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miércoles, 17 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y la Religión.

Año 1953.

En su última plática a los niños, habló de la religión. “La religión llega cuando la mente ha comprendido su propio funcionamiento, cuando la mente está tranquila, muy quieta la quietud no es la paz de la muerte; esta quietud es muy activa, muy alerta, vigilante­. Para descubrir qué es Dios, qué es la Verdad, uno tiene que comprender el dolor y la lucha de la existencia humana. Para ir más allá de la mente, tiene que haber una cesación del sí mismo, del “yo”. Sólo entonces surge aquello que todos adoramos y buscamos”.


Biografía de J. Krishnamurti.
Pupul Jayakar. Editorial Kier.
 

sábado, 16 de diciembre de 2006

Jiddu Krishnamurti y la Religión.

La esencia de la religión es lo sagrado, que no tiene nada que ver con las organizaciones religiosas ni con la mente atrapada y condicionada por una creencia, un dogma. Para una mente así, nada es sagrado excepto el Dios creado por ella misma, o el ritual que ha inventado, o las numerosas sensaciones que deriva de la oración, de la adoración, de la devoción. Pero estas cosas no son sagradas en absoluto. No hay nada sagrado en relación con el dogmatismo, el ritualismo, el sentimentalismo o el emocionalismo. Lo sagrado es la esencia misma de una mente religiosa, y eso es lo que vamos a descubrir. No nos interesa lo que se supone que es sagrado: el símbolo, la palabra, la imagen, una experiencia particular, todo lo cual es inmaduro; estamos interesados en la esencia. Ello exige de cada uno de nosotros una comprensión que llega gracias al observar, al estar atentos, atentos en primer lugar a las cosas exteriores. La mente no puede cabalgar sobre la ola de la percepción interna sin percibir primero la conducta externa, los gestos externos, las costumbres, las formas, el tamaño y color de un árbol, la apariencia de una persona, de una casa. Es la misma marea que sale y entra, y a menos que conozcamos la marea externa, jamás sabremos qué es la marea interna.


J.Krishnamurti. Sobre Dios. Editorial Kairós.







 

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