Después del Campamento de Ojai, en mayo de 1932, K hizo una gira por América. No hubo Campamento en Ommen ese año porque su intención era ir a Australia, hasta que descubrió que Jadu, en su ausencia, lo había comprometido a una gira por América. Mientras viajaba entre Búfalo y Cleveland, escribió desde el avión a Lady Emily el 21 de septiembre:
Estoy lleno de algo tremendo. No puedo expresarle en palabras lo que eso es, un gozo desbordante, un vívido silencio, un intenso y lúcido percibir, como una llama viviente. Estas son palabras en un avión pero más allá de las palabras hay algo muy real y profundo... He estado probando curar con mis manos, dos o tres casos, y les he pedido que no dijeran nada acerca de eso que ha resultado bastante bien. Una señora que estaba por volverse ciega quedará, así lo creo, perfectamente.
K siempre ha sido muy reticente con respecto a su poder de curar y nunca lo ha considerado más que como algo secundario con relación a su trabajo principal. No quiere que se le conozca como un sanador, o que la gente se acerque a él sólo para su curación física. En algunos casos ni siquiera conoce los nombres de las personas que declaran haber sido curadas por él. Es diferente con respecto a los poderes de clarividencia que en un tiempo poseyó. Estaba tan disgustado con las revelaciones psíquicas que Arundale y Wedgwood hicieron en 1925, que lejos de usar esos poderes o desarrollarlos determinó de ahí en adelante, relegarlos al trasfondo, si es que era imposible suprimirlos por completo. Su antipatía por la clarividencia es ahora aún más positiva; la considera como una intromisión en lo privado. Cuando las personas vienen a él pidiéndole ayuda, él no quiere saber de ellas más de lo que ellas mismas desean revelarle. Como él dice, mucha gente llega a él usando una máscara; espera que sean ellos quienes se quiten la máscara, pero si no es así, él no intenta mirar tras ella más de lo que intentaría leer sus cartas privadas.
KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
1 9 7 9
Estoy lleno de algo tremendo. No puedo expresarle en palabras lo que eso es, un gozo desbordante, un vívido silencio, un intenso y lúcido percibir, como una llama viviente. Estas son palabras en un avión pero más allá de las palabras hay algo muy real y profundo... He estado probando curar con mis manos, dos o tres casos, y les he pedido que no dijeran nada acerca de eso que ha resultado bastante bien. Una señora que estaba por volverse ciega quedará, así lo creo, perfectamente.
K siempre ha sido muy reticente con respecto a su poder de curar y nunca lo ha considerado más que como algo secundario con relación a su trabajo principal. No quiere que se le conozca como un sanador, o que la gente se acerque a él sólo para su curación física. En algunos casos ni siquiera conoce los nombres de las personas que declaran haber sido curadas por él. Es diferente con respecto a los poderes de clarividencia que en un tiempo poseyó. Estaba tan disgustado con las revelaciones psíquicas que Arundale y Wedgwood hicieron en 1925, que lejos de usar esos poderes o desarrollarlos determinó de ahí en adelante, relegarlos al trasfondo, si es que era imposible suprimirlos por completo. Su antipatía por la clarividencia es ahora aún más positiva; la considera como una intromisión en lo privado. Cuando las personas vienen a él pidiéndole ayuda, él no quiere saber de ellas más de lo que ellas mismas desean revelarle. Como él dice, mucha gente llega a él usando una máscara; espera que sean ellos quienes se quiten la máscara, pero si no es así, él no intenta mirar tras ella más de lo que intentaría leer sus cartas privadas.
KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
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