruguay. Allí también llegamos a tiempo para en unión de algunos amigos, recibir a K a su llegada por barco en compañía de Rajagopal y Casselberry.

El Sr. Alvaro Araujo, intelectual muy conocido en Uruguay y representante de la Krishnamurti Writings Inc. en dicho país, hizo una magnífica presentación de K mediante la prensa y folletos. La verdad es que Montevideo figura entre las ciudades donde K tuvo la más efusiva recepción y donde sus pláticas tuvieron gran resonancia en toda la prensa. K celebró allí varias reuniones con notables escritores del país.

En aquel entonces K fustigaba a las organizaciones religiosas por su incapacidad para satisfacer la inquietud de la juventud y la búsqueda de la libertad. En una de sus pláticas, fue tal el entusiasmo que se despertó entre los jóvenes que quisieron levantar el automóvil en que viajaba K.

Terminada la primera plática K continuó hacia el chalet de la mamá de Alvaro Araujo, que era donde vivía este último.

La aceptación de K y su mensaje y el interés que despertó, me obligó a pedir a Buenos Aires que con urgencia nos enviasen mayor número de las obras de K para satisfacer la demanda del culto pueblo uruguayo.

Después de terminadas las pláticas de Montevideo, seguimos viaje para la Argentina. Tanto en la capital como en las provincias, K tuvo una calurosa acogida. La prensa de la capital publicó numerosos reportajes de sus conferencias. El diario Crítica que tenía una gran circulación, publicaba con frecuencia fotografías que llenaban casi toda una página. La directora de Crítica, la señora Botana a quien habíamos conocido en Madrid- se desbordó en el recibimiento a K publicando diariamente una información completa de todos los actos. Ella también organizó una fiesta folklórica que resultó muy del agrado de los visitantes.

K, pronunció varias pláticas en el teatro Coliseum con llenos desbordantes, no obstante la gran capacidad del teatro. Recuerdo que una tarde la policía montada tuvo que despejar los alrededores del teatro por órdenes superiores para evitar tumultos desagradables. En una ocasión salí a buscar a mis amigos, el Dr. Gándara y su esposa, y por poco no logramos entrar al teatro. Tuvimos que llamar a amigos del Comité para que se nos permitiera llegar hasta el lugar que se nos había destinado. En la Argentina tuvimos ocasión de efectuar varias exposiciones de las obras de K en las principales librerías del país. En cuanto a Buenos Aires, es una de las capitales latinoamericanas que siempre ha consumido una gran cantidad de las obras de K.

Terminadas las pláticas de Buenos Aires, a K se le recibió con gran entusiasmo en la Universidad de La Plata y después en Córdoba y en Rosario. Posteriormente K continuó viaje con sus acompañantes hacia Chile.

Antes de terminar con la permanencia de K en la Argentina, deseo destacar la gran contribución del financiero Sr. José Carbone, que se hizo cargo de pagar todos los gastos que ocasionó la visita de K y sus acompañantes a la Argentina. Aparte de esto, el señor Carbone y un grupo de sus amigos realizó muy buen trabajo en la presentación de K.

Terminada la gira de K y sus acompañantes a la capital de Chile y sus provincias, ellos continuaron rumbo a México. Durante la travesía, el buque hizo escala en el puerto de Callao en Lima.

El clero del Perú ejerció toda su influencia en la capital para impedir que Krishnamurti hablara en público. No obstante esto, mi amigo don Jorge Torres Ugarriza que ocupaba altos cargos en la Masonería y en la Sociedad Teosófica- logró que K pudiese desembarcar, y después de darle un paseo por Lima, lo llevó al Templo Masónico donde K pronunció una charla. Consideramos de interés publicar una fotografía del Sr. Torres Ugarriza en compañía de K la que se tomó en el buque durante su escala en Callao, Lima, en el año 1935.

Yo regresé desde Buenos Aires a España por varias razones. Primero, porque las obras que se habían enviado a los tres países antes citados se habían agotado, y después, porque mi presencia no era tan necesaria en Chile. Otra razón de importancia era que K había prometido visitar a España en 1936 y deseaba cooperar en la organización de su visita.

Durante la visita de K a México, el Sr. Rajagopal sostuvo una agria discusión con el Sr. Adolfo Peña Gil, que a la sazón era el Presidente de la Sociedad Teosófica de México y al mismo tiempo representante de la Orden de la Estrella en ese país. Rajagopal hizo renunciar al Sr. Peña Gil y nombró como representante de la Krishnamurti Writings Inc. en México al licenciado Garza Galindo.


SALVADOR SENDRA
IMPACTO DE KRISHNAMURTI
RESPUESTAS DE ESPAÑA, PORTUGAL E
IBEROAMÉRICA
EDITORIAL ORIÓN
MEXICO
1987

martes, 27 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Maharishi Mahesh Yogi.

El 17 de noviembre de 1.974, Krishnaji llegó a Nueva Delhi en su viaje hacia Varanasi. Yo me había conseguido un permiso para encontrarme con él en el salón que había dentro del cercado recinto aduanero. Vi al Maharshi Mahesh Yogi, que se encontraba cerca; estaba cubierto de guirnaldas y rodeado por sus discípulos. Sentada en el salón junto a Krishnaji, mientras aguardábamos la entrega de su equipaje, le pregunté. “¿Viajó el Maharshi con usted en el avión?” Krishnaji sonrió. Él había abordado el avión en Roma, y cuando se encaminaba a su asiento pasó junto a una figura barbada que, con las piernas cruzadas, descansaba sobre una piel de tigre. K reconoció vagamente al hombre, pero no logró ubicarlo del todo. Un rato más tarde, se le acercó la azafata con una rosa en la mano y le preguntó si él era J. Krishnamurti. Cuando dijo que sí, ella le entregó la rosa expresándole que el Maharshi, que se encontraba en el avión, le enviaba sus saludos y la rosa. Krishnaji transmitió su agradecimiento. Unas horas más tarde, al volver del toilet pasó junto al asiento del Maharshi. Este se levantó de un salto. Luego de plegar las palmas de sus manos en mutuos namaskaras (la tradicional forma de saludarse en la India los amigos y los extraños, jóvenes o viejos), el Maharshi señaló un asiento contiguo al de él y sugirió que conversaran un rato. De modo que Krishnaji se sentó. Después de unas cuantas amabilidades formales, el Maharshi dijo que se dirigía a Nepal para anunciar una revolución mundial en la conciencia, y sugirió a Krishnamurti que le acompañara y se uniera a él en su trabajo, porque sentía que entre ambos podrían cambiar a la humanidad. Krishnaji declinó cortésmente, explicando que tenía una cantidad de compromisos y pidiendo que, por tanto, se le perdonara. El Maharshi siguió insistiendo y dijo que, en su sentir, lo que él hacía era más importante. La conversación continuó por una hora, después de lo cual se separaron y Krishnaji regresó a su asiento.


Biografía de J. Krishnamurti. Pupul Jayakar.
Editorial Kier.

Jiddu Krishnamurti y el Tigre.

Krishnamurti pasó en la India el verano de 1958. Se le ofreció el ‘bungalow’ M.E.S. en Chowbatia, una casa espaciosa situada en el punto más alto de Ranikhet, con una vista magnífica a los picos nevados de los Himalayas. Krishnaji se encontraba nuevamente en las montañas sagradas de su pasado ancestral. Por las tardes, se sentaba a cantar los himnos sánscritos que había vuelto a aprender. Paseaba por los bosques de cedros, se extraviaba, y encontraba el sendero que llevaba de regreso a la casa.

Hablando de estos paseos, nos contó que una tarde llegaron noticias de que un tigre había matado no muy lejos de la casa donde se hospedaba. A la mañana siguiente, Krishnaji salió para su paseo habitual, internándose más y más en la jungla. Los numerosos sonidos del bosque el canto de los pájaros, el murmullo de las hojas, el parloteo de los monos­ fluían a través de él. Llegó a un claro y descubrió que su cuerpo rehusaba moverse. Instintivamente había percibido algo, y la inteligencia del cuerpo había respondido. Los sonidos cesaron por completo. Todo parecía hallarse en un estado de espera la respiración de la naturaleza había quedado en suspenso por un instante­. Krishnaji se detuvo por cerca de dos minutos, su mente alerta por completo, su cuerpo sin movimiento alguno. Podía sentir la expectativa reinante. Luego, súbitamente, todo pasó; los pájaros se llamaban unos a otros, los monos saltaban de árbol en árbol, el bosque estaba vivo, y Krishnaji regresó a la casa. Al anochecer, llegaron a la casa informaciones de que habían avistado al tigre en el bosque.


Biografía de J. Krishnamurti. Pupul Jayakar.
Editorial Kier.

Jiddu Krishnamurti y su Familia.

Alumbradas por el sol ardiente, rocas esculpidas que se cuentan entre las más antiguas del mundo, protegían la aldea de Madnapalle, en el distrito de Chittoor, perteneciente a Andra Pradesh en el sur de la India. Desde la sagrada región de Tirupati, a través del Valle de Rishi hasta Anantpur se extendían, coronadas por grandes peñascos, colinas que se entremezclaban con pequeños valles. Las lluvias eran mínimas, la población escasa. Tamarindos y árboles dorados como el mohúr (Mohúr, antigua moneda de la India y de Persih) suministraban sombra y estallidos de color. Era una tierra sagrada, punyasthal, donde místicos y santos habían vivido y enseñado durante siglos, y sus cuerpos estaban enterrados ahí para santificar el suelo. Fue aquí, el 12 de mayo de 1895, treinta minutos después de la medianoche, que un hijo le nació a Sanjeevamma, la mujer de Jiddu Naraniah, un funcionario público de menor jerarquía.

Los antepasados de Jiddu Krishnamurti, fueron un brahmin de la subasta Velanadu, que originalmente vino de Giddu o Jiddu, una aldea que se encuentra en medio de los arrozales en la costera Andhra. El abuelo paterno de Krishnamurti, Gurumurti, también fue un funcionario civil de menor importancia; pero el abuelo de éste, Ramakrishna, célebre por su gran erudición, su conocimiento del sánscrito y de los Vedas, tenía una posición responsable en el departamento judicial de la Compañía Británica East India.

La casa de Naraniah en Madnapalle, una de las áreas más propensas a la sequía en el sur de la India, era muy pequeña; de dos pisos y mal ventilada, tenía un frente angosto que daba a un callejón, a lo largo del cual corría un desagüe abierto. Toda el agua para la casa de Naraniah se extraía de un pozo cercano, y transportada por aguateros se almacenaba dentro de la casa en grandes vasijas de cobre pulido o en marmitas de barro.

Sanjeevamma dio a luz a Krishnamurti en la habitación que en la casa destinaban al puja(1). La significación de esto no ha sido entendida por los biógrafos de Krishnamurti. Para un hindú tradicional, ya sea que viva entre los picos nevados de los Himalayas o en Kanyahumari que está en el profundo sur de la India, en una residencia urbana o en la choza de una aldea, la habitación del puja era el lugar sagrado, el corazón de la casa donde se veneraba a los griha devaras, los dioses domésticos; era una habitación de buen auspicio gracias a las flores y al incienso y a la recitación de mantras sagrados. A la habitación destinada a los dioses sólo podía entrarse después de un baño ritual y vistiendo ropas recién lavadas. El nacimiento, la muerte y el ciclo menstrual eran los focos de la contaminación ritual. En el nacimiento y la muerte, el dueño de casa y su familia participaban en la contaminación y se abstenían de practicar el puja cotidiano; en lugar de eso, se invitaba a un brahmin del templo local para que efectuara los rituales diarios. Que un bebé pudiera nacer en esta habitación, era algo inconcebible.

La esposa y prima de Naraniah, Sanjeevamma, era una mujer devota y caritativa. Se le consideraba psíquica, experimentaba visiones y podía ver los colores en las auras de la gente. Al igual que el oído de un músico se afina perfectamente para un instrumento de cuerda, así, como madre, el oído de ella estaba afinado para los latidos del corazón del bebé que esperaba en el crisol de su cuerpo, pronto para iniciar su pasaje por los portales de la vida. Ciertos indicios de la singularidad de este nacimiento deben haberle infundido una visión profética y mucho valor; de lo contrario, no hubiera podido desafiar de ese modo a los dioses.

Temprano en la noche del 11 de mayo, Sanjeevamma percibió indicios del inminente nacimiento del bebé. Este sería su octavo hijo, y ella conocía muy bien los preparativos de rutina necesarios para la ocasión. De modo que preparó la habitación, cantó con su melodiosa voz canciones Telugu (Telugu es un idioma dravidiano hablado por la gente de Andhra Pradesh en la India. Incluye un gran número de palabras en sánscrito) para su esposo, y se echó sobre una estera en el piso superior de la casa. Los dolores comenzaron en medio de la noche. Ella despertó a Naraniah, fue a la habitación que había preparado, y se acostó sobre una estera para el nacimiento. Una mujer local, pariente muy versada en la experiencia del alumbramiento, vino para ayudarla mientras su marido esperaba afuera. Sanjeevamma tuyo pocos dolores. Durante ese período, las únicas palabras que pronunció fueron. “Rama, Rama, Anjaneya”, otro nombre para Hanuman (Hanuman, el mono devoto del héroe divino Rama en la epopeya del Ramayana, es un dios popular ampliamente adorado en toda la India. En el sur se le conoce también como Anjaneya). A las 0:30 hs., en la madrugada del 12 de mayo, la mujer que ayudaba abrió la puerta y le dijo a Naraniah: “Sirsodayam, la cabeza está visible”. Conforme a la tradición, éste es el momento exacto del nacimiento.

En esta pequeña habitación alumbrada con lámparas de aceite, en presencia del ishta devaca, el dios doméstico, Krishnamurti respiró por primera vez. Desde los protegidos espacios de la matriz, el bebé penetró en los espacios del mundo.

“Uno nace en el espacio y nace hacia el espacio”(2).

El horóscopo del niño fue hecho a la mañana siguiente por Kumara Shrowthulu, un renombrado astrólogo de esa región, quien le dijo a Naraniah que este nuevo hijo habría de ser un gran hombre. La carta astrológica era compleja; el niño tropezaría con muchos obstáculos antes de madurar hasta llegar a ser un gran Maestro.

Durante once días del período prescrito, el bebé permaneció en una atmósfera que recreaba el ambiente de la matriz. Yacía en la semioscuridad, dulcemente mecido en una cuna de lienzo, próximo a su madre. Como en todos los nacimientos de hindúes ortodoxos, el ingreso de Krishnamurti en la deslumbrante luz del sol y en el mundo, fue gradual.

En el sexto día posterior al nacimiento, tuyo lugar la ceremonia en que se otorga el nombre. Era inevitable en esta familia atada a las tradiciones, que al octavo hijo se le diera el nombre de Krishnamurti, simbólico de Krishna, el dios-pastor que fuera el octavo hijo.

Tres años más tarde, en 1898, Sanjeevamma dio a luz otro niño. Se le llamó Nityananda, “bienaventuranza eterna”.

Cuando Krishna cumplió seis años, se realizó el upanayanama. Esta es una ceremonia de iniciación en el brahmacharya, el período de casto discipulado, que es la primera etapa en la vida de un brahmin. La ceremonia tuyo lugar en Kadiri, adonde fue destinado Naraniah.

Se colocó alrededor de los hombros de Krishna “el hilo sagrado”, y su padre susurró en el oído del niño el mantra secreto gayatri, la invocación al sol. Se le enseñó a recitar el mantra con la entonación, el acento y el gesto correctos. Debe haber aprendido a recitar el mantra gayatri al sol en el amanecer, y a realizar los rituales Sandhya durante la puesta del sol, a tomar los baños rituales, y a estar libre de cualquier forma de contaminación ritual. También deben haberle enseñado a recitar los Vedas.

Según la descripción de Naraniah: “Es una ceremonia por la que pasan los muchachos brahmines cuando es tiempo de lanzarlos al mundo de la educación. Tiene lugar entre la edad de cinco y siete años, de acuerdo con la salud y capacidad del niño. Así, cuando Krishna hubo alcanzado esa edad, se reservó un día para esta ceremonia. Es nuestra costumbre hacer de ello una fiesta familiar, y se invita a cenar a amigos y parientes”.

Cuando toda la gente estuvo reunida, se bañó a Krishna y se le vistió con ropas nuevas. Luego el niño fue introducido y se le colocó sobre las rodillas de su padre, mientras la mano extendida de Naraniah sostenía una bandeja de plata con granos de arroz diseminados. Su madre, sentada junto a Naraniah, tomó después el dedo índice de la mano derecha del niño, y con él trazó en el arroz la palabra sagrada AUM, que en su pronunciación sánscrita consta de una sola letra la primera letra del alfabeto sánscrito y de todas las lenguas vernáculas­.

“Después”, cuenta Naraniah, “me sacaron mi anillo del dedo y lo colocaron entre el índice y el pulgar del niño; y mi esposa, sosteniendo la manita, con el anillo trazó otra vez la palabra sagrada en carácter telugu. Luego, sin el anillo, trazó de nuevo la misma letra tres veces. Después de esto, el sacerdote oficiante recitó mantrams y bendijo al niño a fin de que fuera dotado intelectual y espiritualmente. A continuación, mi esposa y yo nos trasladamos con Krishna al templo de Narasimhaswami para adorar y rezar por el éxito futuro de nuestro hijo. Desde allí seguimos a la escuela más cercana, donde Krishna fue entregado al maestro, quien llevó a cabo la misma ceremonia trazando la palabra sagrada en arena. Mientras tanto, numerosos escolares se habían reunido en el salón de clases, y nosotros distribuimos entre ellos, a modo de regalo, muchas cosas buenas. Así iniciamos a nuestro hijo en su carrera educativa conforme a nuestras costumbres. Después regresamos a la casa y compartimos la cena con nuestros parientes y amigos”(3).

Krishna y su hermano Nitya eran muy íntimos, pero por naturaleza eran totalmente distintos. Nitya era extraordinariamente inteligente. Aun “antes de que pudiera hablar, cuando veía a otros niños que iban a la escuela, solía tomar una pizarra y un lápiz y los seguía”(4). Krishnamurti era un niño débil y experimentaba penosos ataques de malaria. En una etapa sufrió de convulsiones, y por todo un año estuvo alejado de la escuela debido a que sangraba por nariz y boca.

Krishnamurti se interesaba poco en la escuela y en el trabajo académico, pero pasaba largas horas contemplando las nubes, las abejas, hormigas e insectos, y fijando la mirada en la vasta distancia. Ha sido descrito como enfermizo y poco desarrollado mentalmente. Su vaguedad, sus pocas palabras, su falta de interés en los asuntos mundanos, y sus ojos que miraban el mundo viendo más allá de los horizontes, fueron confundidos por sus maestros con retardo mental.

El joven Krishnamurti, pese a su aparente vaguedad, se interesaba grandemente en todos los artefactos mecánicos. Un día faltó a la escuela. Buscándolo, su madre lo encontró solo en una habitación, totalmente absorto en abrir un reloj. No se movería de la habitación y rehusaría todo alimento y bebida hasta no haber desarmado el reloj y, habiendo entendido cómo funcionaba, hubiera repuesto la maquinaria en su lugar.

El niño Krishna estaba profundamente apegado a su madre, quien parecía darse cuenta de la naturaleza singular de su hijo(5). Sanjeevamma murió en 1905, y su muerte dejó al niño Krishna confundido y desolado. Años más tarde, en el verano de 1913, cuando él estaba en Europa, decidió empezar a escribir su autobiografía. La tituló: “Cincuenta años de mi vida”, teniendo el propósito, a medida que pasaran los años, de “añadir nuevos acontecimientos, y por el año 1945 habré justificado el título”(6). Pero, ¡ay!, el relato habría de ser abandonado después de las primeras páginas. Sin embargo, el corto manuscrito arroja una luz muy interesante sobre sus sentimientos y los primeros años vividos con su madre. A la edad de dieciocho años sus recuerdos eran todavía muy vívidos, y es muy conmovedora la descripción que hace de las visiones que tuyo de su madre después de que ella muriera:

Los recuerdos más felices de mi niñez se concentran alrededor de mi madre, quien nos prodigaba todo el cuidado amoroso por el que tan bien conocidas son las madres de la India. Yo no puedo decir que me sintiera particularmente feliz en la escuela, ya que los maestros no eran muy amables y me daban tareas muy difíciles para mí. Gozaba con los juegos en tanto no fueran demasiado rudos, pues tenía una salud muy delicada. La muerte de mi madre en 1905 nos privó a mis hermanos y a mí del ser que más nos amaba y cuidaba, y mi padre estaba muy ocupado en sus asuntos para prestarnos mucha atención. Yo llevaba la existencia usual de un joven indio corriente, hasta que llegué a Adyar en 1908 [en realidad, fue en enero de 1909].

Adyar tenía para mí un interés especial, puesto que mi padre acostumbraba asistir ahí a las convenciones de la Sociedad Teosófica. También en Madnapalle celebraba él reuniones para el estudio de la Teosofía, y yo aprendí acerca de Adyar gracias a mi madre y a él. Mi madre tenía una habitación para el puja, donde practicaba regularmente su culto; en la habitación había cuadros de deidades Indias y también una fotografía de Mrs. Besant vestida con ropas indias y sentada con las piernas cruzadas sobre un chowki, una pequeña plataforma en la que había una piel de tigre.

Yo generalmente me encontraba en casa mientras mis hermanos estaban en la escuela, porque sufría mucho de fiebre de hecho, casi todos los días­ y con frecuencia entraba en la habitación del puja cerca del mediodía, cuando mi madre practicaba sus ceremonias cotidianas. Entonces solía hablarme acerca de Mrs. Besant, del karma y de la reencarnación, y también me leía cosas del Mahabharata, del Ramayana y de otras escrituras hindúes. Yo tenía solamente unos 7 u 8 años, de modo que no podía entender mucho, pero creo que sentía en gran manera aquello que no podía realmente comprender.

El escribir acerca de mi madre, trae a mi memoria algunos acontecimientos que tal vez valga la pena mencionar. Ella era hasta cierto punto psíquica, y a menudo veía a mi hermana que había muerto unos dos o tres años antes. Ambas conversaban, y había un lugar especial en el jardín al cual mi hermana acostumbraba venir. Mi madre sabía siempre cuándo mi hermana estaba ahí, y en ocasiones me llevaba con ella hasta el lugar y me preguntaba si yo también la veía. Al principio yo solía reírme ante le pregunta, pero ella me pedía que mirara nuevamente, y entonces, a veces, veía a mi hermana. Más tarde, siempre pude verla. Debo confesar que eso me asustaba muchísimo, porque la había visto muerta y su cuerpo incinerado. Por lo general, me pegaba precipitadamente a mi madre, y ella me decía que no había razón alguna para temer. Yo era el único miembro de mi familia, excepto mi madre, que tenía esas visiones, si bien todos creían en ellas. Mi madre podía asimismo ver las auras de las personas, y yo también las veía a veces. No creo que ella supiera qué significaban los colores. Hay muchos otros acontecimientos de similar naturaleza que ahora no recuerdo. Hablábamos a menudo de Krishna, por quien yo me sentía especialmente atraído, y una vez le pregunté a mi madre por qué lo representaban siempre de color azul. Me dijo que su aura era azul, pero no sé cómo podía ella saberlo.

Mi madre era muy caritativa. Se mostraba afectuosa con los niños pobres, y entregaba comida regularmente a los que eran de su propia casta. Cada niño venía a nuestra casa un día especial de la semana, y a otras casas iba en otros días. Teníamos cotidianamente un número de mendigos que a menudo acudían desde una distancia considerable para recibir arroz, dal, y de vez en cuando ropas.

Antes de venir a Adyar, mis hermanos y yo asistimos a muchas escuelas, de las cuales la más agradable fue la de Madnapalle. Esta fue mi primera escuela cuando era muy niño, puesto que nací en Madnapalle. Siendo mi padre un funcionario gubernamental, lo transferían continuamente de un lugar a otro, de modo que nuestra educación se interrumpía muchísimo.

Después de la muerte de mi madre las cosas empeoraron, porque realmente no había nadie que nos cuidara. En relación con su muerte, puedo mencionar que la veía frecuentemente después de que murió; recuerdo haber seguido una vez la forma de mi madre subiendo las escaleras. Extendí la mano y me pareció que tocaba su vestido, pero ella se desvaneció tan pronto llegamos al último escalón. Hasta hace poco tiempo, acostumbraba oír a mi madre siguiéndome cuando iba a la escuela. Esto lo recuerdo particularmente, porque oía el sonido de los brazaletes que las mujeres indias llevan en las muñecas. Al principio miraba hacia atrás medio asustado, y veía la forma vaga de su vestido y parte de su rostro. Esto ocurría casi siempre cuando yo salía de la casa.


(1) Mary Lutyens, Los Años del Despertar; también B. Shiva Rao, El Nacimiento y los Primeros Años, manuscrito sobre la infancia de Krishna, Archivos de la Sociedad Teosófica, Adyar, Madrás.
(2) Sarvapalli Radakrishnan, “Los Principales Upanishads”, El Chandoga Upanishads.
(3) Relato de Naraniah sobre la niñez de Krishna, tomado por Mrs, Katherine Taylor, una teósofa inglesa que vivía en Adyar. La declaración está firmada por Naraniah, y como testigos, Von Mannen y Mrs, George Gagorin, Archivos de la Sociedad Teosófica, Adyar, Madrás.
(4) Ibíd.
(5) Ella le habló de sus sentimientos por una vecina, quien más tarde seria la abuela de Radha Burnier, Burnier, que pertenece a una prominente familia de teósofos, fue una del grupo más intimo de Krishnaji en la India, En 1986, era presidenta de la Sociedad Teosófica.
(6) J, Krishnamurti, Autobiografía. K comenzó a escribir su autobiografía en 1915, mientras se encontraba en Varengeville, Normandía. Anotó sus reminiscencias hasta 1911. (Adyar, Madrás, Archivos de la Soc, Teosófica).


Biografía de J. Krishnamurti. Pupul Jayakar.
Editorial Kier.

domingo, 25 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti y la Risa.

Año 1924.

Se dieron instrucciones a través de K el 4 de septiembre, en el sentido de que su habitación, debía ser cerrada a las 3 p.m., de que nadie debía tocarla después de esa hora, y que todas las cosas y las personas deberían estar excepcionalmente limpias, tampoco debería él comer antes de la prueba. A las 6 p.m. tomaría su baño, se vestiría con su traje hindú y entraría a la “cámara de las torturas” como la llamaba Lady Emily. Sólo a Nitya le era permitido entrar con él. Lady Emily, Helen y Rajagopal, habiendo cenado temprano, acostumbraban pasar la hora durante la cual el proceso se desarrollaba, sentados afuera en la escalera junto a la puerta. Después de la prueba todos se sentaban con él en su habitación mientras tomaba la cena.

En la tarde del 24, Lady Emily anotó que K tuvo el presentimiento de que esa sería “una noche excitante”, y, efectivamente, vino el Señor Maitreya, permaneció con K por un largo tiempo y dejó un mensaje para todo el grupo. Este mensaje les fue leído en voz alta; por Nitya, a la mañana siguiente:

Aprendan a servirme, pues sólo a lo largo de es sendero Me encontrarán.
Olvídense de sí mismos, porque sólo entonces se me ha de encontrar.
No busquen a los Grandes Seres cuando ellos pueden estar muy cerca de ustedes.
Son como el ciego que busca la luz del sol.
Son como el hambriento a quien se ofrece comida y no quiere comer.
La felicidad que buscan no está lejos; está en cada piedra común.
Yo estoy allí si sólo quieren verme.
Yo soy El que ayuda si quieren permitirme que les ayude.

Estas podrían haber sido las propias palabras de K; estaban mucho más en la vena de los poemas que pronto escribiría. O, desde luego, podría argüirse que era el Señor Maitreya quien iba a inspirar los poemas de K. De cualquier manera, este mensaje era de un estilo muy diferente al de otros que se habían recibido.

El proceso terminó después del 24 de septiembre, y durante las tres últimas tardes de su estancia en Pergine, K comió con el resto del grupo en el hotel.

Se relajaba por completo, cantaba canciones cómicas, decía chistes más bien vulgares, de los que se reía explosivamente. Lady Emily estaba profundamente sacudida ante semejante sacrilegio después de las tardes maravillosas en la torre; los súbitos cambios de K, de lo sublime a lo ridículo, siempre la desconcertaban. Sin embargo, para los más humildes miembros del grupo, que no habían tenido el privilegio de estar en la torre cuadrada, fue un regocijo tener a K y a Nitya con ellos durante esas tardes, jugando al bufón y divirtiéndose en grande.


KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
1 9 7 9

Jiddu Krishnamurti y los Automóviles.

Krishnamurti se encontraba en Ojai cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa. Por casi ocho años vivió en Ojai en un relativo aislamiento. La guerra restringió sus movimientos, y ya no fue posible que siguiera viajando. Había sido citado por la Junta de Reclutamiento de los Estados Unidos, y tuyo que dar explicaciones detalladas de por qué no podía combatir y unirse al ejército. La Junta sugirió que regresara a la India. El estuvo de acuerdo y pidió que lo enviaran de regreso, pero no había transportes. De modo que le dejaron quedarse, pero se le prohibió ofrecer pláticas y tenía que presentarse regularmente a la policía.

Al cabo de un tiempo, Krishnamurti habría de referirse a estos años olvidados en Ojai. Él apreciaba sus paseos en el silencio de las montañas que rodean el Valle de Ojai. Caminaba “enormemente” por millas inacabables, pasando días enteros en la soledad, olvidado de la comida, escuchando y observando, sondeando el mundo interior y el que le rodeaba. Narró episodios de encuentros con osos salvajes y serpientes de cascabel que él enfrentaba sin movimiento alguno del cuerpo y de la mente. La bestia salvaje solía detenerse, con sus cautelosos y vigilantes ojos enfrentándose por varios minutos a los quietos ojos de K; el animal, percibiendo una total ausencia de temor, daba la vuelta y se alejaba.

La mente observadora de Krishnamurti, libre de cualquier tendencia o presión interna, florecía; y con ello una elemental percepción, una conciencia mente-cuerpo a través de la cual el suelo, las rocas, los árboles, las tiernas hojas, los insectos, los reptiles, los pájaros, los animales comunicaban la historia de la tierra y el misterio de un insondable abismo de tiempo. Él dijo:

“Cuando paseo no pienso, no hay pensamiento. Sólo observo... Considero que mis paseos solitarios tienen que haber servido para algo”.

Krishnamurti se recordaba cuidando el jardín en Arya Vihar, cultivando rosas y vegetales, ordeñando vacas, lavando platos. Su intenso interés en las cosas mecánicas, que él había desarrollado desde la niñez, habría de continuar; disfrutaba desarmando relojes y motores de automóviles para entender su funcionamiento, y armándolos después nuevamente. Algunos de sus amigos le habían obsequiado un automóvil. La gasolina era escasa, pero toda vez que podía, Krishnamurti gozaba manejando a una velocidad tremenda por los caminos del valle llenos de curvas.

Informaciones de la guerra y de la devastación ocasionada por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, lo llenaron de un horror inexpresable, pero despertaron intensas percepciones sobre la naturaleza de la violencia y el mal.

Esto se hizo especialmente vívido para él un día en que llegó hasta las proximidades de Santa Bárbara. Se le acercó una mujer ofreciéndole recuerdos del Japón. Krishnamurti rehusó, pero ella insistió mostrándole lo que llevaba en su caja la abrió poniendo al descubierto una oreja y una nariz humana disecadas­.

Miss Muriel Payne, que afirmaba haber cuidado a Krishnamurti en Ojai cuando estuvo muy enfermo, me contó que la respuesta de él a la devastación y crueldad de la guerra, había sido traumática. Preguntaba repetidamente: “¿Para qué sirve lo que hablo?” Y buscaba refugio en la soledad de las montañas, con los árboles y los animales. Pasó varias semanas sólo, en una choza en Wrightwood, en las montañas de San Gabriel cerca de Los Angeles, y en Sequoia, más al norte. Se había dejado crecer la barba.

Krishnaji rememoraba la rutina de su vida en la escasamente amueblada cabaña en medio del bosque. Solía despertarse temprano en la mañana, daba un largo paseo, se preparaba el desayuno, lavaba los platos y aseaba la casa, y por una hora todos los días meditaba escuchando la Novena Sinfonía de Beethoven (la única grabación que pudo conseguir). No había libros. Por las tardes cantaba himnos en sánscrito que recordaba de su temprana infancia. El favorito era uno dedicado a Daksinamunti-Shiva como el gurú supremo. El sonido del sánscrito surgía desde las profundidades de su vientre; era un sonido virgen que llenaba los bosques y que escuchaban los pinos y las antiguas secoyas, el zorrillo, el oso y la serpiente de cascabel. Una araña compartía la choza con él. Todas las mañanas Krishnamurti deshacía la telaraña, en la que estaban atrapadas moscas y otros insectos. Recogiendo cuidadosamente a la araña la colocaba fuera de la choza, pero cada mañana aquella había regresado y estaba otra vez hilando su tela(4). Un verso de los Upanishads, aprendido en la niñez, puede haber acudido a su mente: “Como una araña emerge desde sus propios hilos/ así también desde este ser toda vida alienta/ y todos los mundos, todos los dioses y todas las criaturas contingentes/ surgen y se expanden en todas las direcciones”.

Por días continuó el ritual entre la araña y Krishnamurti, una comunicación sin palabras; entonces un día Krishnamurti le dijo a la araña: “Paz, compartamos la choza”.

(4) De mis diarios.


Biografía de J. Krishnamurti. Pupul Jayakar. Editorial Kier.



Jiddu Krishnamurti y el Canto.

Año 1924.

Se dieron instrucciones a través de K el 4 de septiembre, en el sentido de que su habitación, debía ser cerrada a las 3 p.m., de que nadie debía tocarla después de esa hora, y que todas las cosas y las personas deberían estar excepcionalmente limpias, tampoco debería él comer antes de la prueba. A las 6 p.m. tomaría su baño, se vestiría con su traje hindú y entraría a la “cámara de las torturas” como la llamaba Lady Emily. Sólo a Nitya le era permitido entrar con él. Lady Emily, Helen y Rajagopal, habiendo cenado temprano, acostumbraban pasar la hora durante la cual el proceso se desarrollaba, sentados afuera en la escalera junto a la puerta. Después de la prueba todos se sentaban con él en su habitación mientras tomaba la cena.

En la tarde del 24, Lady Emily anotó que K tuvo el presentimiento de que esa sería “una noche excitante”, y, efectivamente, vino el Señor Maitreya, permaneció con K por un largo tiempo y dejó un mensaje para todo el grupo. Este mensaje les fue leído en voz alta; por Nitya, a la mañana siguiente:

Aprendan a servirme, pues sólo a lo largo de es sendero Me encontrarán.
Olvídense de sí mismos, porque sólo entonces se me ha de encontrar.
No busquen a los Grandes Seres cuando ellos pueden estar muy cerca de ustedes.
Son como el ciego que busca la luz del sol.
Son como el hambriento a quien se ofrece comida y no quiere comer.
La felicidad que buscan no está lejos; está en cada piedra común.
Yo estoy allí si sólo quieren verme.
Yo soy El que ayuda si quieren permitirme que les ayude.

Estas podrían haber sido las propias palabras de K; estaban mucho más en la vena de los poemas que pronto escribiría. O, desde luego, podría argüirse que era el Señor Maitreya quien iba a inspirar los poemas de K. De cualquier manera, este mensaje era de un estilo muy diferente al de otros que se habían recibido.

El proceso terminó después del 24 de septiembre, y durante las tres últimas tardes de su estancia en Pergine, K comió con el resto del grupo en el hotel.

Se relajaba por completo, cantaba canciones cómicas, decía chistes más bien vulgares, de los que se reía explosivamente. Lady Emily estaba profundamente sacudida ante semejante sacrilegio después de las tardes maravillosas en la torre; los súbitos cambios de K, de lo sublime a lo ridículo, siempre la desconcertaban. Sin embargo, para los más humildes miembros del grupo, que no habían tenido el privilegio de estar en la torre cuadrada, fue un regocijo tener a K y a Nitya con ellos durante esas tardes, jugando al bufón y divirtiéndose en grande.


KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
1 9 7 9

jueves, 15 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti en Latinoamérica.

KRISHNAMURTI EN LATINOAMÉRICA

En esta sección incluiremos las crónicas e informaciones de los diarios que registraron el viaje de Krishnamurti por varias naciones de América Latina en 1935 y que tuvo amplia repercusión en los periódicos de Argentina, Brasil y Uruguay y que creemos tiene un gran valor histórico.

A partir de los comienzos del año l935, se confirma la intención de Krishnamurti de hablar en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay,

En Argentina, el diario “El Pueblo”, publicaba el 22 de Marzo de l935 un artículo a tres columnas, donde entre otros conceptos decía . “ Y Krishna vendrá. Y en nuestros oídos se derramará el asombro de frases solo inspiradas en el perfeccionamiento y en la elevación del espiritú.”.En Brasil el diario “Gazeta de Noticias” publicaba el 10 de Febrero de 1935 un reportaje a Alexo Alves de Souza y a Gilda Moreira, de la Comisión Organizadora del viaje. El 4 de Abril de ese año, el Buenos Aires Herald publicaba una amplia nota sobre K, anunciando su visita y el 13 de Abril lo mismo hacía La Prensa.

Krishnamurti inició su gira Sudaméricana en Brasil, país al que llegó el 28 de Abril de 1935. Ya el 18 de abril los diarios de San Pablo y Río de Janeiro publican informaciones sobre la futura actividad de Krishnamurti en Brasil

El 26 de Abril el diario O´ Globo de Río de Janeiro, publica un amplio artículo con fotos de K y Annie Besant y el 28 de Abril hay una artículo similar en el Diario de Noticias de Porto Alegre.

El 28 de Abril de 1935, La Nación de Buenos Aires y el 30 de Abril , el Diario El Plata de Montevideo, Uruguay anunciaba la llegada de K a Brasil.

El 2 de Mayo, el Jornal do Brasil, publica un artículo que cubre tres columnas del Diario en el que se critica lo dicho por K y se molesta porque se haya llenado el estadio de footbal de Fulmínense.

El 4 de Mayo, La Capital de Rosario, Argentina publica una síntesis de la conferencia dada en Río de Janeiro y el Buenos Aires Herald publica una síntesis biográfica de Krishnamurti.

El 10 de Mayo la Revista El Hogar de Buenos Aires publica un extenso artículo de Adolfo Guerra, escritor y poeta llamándolo “admirado filósofo hindú. y el diario El Día de la Plata, de la Provincia de Buenos, Aires, publica una artículo de Antonio Bernardez, donde profundiza en su mensaje.

El 11 de Mayo, el diario Gazeta de Noticias de Río de Janeiro, comenta la segunda conferencia dada por Krishnamurti en los salones del Instituto Nacional de Música. Transcribimos el inicio de este artículo :

”Cuando apareció la concurrencia hizo un silencioso religioso. Con su atrayente rostro rostro moreno, vasta cabellera negr y, ojos penetrantes, el filosofo ejerce una profunda fascinación sobre el pùblico.”

El 12 de Mayo el diario El Mundo de Buenos Aires, publicó un extenso artículo de Arturo Montesano Delchi , titulado “La misión de Krishnamurti”

El 15 de Mayo el diario La Capital, de Rosario, Argentina, dice que Krishnamurti vendrá a Rosario, dará dos conferencias el 27 y 28 de Junio en el teatro La Opera y anuncia la creación de una Comisión Organizadora de la visita, cuyos directores eran : Presidente, Felisa Gertrudis Boix de Romano; Vice ; Dra.Susana S. De Lapacé; y Secretario : Enrique O. Gossweilver

El 19 de Mayo el Diario Uruguay, de Montevideo dedica una página a Krishnamurti comentando párrafos de sus libros.

Conferencias en Montevideo, Uruguay

Krishnamurti dio su primera confererncia en Montevideo el 24 de junio de 1935

El diario Crítica, de Buenos Aires del 25 de Junio de l935, publicó una síntesis de esta confererncia:

“Ante numeroso y calificado público y en medio de una extraordinaria expectativa, Krishnamurti pronunció anoche su primera conferencia en el teatro El Sodre, de Montevideo. Krishnamurti había despertado inusitado interés en todos los ambientes culturales de la capital uruguaya .Su palabra espontánea y clara en intima armonía con la naturaleza, produjo verdadera sensación. Apareció en el escenario rodeado por los miembros de la Comisión de homenaje y sus amigos Byrau Casselberry, Rajagopal y su representante en Montevideo, señor Alvaro Araujo”

El 31 de mayo de l935, la popular revista El Hogar de Buenos Aires, publica fotos y una caricatura de Krishnamurti efectuada por Toño Salazar, máximo caricaturista de la epoca, rodeada de frases elogiosas.

Por el contrario Los Principios, periódico de Córdoba Argentina, publica un artículo de una página con duros ataques a toda la jerarquia de la Sociedad Teosófica y muy satírico respecto a K.

El 1 de Junio se produce en los periódicos de Argentina una verdadera explosión de información a favor y en contra de la visita de Krishnamurti. En el diario La Mañana se publica un artículo de una página donde la escritora alemana Ada Scmidt Bell, comenta varios aspectos de la enseñanza. El Buenos Aires Herald informa acerca de las fechas de conferencias que K dará en Buenos Aires, y anuncia la realización de un festival con la participación de la compañía teatral que encabeza el prestigioso actror Narciso Ibáñez Menta, para recaudar fondos destinados a la Comisión Organizadora de la visita. Al mismo tiempo, el diario Crisol de orientación nazi-facista publica un articulo de una pagina donde el calificativo más suave para Krishnamurti es “Anticristo judeo- mason” Luego dice: “ Tal es el veneno anticristiano que sutilmente nos traen masones y protestantes con el aplauso de los periódicos Claridad, Crítica, La Razón y la Revista El Hogar”.

El 2 de junio de 1935, el diario La Razón dedica toda su 2da.sección a Krishnamurti, con fotos de él y Annie Besant y Noticias Gráficas publica una artículo de una pagina de la escritora Victoria Gucovsky elogiando la personalidad de K.

El diario Uruguay de Montevideo, publica una extracto de una confererncia de K y un artículo que dice que el Gobierno de Uruguay recibirá a Krishnamurti como huésped de honor.

El 4 de Junio el diario Córdoba, , publica fotos y un extenso artículo sobre la visita de Krishnamurti a la Ciudad de Córdoba, y datos de la Comisión Organizadora del viaje.

A partir de allí no pasa un solo día sin que los diarios de Argentina y Uruguay publiquen informaciones, fotos y entrevistas con Krishnamurti.

El 13 de junio la prestigiosa revista del Uruguay “Mundo Uruguayo”, dedica gran parte de su número 842, con fotos y dibujos de Krishnamurti.

El 14 de junio de 1935 el diario La Nación publica a cuatro columnas un artículo del escritor Domingo Bianchini titulado “Krishnamurti y su credo de la verdad”.

El 16 de Junio, el diario El Pueblo de Montevideo, publica un curioso artículo titulado “Krishnamurti nada tiene que ver con el comunismo” El artículo comenta que aun cuando K haya abordado en su último libro el problema social, solo la opinión intere- sada puede ver en Krishnamurti, tendiente siempre a despertar “la conciencia subliminal que late en todo hombre, a un adicto al comunismo”. Agrega el diario, “Deben evitarse los juicios aventurados cuando se desconocen las raíces profundas del pensamiento del eminente filosofo que ha sabido despertar en Europa, Norte América y Brasil la admiración y el respeto de altas autoridades científicas y literarias.”

El 20 de Junio , el periódico El Diario de Buenos Aires, publica un extenso artículo con declaraciones de Krishnamurti y la fotocopia de un mensaje firmado por él donde escribe en ingles:” Dirijo mis miradas hacia mi ida a Argentina”.

El 18 de junio, el diario Critica de Buenos Aires, dedica toda su primera pagina a Krishnamurti con un gran foto de Annie Bersant y dice “ No es un místico, no enseña ningún sistema religioso, ni político ni filosófico. Es el verdadero individualista que ha hallado la manera de poner en palabras claras la concepción de la libertad humana.”

El 24 de Junio, Crítica con un título gigante dice “KRISHNAMURTI PRONUNCIO SU PRIMERA CONFERENCIA ANOCHE EN MONTEVIDEO” y luego agrega “Es el pensador más escuchado en el Universo”.

Un día anterior, el 23 de Junio se produce la primera reacción de el sector ultra de la Iglesia Católica Argentina contra Krishnamurti. El diario El Pueblo de Montevideo reproduce palabras de Monseñor Gustavo Franceschi en una conferencia dada en la Liga de Damas Católicas de Buenos Aires, donde presentó a Krishnamurti como el “eje político de largo alcance internacional de las asociaciones secretas, la masonería y el comunismo”. Termino su charla diciendo “Doy la primera voz de alerta”

El 26 de Junio continua el embate periodístico y el diario La Fronda que dice refiriendo-se a la próxima llegada de K :” Conviene advertir además, que su doctrina está fundamentalmente reñida con el cristianismo católico. Uno de los principio de Krishna-murti consiste en considerar al hombre en estado de absoluta y pura libertad. Por eso es contrario a todas las religiones de las que dice “obligan al hombre a actuar, pensar y vivir amoldado a ellas”. Estamos pues , en presencia de un revolucionario pasivo, pero un subversivo al fin y al cabo.”

El mismo día el diario La Libertad, de la Provincia de Mendoza, publica un extenso artículo comparando a K con R. Tagore e informando que visitará la ciudad de Mendoza, invitado por el Círculo de Periodistas

El 27 de Junio de l935, el diario El Pueblo de Montevideo publica una artículo titulado “Exégesis espiritual de Krishnamurti” y a continuación una crónica de la segunda conferencia dada en el Estudio Auditorio firmada por Mario Radaelli. Transcribimos algunos párrafos :” Ayer dio su segunda conferencia en Montevideo.Como la vez anterior el teatro estaba lleno y millares de personas sin entrada quedaron fuera. Hoy lo comentan en todas partes. Lo comentan, no lo discuten.” Luego agrega “Y llegó Krishnamurti y pulverizó nuestros refugios sin miramientos. Los más arcaicos, respetados, generalizados consuelos, el los aventa con solo examinarlos, pone al descubieto su real naturaleza. Todo nuestro arreglo de la vida, de las ideas de las creencias, las columnas básicas de nuestra civilización, él las abate y desmenuza.Todo lo que creíamos ya construido para siempre, se viene debajo de un golpe.”

El 28 de Junio, el diario de la Confederación General del Trabajo de Uruguay publica un artículo de una página entera, con fotos de K, que concluye con esto “ Los trabajadores tienen en Krishnamurti un gran amigo, tan desconocido como desintere- sado. Para que esa amistad y armonía se mantenga los obreros nada tienen que recti-ficar en sus ideas ni en su procedimientos, sino ser fieles a sí mismos.”

Krishnamurti en Argentina

El 8 y 9 de Julio los diarios de Argentina anuncian profusamente la llegada de Krishnamurti a Buenos Aires. El periódico La Razón dice “En el American Legión llegará mañana Jeddu Krishnamurti. Lo recibirán en la Dársena Norte prestigiosos artistas e intelectuales. El diario The Standard, anuncia la fecha de sus conferencias en el Teatro Coliseo. El diario La Capital, de Rosario publica la información de las conferencias que dará en esa ciudad e informa de los teléfonosde la Comisión Organizadora para reservar las entradas. El diario El Mundo publica el horario y fecha de las conferencias. El diario La Prensa informa sobre la creación en Mendoza de la Comisión Organizadora del viaje de Krishnamurti a esa provincia adonde llegará los primeros días de agosto.

Y el diario Crítica publica un artículo de una página anunciando la primera conferencia que será el día 12.- El 11 de Julio el Diario El Mundo de Buenos Aires, publica una página completa, con una síntesis de sus libros y conferencias. Lo mismo hacen los diarios Ultima Hora y Buenos Aires Herald. El diario Critica en su edición de la tarde, publica dos páginas completas con fotos de K diciendo” Un numeroso y calificado público recibió esta mañana a las 11 hs horas al ilustre pensador y poeta J. Krishnamurti. La llegada del vapor American Legión estaba anunciada para las 7 horas, pero debido a una inesperada bajante del río, entro recién a las l1 hs. Lo recibieron los delegados de asociaciones culturales y artísticas como La Peña, la Asociación Sinfónica Femenina, Pacha Camac, Biblioteca Esanaola, Yaraví, Asociación Musical de Buenos Aires, Círculo de Bellas Artes, Asociación Literaria Kuntur, Universidad de Boedo, etc.. Llegó acompañado por D. Rajagopal y B.W.Casselberry.”

La primera conferencia en Buenos Aires

El dia 13 de julio, todos los diarios de Buenos Aires, publican amplias informaciones sobre la primera conferencia. El diario Democracia dice .” Ni en los más grandes meetings políticos se ha visto tan repleta la enorme sala del Teatro Coliseo. Era un espectáculo nunca visto. Afuera un cordón de policías protegía la entrada de la multitud que no había logrado entrar.” El diario Argentina de La Plata dice: “Treinta hombres de la infantería, patrulleros, fuerzas de la Policía Montada y la compañía de gases lacrimógenos fue movilizada por la conferencia de Krishnamurti. Habló en inglés y la traducción estuvo a cargo del doctor Orzabal Quintana.

El diario socialista La Vanguardia publica un artículo donde se crítica duramente a el organo oficial de la Curia por sus ataques a Krishnamurti.

El día 14 el diario El Pueblo publica el texto de una nota enviada al Ministro del Interior de la Argentina, Dr. Melo, por la “Comisión Popular Argentina contra el comunismo” en la que pide se expulse del país a Krishnamurti, a raíz de lo expresado en su primera conferencia. El mismo día el diario La Palabra de la Provincia de Córdoba publica un elogioso artículo comentando lo dicho en la primera conferencia efectuada en el Teatro Coliseo.

Del libro “Cuentos para regalar” de Enrique Mariscal (pag.113)

Llegó a Buenos Aires el 12 de Julio de 1935, en el vapor American Legión. Tenía 40 años.

La Junta Central de la Acción Católica Argentina dirigió una nota al director General de Correos y Telégrafos solicitándole que se le impidiese hablar por las estaciones radiodifusoras. Su mensaje era considerado disolvente, peligroso para las sanas costumbres nacionales.

En el cine Broadway, el sello Paramount estrenaba “El día que me quieras” film realizado por dos dioses :Carlos Gardel, espléndido, resucitado en la imagen, y Rosita Moreno, con la magia del eterno femenino.

En otra sala céntrica, Boris Karlof, tenebroso y eléctrico dios de película, intentaba enamorar a “La novia de Frankenstein”, preanunciando la era de los trasplantes que vislumbró Mary Shelley, creadora del monstruo.

El diario más importante del país, La Prensa no dio mayor información sobre el contenido de sus charlas : cuatro en Buenos Aires, una en la Universidad de la Plata, donde fue presentado por el socialista Alfredo Palacios, dos en Rosario y dos en Mendoza.

La prestigiosa revista Cursos y Conferencias en cambio, documentó el desarrollo de todas las disertaciones.

Algunos periodistas lo visitaron en su alojamiento temporario en San Isidro. Se presentó con abrigo azul y pantalones grises, elegante y cordial como siempre.

-“¿ Que desean saber?”

.- Sus impresiones sobre su primera conferencia

.-“¿Impresiones? Yo no tengo ninguna. Son ustedes los que deben contármelas...¿Qué pensaron?”

Mientras su mano delgada, fina nerviosa oprimía afectuosamente el brazo del periodista, agregó: “Supongamos que estoy prisionero en una cárcel que yo mismo me he creado; pero alguien llega y me liberta... luego me hace a su vez su prisionero en el calabozo que él se ha autofabricado...¿Les parece esto justo?”

“Pues bien, los hombres son prisioneros de sistemas religiosos, estatales, políticos o filosóficos... Yo liberto; pero no le pido a nadie que me siga ni que adopte una forma determinada de vida porque eso sería ponerlos nuevamente en prisión... Soy un libertador y no un carcelero”

No vengo a discutir ninguna teoría. No voy a ofrecer ningún sistema nuevo, ningún modelo. Si sois capaces de discernir, vuestra propia inteligencia os guiará.”

“Lo que necesitamos no son iglesias, no son gobiernos, no son nacionalidades, sino hombres, seres humanos, nada más”.

Su primera conferencia fue el 12 de Julio en el teatro Coliseo. Tuvo que intervenir la policía para organizar el acceso a la sala. Tanta era la concurrencia y el control y el descontrol.”

Seguiremos incorporando las crónicas de la época que registran las alternativas del extenso viaje de Krishnamurti.
 

http://www.fkhispanoamericana.org/kenlatinoamerica.htm

martes, 13 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti y el Buda.

PREFACIO

Se me instó a que escribiera un prefacio de las siguientes páginas. Francamente no lo necesitaban, aunque tal vez convenga explicar el motivo de su publicación. Son conversaciones sostenidas con algunos de mis amigos en el castillo de Eerde, en Ommen (Holanda).

El castillo es de estilo arquitectónico usado en las primeras edificaciones de principios del siglo XVIII y se le considera como uno de los más hermosos ejemplares de aquel período. Seguramente es uno de los más bellos lugares que conozco. Todo lo del castillo pertenece a dicho período y está en perfecta condición. Hay admirables tapices Gobelinos que dan un ambiente de antigua dignidad y belleza.

Corpulentos árboles dos o tres veces centenarios, rodean el castillo; sus potentes copas desaparecen en las nubes, y se escuchan allí extraños murmullos.

El lugar está henchido de encanto y dicha, y mis conversaciones versaron naturalmente sobre este eterno tema.

J. KRISHNAMURTI

Nota

Puedo añadir a lo precedente que las descritas condiciones eran posiblemente las más favorables para que se manifestara la influencia del Instructor del Mundo. Krishnaji estaba rodeado de un pequeño grupo de fervorosos estudiantes, creyentes en su inspiración y que gozosamente acogían la presencia del Señor. Los lectores reconocerán la profunda sabiduría, la sorprendente originalidad y la exquisita dicción de este admirable libro. Los prudentes lo estimarán; los que no lo sean harán lo que les parezca.

ANNIE BESANT

I

LA VOZ DE LA INTUICIÓN

Deseo, en cuanto se me alcance, exponeros ciertas ideas que debéis estudiar y que os darían un definido e inteligible concepto de la verdadera vida espiritual. Me parece que todos vosotros entendéis que para crear, como habéis de crear si queréis vivir, se necesita lucha y descontento; y para convertirlos en fruición, debéis cultivar vuestro propio punto de vista, vuestras propias tendencias, vuestras propias capacidades, y por esto deseo despertar en cada uno de vosotros, aquella Voz, aquel Tirano, el único guía capaz de ayudaros a crear. La mayor parte de vosotros prefiere, por ser más fácil camino, copiar. A la mayoría de vosotros, les gusta imitar. Para muchos de vosotros es mucho más cómodo no cultivar vuestras propias tendencias, vuestras propias cualidades, vuestra propia naturaleza, sino más bien imitar ciegamente. Y creo que convendréis conmigo en que esto es fatal para el desenvolvimiento de la Voz. La más noble guía de cada uno de vosotros es esta Voz, este Tirano, esta Intuición; y cultivándola, ennobleciéndola y perfeccionándola llegaremos a la meta; nuestra propia meta.

Cultivando esta voz hasta que llegue a ser el único Tirano, la única Voz a que obedezcamos, debemos descubrir nuestra meta y trabajar incesantemente para alcanzarla. Ahora bien, ¿qué meta es esta? Para mí, consiste en conocer la Verdad final. Anhelo llegar a un estado en que por mí mismo conozca lo que he conseguido, que yo soy la personificación de dicha Verdad. Y al lograr esta Verdad, logro al propio tiempo mi anhelo: la paz, la perfecta tranquilidad de mente y emociones. Tal es la meta para mí. Ante todo lo esencial es fortalecer en cada uno de vosotros esta Voz que se asevera por sí misma de cuando en cuando. Y cultivar y ennoblecer la Intuición; debemos aprender a pensar y obrar por nosotros mismos. El cultivo de esta Voz de la intuición requiere una conducta acorde con sus dictados.

La imitación nada tiene que ver con la belleza. El Arte no consiste en copiar la Naturaleza tal como es, sino en la dignidad del símbolo que la representa. Así, cada uno de nosotros ha de ser un artista; un artista que cree por sí mismo porque le ha conmovido un vislumbre de la Visión. Observaréis que los verdaderos e insignes artistas, los genuinos y eximios instructores no tienen el sentimiento de la exclusividad, sino que encarnan todas las cosas, son parte de todas las cosas. Debemos tener varios aspectos a fin de producir lo perfecto. Un jardín lleno de rosas, podrá haber en él las más perfectas rosas de toda variedad y color, pero si todo son rosas, carecerá de belleza el jardín.

Todos propendemos a ser como los demás. Deseamos acomodarnos a determinado tipo y adaptarnos a moldes que no son de nuestra hechura. Esto es fatal para el desenvolvimiento de la perfecta intuición. Sin embargo, no debemos olvidar que todos nos encontraremos en el Reino de la Felicidad.

Por nuestro nacionalismo o nuestra modalidad de culto religioso propendemos a pensar que somos diferentes de otras personas; tratamos al mundo como si estuviese independiente de nosotros y llegamos a ser exclusivos en nuestras perspectivas. Destruiremos en vez de crear si tenemos tan limitada visión y tan restringidas ideas. Yo deseo, en cuanto se me alcance, despertar en cada uno de vosotros esta Voz, que os guiara por el camino que queráis seguir, que es vuestra propia vida, el sendero por vosotros mismos trazado. Y mientras obedezcáis a esta Voz, a esta Intuición, no podréis errar; pero erraréis si tratáis de obedecer y seguir las órdenes, las ideas, las visiones de los demás.

Yo puedo exponeros mi ideal de Verdad, de perfecta paz y amorosa ternura, pero debéis esforzaros en alcanzarlo por vosotros mismos. Yo puedo exponer los principios de Verdad, pero vosotros, por medio de vuestra propia Voz y obedientes a esta Voz, debéis desenvolver vuestra propia Intuición, vuestras propias ideas, y así alcanzaréis la meta donde todos nos hemos de encontrar.

Esto es para mí lo más importante de la vida. Yo no quiero obedecer a nadie, sea quien sea, mientras no esté yo convencido de que tiene razón. No quiero ocultarme tras la pantalla que vela la Verdad. No quiero tener creencias a las cuales no pueda responder ni darles mi alma, mi corazón y todo mi ser. En vez de ser vulgares y mediocres, debéis escuchar esta Voz, cultivar esta Intuición, y descubrir así nuevas sendas de vida, en vez de ir a la aventura por ajenos senderos.

Según ya dije, para realizar este ideal debéis desenvolver vuestra Intuición, esencial es la perfecta armonía de emociones y de mente para que se manifieste la Intuición, la Voz de vuestro verdadero ser.

La Intuición es el susurro del alma. Es Intuición la palabra guiadora de vuestra vida. Cuanto más armonicemos por el perfeccionamiento y la purificación nuestras intensas emociones y agudos pensamientos, más aptos seremos para oír esta Voz, la Intuición, que es común a todos, la Intuición, que pertenece colectivamente a la humanidad y no a un particular individuo. Debéis tener vivos sentimientos de amor, de intensa dicha o de sincera bondad. Quien carece de emociones no sirve para nada, mientras que quien intensas las tiene, aunque de siniestra índole, puede siempre tratar de refinarlas y perfeccionarlas. La persona insensible e indiferente no puede crear, destruir ni edificar. Observaréis que un gran destructor nunca es persona mezquina sino que algo admirable hay en él. Tampoco es mediocre ni endeble un gran amador. Cuantos más sentimientos y emociones tengáis, tanto mejor; pero al propio tiempo habéis de aprender a dominarlas, porque las emociones son como las malas hierbas, que si no las escardáis infectarán el jardín. Si tenéis débiles emociones, pero las vais alimentando día tras día, acabarán por crecer y vigorizarse. La idea de que no debemos tener sentimientos ni emociones es absurda y contraria a la espiritualidad. Cuanto más fervorosos sean vuestros sentimientos, mejor; pero habréis de dominarlos so pena de sufrimiento. Si no los domináis os apartaréis de vuestra Intuición y os extraviaréis por vericuetos en vez de seguir el camino recto hacia vuestro ideal.

Tened formidables sentimientos y disfrutad de ellos. No seáis negativos, sino intrépidamente emprendedores. Digo esto con tanta vehemencia, porque todos tenemos propensión a ser de un mismo tipo, a pensar de una misma manera, a congregarnos en torno a la misma persona, y tememos no poder adelantar si no pertenecemos a tal o cual actividad. Pero, ¿qué es el adelanto? Es vuestra propia felicidad. El adelanto es tan solo una palabra. Yo preferiría ser feliz a cuantas mezquinas satisfacciones pueda el mundo dar. ¿Qué importa la religión a que pertenezcáis ni la fama de que gocéis mientras os sintáis verdaderamente felices y podáis mantener absolutamente claro y distinto vuestro ideal?

Imaginaos por un momento al señor Buda y Sus discípulos. Fueron las grandes excepciones de su época. Todos tenían un solo Maestro, una sola meta un solo ideal: Él. Y sin embargo, cada uno de ellos tenía la chispa del genio. No eran mediocres porque seguían a Quien era la excepción, la flor de la humanidad, y todos deben llegar a ser un tal ejemplo.



J. Krishnamurti
EL REINO DE LA FELICIDAD. (Extracto)
Editorial Sirio, s.a. - málaga
Libro publicado con subvención de la Junta de Andalucía.
Nuestro agradecimiento a D. Roberto Pla Sales, quien generosamente facilitó un ejemplar de El Reino de la Felicidad para que sirviera de base a la presente edición.
Los editores.

 

lunes, 12 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Sitios Web.

Escuelas Krishnamurti

Estados Unidos - Oak Grove School(TM)
220 W. Lomita Ave., Ojai, California 93024-1560 USA
Tel: (805) 646-8236 Fax: (805) 646-6509
e-mail: office@oakgroveschool.com
Admissions: enroll@oakgroveschool.com
Web: www.oakgroveschool.com

Inglaterra - Brockwood Park School
Bramdean, Hampshire, SO24 OLQ, England
Tel: 011-44 (0)1962 771744 Fax: 011-44 (0)1962 771875
e-mail: info@brockwood.org.uk
Web: www.brockwood.org.uk

India - Uttarkashi Education Center
Devidhar Dunda 249 151, Uttar Pradesh, India
Tel: 011 91 13712 5417 Fax: 011 91 13712 5406

India - Rishi Valley Education Center (KFI)
Rishi Valley - 517 352, Chittoor District, Andhra Pradesh, India
Tel: 011 91 8571 62037 Fax: 011 91 8571 68622
Web: www.rishivalley.org

India -Rajghat Education Center Rajghat Fort
Varanasi - 221 001, Uttar Pradesh
Tel: 91-542-2430336/2432536
Email: kcentrevns@satyam.net.in
Web: www.j-krishnamurti.org

India - The School (KFI) "Damodar Gardens"
Besant Avenue, Chennai - 600 020 India
Tel: 011 91 44 491 5845
Web: www.theschoolkfi.org

India - Bal Anand, Mumbai (KFI)
Akash Deep, 28 Dongersey
Road Malabar Hill, Mumbai--400 006

India - The Valley School (KFI) Bangalore Education Center
"Haridvanam", 17th K.M. Kanakapura Road,
Thatguni Post, Bangalore - 560 062 India
Tel: 011-91-80-843-5240
Fax: 011-91-80-843 5242
Email: kfiblr@blr.vsnl.net.in
Web: www.jkstudy.org

India - Sahyadri School Administrative Officer
Sahyadri School, Post Tiwai Hill, Tal. Rajgurunagar,
Dist. Pune 410 513
Tel: 011 91 2135 84270/84271/84272
Fax: 011 91 2135 84269
Email: sahyadrischool@freeyellow.com
Web: www.sahyadrischool.org

 
http://www.fkla.org/kylosjovenes/?s=escuelas-krishnamurti


Otras escuelas

Centro Educativo Nueva América
Calle California E 16-01 y Cuarta Transversal de Los Olivos
San Isidor del Inca
Sector Buenos Aires, Quito Ecuador
e-mail: cenamerica@hotmail.com

Escuela "La Cecilia"
La Cecilia trabaja en dirección de una nueva educación, sobre las bases de la pedagogía de J. Krishnamurti. La escuela se organizó en un predio de dos hectáreas en las afueras de la ciudad de Santa Fe, localidad de Monte Vera.
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KFA - (www.kfa.org) - email: kfa@kfa.org

Krishnamurti Foundation of India. Ubicada en la India
KFI - (www.kfionline.org) - email: kfihq@md2.vsnl.net.in

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FKL - (www.fkla.org - www.fundacionkrishnamurti.org)
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Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

 Año 1922.

El extraño proceso a que se hizo referencia en el último capitulo, había continuado desde ese domingo 20 de agosto. K lo describió a Mrs. Besant en una carta del 16 de septiembre, pero le dio muchos más detalles a Lady Emily cuando le escribió al día siguiente:

No he escrito a usted por más de diez días... Creo que tengo una muy sólida excusa; desde que tuve esa memorable experiencia no me he sentido “bien”. Todas las tardes, como a las 6:30 quedo medio inconsciente; no tomo ningún alimento y me acuesto; eso dura de las 6:30 a las 7:30 u 8, o aún hasta las 8:30. Me agito, gimo, me quejo y murmuro cosas extrañas; de hecho, me comporto casi como un poseso. Me levanto pensando que alguno me llama y me desplomo sobre el piso; deliro considerablemente y veo luces y caras extrañas. Durante todo el tiempo tengo un violento dolor en la cabeza y en la base de la nuca y no puedo soportar que nadie me toque. También, durante ese tiempo me torno muy sensible; no tolero un sonido por tenue que sea. Me siento muy cansado y exhausto durante el tiempo que dura esto. Algunas veces todo es muy agudo y se necesita emplear la fuerza para mantenerme quieto. Otras veces es bastante suave. Después que todo pasa recuerdo algunas partes de la escena que he estado provocando; después tomo mi comida y me retiro a la cama. No conozco la causa ni sé a dónde conduce esto; ya ha durado por cerca de un mes, prácticamente todos los días excepto cuando fui a Los Ángeles. Puede ser que, cuando todo esto pase, me haya vuelto clarividente, ¡o simplemente puede ser que poco a poco esté enloqueciendo! Por los últimos cinco o seis días he estado viendo a mi madre muerta. La veo muy claramente siempre que cierro los ojos, en especial por las tardes, cuando Rosalind que me cuida durante ese período está conmigo; de hecho, la llamo en voz alta y confundo a Rosalind con mi madre, perdida hace tanto tiempo. Puede ser que ella utilice a R. o que R. sea la reencarnación de mi madre. No sé cuál de las dos cosas pueda ser, ni tiene esto mucha importancia. Mientras estoy en ese estado recuerdo escenas de mi niñez por largo tiempo olvidadas, tales como; cuando estaba enfermo con mi madre, ¡cómo descansaba en su regazo!; recuerdo los mendigos que acostumbrábamos alimentar, el modo en que ella me despertaba, cuando iba a la escuela, etc. No me puedo explicar todo esto, pero voy a averiguarlo por C.W.L., claro está, si es que quiere decírmelo. Así es como paso las tardes. Nitya echado en una silla de lona afuera en la galería, y Rosalind dentro de la habitación para evitar que me caiga al suelo.

Por las mañanas escribo un artículo de naturaleza más bien curiosa. He escrito 23 páginas sin ninguna ayuda en absoluto, y nada le diré al respecto ya que va usted a verlo por sí misma
(1) .

(1) Este "artículo", una especie de poema en prosa, tiene unas 12.000 palabras. Se publicó en el Herald en tres partes; en octubre, noviembre y diciembre de 1923 bajo el título de The Path (El Sendero). En 1924 apareció como folleto. (Theosophical Publishing House, Adyar).

KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
1 9 7 9

Jiddu Krishnamurti y las Curaciones.

 Año 1973/4.

Yo sabía que Krishnaji tenía un inusitado poder de curación cuando quería usarlo, aunque le desagradaba hablar de eso, y cuando volvimos a casa le pedí si podía ayudarme con mis ojos que estaban terriblemente irritados debido principalmente, pienso yo, por el pesado smog que a menudo cubre a los Ángeles. Inmediatamente accedió a mi petición y me pidió me sentara en una silla dura y él se paró detrás de mí, sus manos colocadas sobre mis ojos por un minuto o así, después las dirigió hacia mi frente y mi cabeza, repitiendo este procedimiento por diez o quince minutos. Después de eso mis ojos se sintieron maravillosamente frescos y claros y yo con una deliciosa sensación de bienestar y paz interior. Krishnaji fue de lo más generoso con este tratamiento de curación por magnetismo cuando estuve en Malibú y me imaginé que mis ojos nunca me volverían a molestar, pero durante su larga estancia fuera del país, el smog, la tensión y presión de la vida de la ciudad, más largas horas escribiendo por la noche, los afectarían de nuevo hasta su regreso.

Hacia el final de 1973 murió mi hermana Flora. Krishnaji la conoció muy bien. Ella era su gran admiradora. Le escribí acerca de ello y rápidamente me contestó y me preguntó sobre mis ojos.

Rishi Valley, 2 de enero de 1974

Señor Sidney Field
1533 North Orange Grove Ave.
HOLLYWOOD CA. 90046
USA

Mí querido Sidney:

Muchas gracias por tu carta de noviembre 6.

Estoy muy triste por tu hermana y debes de haber tenido un tiempo difícil, espero que estés bien y no demasiado agobiado por todas las muertes recientes.

Yo he estado en diferentes partes de la India, Delhi en el norte, Madrás en el Sur, Bangalore también al Sur y después Bombay y desde allí saldré al final del mes para estar unos pocos días en Roma, un par de días más en Brockwood Park, y espero estar en California para el 5 de febrero.

Espero que allí tendremos una oportunidad de vernos.

He estado pensando cómo estarán tus ojos, espero que estés bien y que te cuides.

Con mucho afecto.

J.K.



K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988

Jiddu Krishnamurti e Indira Gandhi.

 Año 1973/4.


Hablamos de la India. Los amigos en los Estados Unidos y en la India, eran conscientes de que él siempre decía lo que pensaba sin importarle las consecuencias, se le había advertido no visitar la India por las crecientes reglas represivas respecto a los que disentían y a cualquiera que se atreviera a criticar la política de Indira Ghandi. Krishnaji lo hizo de todos modos después de que Mrs. Ghandi quien era una amiga personal desde hacía muchos años le aseguró que no sería interferido respecto a lo que él expusiera. Y a partir de ese año Mrs. Ghandi había hecho el anuncio de que empezaría a haber elecciones libres en todo el país.

Yo pregunté a Krishnamurti qué era lo que había hecho que se efectuara un cambio súbito en las leyes dictatoriales de Mrs. Ghandi. “Las masas continúan empobreciéndose mientras los pocos se vuelven más ricos” contestó él. -“Hay corrupción en todos los niveles del gobierno. La India está en mala forma”.

-“¿Vio usted a Mrs. Ghandi esta vez?”

-“Sí, tuve una larga conversación con ella”.

-“¿Tuvo su conversación algo que ver con la decisión de tener elecciones libres?”

Krishnaji pensó por largo rato, con una leve sonrisa en su rostro. Después dijo: “Tal vez”.

A Krishnaji siempre le divirtió la manera en que la gente de todo el mundo está continuamente llevada por sus llamados líderes. El ciego conduciendo al ciego. Yo no estaba enteramente de acuerdo con él entonces. Ciertamente algunas personas eran mucho más peligrosas que otras, argüí, reflexionando que yo pensaba que era esencial tratar de crear una atmósfera en la Sociedad donde la inteligencia tuviera alguna oportunidad de funcionar, independientemente de que la gente fuera libre en el sentido que Krishnamurti le da a la palabra. El estuvo de acuerdo conmigo en este punto, diciendo que mientras lo realmente importante era librarse a sí mismo de todo condicionamiento, usted no se queda atrás sin hacer nada tan solo porque no está interiormente libre.


K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988

Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

 Año 1973/4.

Vi a Krishnaji esa primavera varias veces más, principalmente en la serie de pláticas que dio en Libby Park en Ojai. El se encontraba en perfectas condiciones de salud y parecía gozar mucho la vida.

Le pregunté cómo iba el asunto de Rajagopal y que me contara sobre la última dilación, y entonces apareció una sombra de tristeza en sus ojos.

Al final de una tarde de abril fuimos a dar una vuelta a lo largo de la playa de Malibú. Una fría brisa marina nos azotaba el rostro.

Krishnaji estaba más comunicativo esta vez que como lo había estado en el anterior paseo por la playa. La playa estaba inusitadamente desierta, aun las gaviotas marinas eran escasas. El gran espacio vacío y en calma. El mar azul era esplendoroso. - “Yo supongo que si uno pudiera ver clarividentemente, este lugar no aparecería tan vacío” dije. “Gentes, elementales del mar. . . !

El interrumpió: -“El lugar está lleno de ellos. Pero yo no les pongo atención”.

-“¿Acaso los ve usted cada vez que venimos aquí?”

“Solamente cuando yo quiero”.

Ya que este punto había sido traído a colación aproveché la oportunidad para preguntarle sobre los Protectores Invisibles. - “¿Tales gentes existen realmente?”

-“¿Por qué no? dijo él. Cualquier persona decente en este mundo ayudaría a otro cuando éste lo necesitara. ¿Por qué no del otro lado? ¿Qué hay tan especial en ello?”

Ya que él estaba de humor tan comunicativo pensé tomar ventaja de ello y preguntarle de plano qué pensaba él que hubiera sido de su vida si la Sra. Besant y C.W.L. no lo hubiera tomado a su cuidado en sus primeros años, y no lo hubieran patrocinado.

Él quedó pensativo y silencioso por un largo rato. Luego dijo: “Probablemente hubiera muerto por mala nutrición”.

-“¿Piensa usted que hubiera sido un hombre liberado sin el ambiente que ellos le proporcionaron?”

Una contestación mucho más rápida: “Si. Eso hubiera tomado más tiempo, pero el resultado final hubiera sido el mismo. Probablemente hubiera llegado a ser un sanyasi. La dirección era esa. Nada podría haberla torcido finalmente”.

Después dijo algo que me sorprendió porque sonaba distinto de su carácter. “Uno de los astrólogos mejor conocidos en la India dijo él- hizo mi horóscopo cuando yo era muy chico y dijo que yo sería un Jivanmukta (hombre liberado)”. Él rió alegremente como si quisiera restar importancia a tan grande predicción.

Quise continuar este inusitado diálogo, pero una sorpresiva ola que súbitamente se levantó de no sé dónde, cayó sobre nosotros. Aunque rápidamente brincamos fuera de su camino, nos empapó de pies a cabeza. Krishnamurti se rió con ganas, una risotada que siempre oía yo con placer por su cualidad de puro deleite. El momento para pláticas serias había pasado. El paseo por la playa había terminado. Nos dirigimos a casa en lo más elevado del risco.


K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988

Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

En 1904 murió la hermana mayor de Krishna, una muchacha de veinte años dotada de una naturaleza muy espiritual. Fue después de la muerte de ella que Krishna demostró por primera vez que era clarividente: tanto él como su madre veían con frecuencia a la muchacha muerta en un lugar especial del jardín. Sin embargo, al año siguiente, cuando Krishna tenía diez años y medio, una tragedia mucho mayor sobrevino a la familia: murió la propia Sanjeevamma. Krishna la veía después de su muerte aun más claramente de lo que había visto a su hermana, un hecho que fue confirmado por Narianiah(1) . 

(1) El relato del nacimiento y de la infancia de Krishna, fije dictado en 1911 por Narianiah a un teósofo inglés en Adyar y fue firmado por Narianiah en presencia de dos testigos dignos de confianza.


Vida y Muerte de
KRISHNAMURTI
MARY LUTYENS
Traducido del inglés por
ARMANDO CLAVIER
Editorial KIER, S.A.


Jiddu Krishnamurti y las Curaciones.

Después del Campamento de Ojai, en mayo de 1932, K hizo una gira por América. No hubo Campamento en Ommen ese año porque su intención era ir a Australia, hasta que descubrió que Jadu, en su ausencia, lo había comprometido a una gira por América. Mientras viajaba entre Búfalo y Cleveland, escribió desde el avión a Lady Emily el 21 de septiembre:

Estoy lleno de algo tremendo. No puedo expresarle en palabras lo que eso es, un gozo desbordante, un vívido silencio, un intenso y lúcido percibir, como una llama viviente. Estas son palabras en un avión pero más allá de las palabras hay algo muy real y profundo... He estado probando curar con mis manos, dos o tres casos, y les he pedido que no dijeran nada acerca de eso que ha resultado bastante bien. Una señora que estaba por volverse ciega quedará, así lo creo, perfectamente.

K siempre ha sido muy reticente con respecto a su poder de curar y nunca lo ha considerado más que como algo secundario con relación a su trabajo principal. No quiere que se le conozca como un sanador, o que la gente se acerque a él sólo para su curación física. En algunos casos ni siquiera conoce los nombres de las personas que declaran haber sido curadas por él. Es diferente con respecto a los poderes de clarividencia que en un tiempo poseyó. Estaba tan disgustado con las revelaciones psíquicas que Arundale y Wedgwood hicieron en 1925, que lejos de usar esos poderes o desarrollarlos determinó de ahí en adelante, relegarlos al trasfondo, si es que era imposible suprimirlos por completo. Su antipatía por la clarividencia es ahora aún más positiva; la considera como una intromisión en lo privado. Cuando las personas vienen a él pidiéndole ayuda, él no quiere saber de ellas más de lo que ellas mismas desean revelarle. Como él dice, mucha gente llega a él usando una máscara; espera que sean ellos quienes se quiten la máscara, pero si no es así, él no intenta mirar tras ella más de lo que intentaría leer sus cartas privadas.


KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
1 9 7 9

  

Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

Después del Campamento de Ojai, en mayo de 1932, K hizo una gira por América. No hubo Campamento en Ommen ese año porque su intención era ir a Australia, hasta que descubrió que Jadu, en su ausencia, lo había comprometido a una gira por América. Mientras viajaba entre Búfalo y Cleveland, escribió desde el avión a Lady Emily el 21 de septiembre:

Estoy lleno de algo tremendo. No puedo expresarle en palabras lo que eso es, un gozo desbordante, un vívido silencio, un intenso y lúcido percibir, como una llama viviente. Estas son palabras en un avión pero más allá de las palabras hay algo muy real y profundo... He estado probando curar con mis manos, dos o tres casos, y les he pedido que no dijeran nada acerca de eso que ha resultado bastante bien. Una señora que estaba por volverse ciega quedará, así lo creo, perfectamente.

K siempre ha sido muy reticente con respecto a su poder de curar y nunca lo ha considerado más que como algo secundario con relación a su trabajo principal. No quiere que se le conozca como un sanador, o que la gente se acerque a él sólo para su curación física. En algunos casos ni siquiera conoce los nombres de las personas que declaran haber sido curadas por él. Es diferente con respecto a los poderes de clarividencia que en un tiempo poseyó. Estaba tan disgustado con las revelaciones psíquicas que Arundale y Wedgwood hicieron en 1925, que lejos de usar esos poderes o desarrollarlos determinó de ahí en adelante, relegarlos al trasfondo, si es que era imposible suprimirlos por completo. Su antipatía por la clarividencia es ahora aún más positiva; la considera como una intromisión en lo privado. Cuando las personas vienen a él pidiéndole ayuda, él no quiere saber de ellas más de lo que ellas mismas desean revelarle. Como él dice, mucha gente llega a él usando una máscara; espera que sean ellos quienes se quiten la máscara, pero si no es así, él no intenta mirar tras ella más de lo que intentaría leer sus cartas privadas.


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Los Años del Despertar
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Jiddu Krishnamurti y la Risa.

 Año 1925. (Sydney)

Este fue un período de inquietud y aburrimiento para K, quien estaba ahora virtualmente dividido entre la familia Mackay en “Myola” y “Nilgiri”, como llamaban a la casa en Leura que ahora había comprado el señor Mackay. Aunque había sido el propio deseo de K su “sueño”-, que las gopis fueran a Sydney, ahora que las veía allí no podía resistir la tentación de burlarse de ellas. La vida en el “Manor” estaba presa en el engranaje de la Iglesia Católica Liberal y la Co-Masonería(1) . La misa era celebrada por Koos van de Leeuw todas las mañanas antes del desayuno en una capilla privada, y por las tardes había bendición; los domingos había dos servicios de la I.C.L. de St. Alban, en la calle Regent, en los cuales Leadbeater oficiaba y a los que se esperaba que asistiera todo el grupo del “Manor”. Ciertamente, la inasistencia habría de entroncar su progreso oculto. La Iglesia era tan ajena a la naturaleza de K que, aunque él trataba de ser respetuoso y de no criticarla, todos sus instintos se rebelaban contra ella. Ansiaba que Nitya se pusiera bien para que pudieran irse a Ojai.

Mary sentía que K estaba tan fuera de lugar en esa mediocre comunidad, como una gacela en un rebaño de ovejas, en tanto que Leadbeater se sentía allí tan en su elemento, como un feliz pastor. De todos modos, ella pensaba que era injusto que K se mofara de los esfuerzos que ellas hacían para adaptarse, ya que, después de todo, era él quien las había instado para que fueran a Sydney, insistiendo una y otra vez en la maravillosa oportunidad que esto significaba; si ellas no encajaban en las costumbres del “Manor”, ¿de qué servía que estuvieran allí? Ella recordaba particularmente bien un suceso: todos los jóvenes en el “Manor” estaban sentados en círculo durante una acostumbrada reunión semanal, con los ojos cerrados, tomados de la mano y meditando sobre su unidad, cuando ella de repente abrió los ojos y vio a K que le hacía guiños y muecas por la ventana. Esto era más de lo que ella podía soportar. Qué contraste con la estadía en Pergine, con Nitya aparentemente curado y K sentado bajo el manzano hablándoles, y sin embargo, todo lo que él les había dicho en esos días felices estaba dirigido hacia esta única oportunidad de estar con Leadbeater para ser “conducidos” en el Sendero.

(1) Otro vástago de la Teosofía. En 1879, varias sucursales Masónicas bajo las órdenes del Supremo Concilio de Francia, se había rebelado. Una Logia separada, Les Libres Penseurs (Los Librepensadores); admitió a una mujer en 1881, Mile. Marte Desraimes. Doce años más tarde; en colaboración con Georges Martín; ella formó una Logia, Le Droit Humain (El Derecho Humano) en la cual se admitieron diez y seis mujeres. Miss Francesca Arundale fue la primera mujer inglesa Iniciada en 1902. Ella despertó el Interés de Mrs. Besant por el movimiento, y éste fue Iniciado en París el mismo año. Mrs. Besant fundó logias en Benarés y en Londres, y en 1910 construyó un Templo Masónico en Adyar.


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Jiddu Krishnamurti y Nitya.

 Año 1925.

La ansiedad que K sentía por Nitya se revela en una carta que escribió a Mrs. Besant el 10 de febrero, narrándole un sueño que había tenido:

Recuerdo que fui a la casa del Maestro y le pedí y le supliqué que se permitiera a Nitya sanar y vivir. El Maestro dijo que yo tenía que ver al Señor Maitreya y fui allá e imploré, pero tuve la impresión de que ése no era asunto Suyo y que debía yo ir al Mahachohan. Fui allí. Recuerdo todo esto muy claramente. Estaba sentado en Su silla con gran dignidad y comprensión magnífica, y con los ojos graves y bondadosos. Mi inútil descripción es tan absurda, pero es imposible transmitir la gran impresión de todo esto. Le dije que yo sacrificaría mi felicidad o todo lo que fuera necesario para que a Nitya se le permitiera vivir, porque yo sentía que esto se había decidido. Él me escuchó y contestó: “Él estará bien”. Esto fue un gran alivio y toda mi ansiedad ha desaparecido por completo.

Nitya tuvo alguna recuperación en “Ooty”, aunque el 19 de febrero le escribió a Mary, quien, con Lady Emily y Betty, acababa de regresar a Adyar procedentes de Delhi:

He estado en cama por cuatro semanas y mis huesos se salen de la piel. ¡Son innumerables las veces en que marcho hacia el precipicio de la muerte! Se está volviendo un hábito en mí. Cuando realmente muera a la madura edad de noventa años o algo así, por la fuerza del hábito continuaré viviendo… Han sido las cuatro peores semanas que jamás haya pasado. Sentirme enfermo, débil y fracasado, es una horrible combinación. [Le dio a Mary alguna tranquilidad agregando]: Sea lo que fuere que tu hagas o dejes de hacer, siempre te amaré.


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Los Años del Despertar
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Jiddu Krishnamurti y C.W. Leadbeater.

 Año 1922.

Krishna y Nitya estaban asombrados de descubrir el gran papel que las actividades de la Iglesia Católica Liberal desempeñaba en la vida de los seguidores de Leadbeater. El anciano tenía ahora más poderes que nunca, pues estaba capacitado para crear sacerdotes así como para distribuir ascensos dentro del ocultismo. La actitud de Krishna acerca de la Iglesia fue expresada en su primera carta a Lady Emily desde Sydney:

El domingo en la mañana [abril 18] fui a la I.C.L. [en Regent Street] y C.W.L. era el sacerdote oficiante. Lo hizo todo muy bien, pero como ya lo sabe usted, no soy un ceremonialista y no aprecio toda la parafernalia con todas esas oraciones y esos meneos para arriba y para abajo, las vestimentas, etc.; pero yo no voy a atacar eso, a muchos les gusta ¿qué derecho tengo de atacar o desaprobar? Los ritos duraron dos horas y media, y yo estaba tan fastidiado que casi me desmayo. Temo haberlo demostrado un poco. Debo tener cuidado porque si no me entenderán mal y habrá disgustos. Son como perros y gatos en este asunto de la iglesia. De cualquier modo son unos tontos. Su celo exagerado y su falta de tacto son la causa de todas las perturbaciones que hay aquí.

Esta confusión dentro de la Sociedad Teosófica había ido fermentando desde mucho tiempo antes entre el partido de la Iglesia de Leadbeater y la facción anti iglesia conducida por T.H. Martyn, Secretario General de la S.T. y jefe de la Sección Esotérica en Australia, un hombre rico quien, años antes de que Leadbeater fuera a vivir en Sydney, había sostenido financieramente a la Logia Teosófica Australiana. Martyn estaba ahora haciendo una campaña en contra de Leadbeater en el movimiento “Regreso a Blavatsky” siendo la Teosofía de Blavatsky considerada por muchos como Teosofía pura, no teñida por el culto de Leadbeater a las personalidades, por los progresos ocultos proclamados como grados universitarios, por el Instructor del Mundo, y ahora por esta Iglesia advenediza. Martyn formó una Liga de Lealtad, es decir, leal a Madame Blavatsky. Wedgwood en Londres, así como Leadbeater, estaban en el centro de la tormentas; el primero había sido acusado de heterosexualidad así como de mala conducta homosexual y había afrentado a Mr. Martyn al hacerle el amor a su esposa mientras se hospedaba en su casa y más aún a Mrs. Martyn por dejarla a insistencia de Leadbeater. Todo el desdichado acontecimiento llegó al colmo al abrirse la Convención Teosófica el viernes 16 de abril, dos días después de la llegada de Krishna. Si Mrs. Besant hubiera estado presente, podría haber evitado, sea como fuere, la explosión que se produjo en una forma tan desagradable.

Según Krishna, las dificultades sólo comenzaron el día 19 cuando un prominente teósofo australiano propuso que la Convención diera un voto de confianza a sus dos maestros, la Dra. Besant y el Obispo Leadbeater.

Hubo un enorme alboroto de parte de la Liga de la Lealtad. Se levantó un hombre terriblemente rudo y Vulgar y dijo que no tenía confianza en Leadbeater porque era un hombre inmoral y empezó a sacar todos los embustes acerca de C.W.L. Raja, que era el presidente, dijo que todo esto nada tenía que ver con la cuestión, etc. Entonces hubo algunos que hablaron a favor de C.W.L. y otros en contra. Él estuvo allí todo el tiempo. La tormenta de acusaciones y defensas continuó por cerca de dos lloras y media. Martyn habló y dijo que no se podía creer en Leadbeater porque estaba asociado con Wedgwood. Entonces finalmente hablamos Fritz Kunz Nitya y yo. Los fulminamos. Dije que yo conocía a Leadbeater más que la mayoría de ellos y que por tanto podía hablar con cierta autoridad. Declaré que él era uno de los más puros y más grandes hombres que jamás había encontrado. Que podía dudarse de su clarividencia pero no de su pureza. Que en cuanto a su título de Obispo, un hombre puede llamarse a sí mismo como quiera, cte. Finalmente dije que siendo teósofos nos comportamos peor que el hombre ordinario y que perdemos nuestra caballerosidad cuando se nos ataca, cte. Martyn salió inmediatamente después de la votación. Ésta fue de 85 contra 15. Sólo los delegados votaron.

Dos días más tarde Krishna y Nitya cenaron con Mr. y Mrs. Martyn e hicieron lo más que pudieron para reconciliarlos con Leadbeater. Martyn dijo que él creía en la pureza de Leadbeater, pero que tenía pruebas irrefutables de la inmoralidad de Wedgwood. Krishna había conocido a Wedgwood, por supuesto, pero no conocía su carácter. Le pidió a Lady Emily que investigara cuáles habían sido los cargos contra él en Inglaterra. La mayor acusación en contra de él en Sydney era que un detective privado le había visto entrando a los retretes públicos dieciséis veces en dos horas; se supo que los cargos en Inglaterra se basaban en actos de inmoralidad con uno de sus sacerdotes. Mientras tanto, Wedgwood había renunciado, en marzo, a la Sociedad Teosófica cansado de la campaña de difamación e intriga maliciosa en contra de él”; rehusó contestar a los ataques personales en su contra y dijo que tenía la intención de retirarse a la vida privada.

 
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Los Años del Despertar
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Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

 Año 1926.

Entramos a la casa y ahí me encontré a Rajagopal por la primera vez. Me agradó. Tenía una mente rápida y sentido del humor. Tomamos el almuerzo y Krishnaji durmió su siesta. Más tarde salimos para una larga caminata atrás de Arya Vihara y tuvimos nuestra primera plática seria. Le pregunté si estaba en contacto con Nitya en el otro lado. “Nitya está aquí- dijo él- envía su amor”. Pero no se extendió más. Cuando lo presioné para una explicación él se detuvo en seco sobre la marcha y me miró directamente. Dijo que lo importante no era si la personalidad sobrevivía al cuerpo o no tras la muerte, sino la calidad de la relación aquí y ahora.

“¿Ha sido usted siempre clarividente?” Le pregunté esperando que él se extendiera sobre este tema.

“La clarividencia realmente no ayuda dijo él. Yo puedo ver a mi familia en la India cada vez que quiera. Todos ellos están en la miseria”.


K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
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1988


Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

 Más adelante consideraremos las etapas por las que pasó Krishnamurti y las ideas que formuló en su intento por transmitir su percepción fundamental y su experiencia de la vida. Pero, de pasada, observaremos que un hecho que ayudó a aclarar su pensamiento a principios de los treinta fueron sus reflexiones sobre la naturaleza del tiempo y la memoria. Es fascinante observar que su biógrafa dice que por esa época perdió la memoria del pasado casi por completo. Eso, sugiere, «era consecuente con su enseñanza de que la memoria, excepto para propósitos prácticos, es un peso muerto que no debe acarrearse de un día para otro; la muerte de cada día era el constante renacimiento». Sí, ciertamente, pero que un filósofo lleve la coherencia entre su pensamiento y su vida a semejantes extremos es ciertamente notable.

Mary Lutyens también nos dice que en el curso de su evolución Krishnamurti manifestó poderes psíquicos, especialmente clarividencia y la habilidad de efectuar curaciones. Pero rara vez los practicó: consideraba la clarividencia como una intrusión en la privacidad, y no deseaba ser conocido como un curandero porque no quería que la gente se acercara a él sólo por la curación física.


Stuart Holroyd
KRISHNAMURTI
El hombre, el misterio y el mensaje
Ediciones Temas de Hoy

Jiddu Krishnamurti y el Buda.

Los bhikkus (monjes budistas) que viven en climas cálidos tienen la costumbre de llevar abanicos para abanicarse los cuerpos y las caras sudorosas. Existe un cierto tipo de abanico de hojas de palma que se asocia al clero budista. Cuando le ofrecí a K uno de estos abanicos lo rechazó. Y comentó en tono de broma: «¡No soy un sacerdote budista!»

Los monjes budistas, con su aspecto ascético, sus cabezas afeitadas y sus túnicas color azafrán se entremezclaban con el público para ver a K. En una reunión especial con los monjes budistas que se celebró en su residencia, le preguntaron a K si en realidad pensaba. K contestó que pensaba sólo cuando era necesario.

Tanto en asuntos mundanos como en todo lo que tiene que ver con la tecnología, pensar es obviamente necesario. Pensar es necesario en el proceso de adquirir una habilidad o aprender un lenguaje. Pero en el mundo de las percepciones, ¿no es el pensamiento un obstáculo y un factor que contribuye a la distorsión? A menos que se despoje constantemente a la mente de sus imágenes, ¿es posible ver con mirada nueva a las distintas personas que conocemos en nuestra vida diaria? Un espíritu cargado de imágenes no puede más que experimentar sufrimiento.

Unos monjes budistas conocieron a K. Fueron invitados por éste a sentarse a su lado en el estrado. Cuando se mostraron renuentes a estar cerca de él, K les dijo risueño: «¡No temáis, que no muerdo!»

Uno de los jóvenes monjes budistas declaró que su espíritu era tan libre como el de K.

«Si es usted libre» le dijo K con tono dubitativo, «¿por qué no se desprende de su túnica y se viste como un lego?»

El monje le contestó: «Señor Krishnamurti, si de veras es usted libre, ¿qué le impide llevar una túnica amarilla y afeitarse la cabeza?»

K respondió: «Señor, la libertad no consiste en conformarse. Un hombre libre no se amoldará a ningún maestro, idea o creencia».

Fuera donde fuera, K era recibido con afecto y veneración. Uno sospecha que no pocos veían a K teniendo como fondo la imagen que se habían formado de Buda e interpretaban las enseñanzas a la luz de la doctrina budista.

Una de las cosas que descubrí de K era que tenía en alta estima a Buda. En efecto, Buda era el único maestro religioso que respetaba. Cuando le planteé ciertas cuestiones filosóficas, K me hizo esta sorprendente observación: «¿Por qué me hace estas preguntas? ¿Por qué no profundiza usted en su propia literatura budista? Allí encontrará las respuestas».


Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)

 

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