VISITA DE KRISHNAMURTI A LATINOAMÉRICA
En 1934 tuvimos noticias de que K iba a realizar una visita a Latinoamérica. Por esta razón y con muchos meses de anticipación, regresamos a dichos países y de acuerdo con el amigo Rovira, muchas de las obras de K que habíamos publicado en Madrid. Estas se distribuyeron por toda Sur América a fin de sincronizar la visita de K con la mía. En el mes de marzo de 1935, acompañado de Clara y la niña salimos del puerto de Valencia rumbo al Brasil. Llegamos allí en el momento oportuno para efectuar una exposición de las obras de K en las principales librerías de Río Janeiro. Esta era la primera oportunidad que iba a tener Clara de cooperar con mi trabajo y de satisfacer su interés por conocer los pueblos de Latinoamérica.
En Río Janeiro, la primera conferencia de K se efectuó en un amplio stadium con la presencia de más de 10.000 espectadores. Las siguientes pláticas se celebraron en el teatro principal de la capital. En ellas actuó de traductor nuestro amigo Aleixo Souza, funcionario del Congreso Brasilero, quien también tuvo a su cargo la organización de todo el trabajo que se realizó en el Brasil.
Desde Río, con Clara y Vidya viajamos hacia Montevideo, Uruguay. Allí también llegamos a tiempo para en unión de algunos amigos, recibir a K a su llegada por barco en compañía de Rajagopal y Casselberry.
El Sr. Alvaro Araujo, intelectual muy conocido en Uruguay y representante de la Krishnamurti Writings Inc. en dicho país, hizo una magnífica presentación de K mediante la prensa y folletos. La verdad es que Montevideo figura entre las ciudades donde K tuvo la más efusiva recepción y donde sus pláticas tuvieron gran resonancia en toda la prensa. K celebró allí varias reuniones con notables escritores del país.
En aquel entonces K fustigaba a las organizaciones religiosas por su incapacidad para satisfacer la inquietud de la juventud y la búsqueda de la libertad. En una de sus pláticas, fue tal el entusiasmo que se despertó entre los jóvenes que quisieron levantar el automóvil en que viajaba K.
Terminada la primera plática K continuó hacia el chalet de la mamá de Alvaro Araujo, que era donde vivía este último.
La aceptación de K y su mensaje y el interés que despertó, me obligó a pedir a Buenos Aires que con urgencia nos enviasen mayor número de las obras de K para satisfacer la demanda del culto pueblo uruguayo.
Después de terminadas las pláticas de Montevideo, seguimos viaje para la Argentina. Tanto en la capital como en las provincias, K tuvo una calurosa acogida. La prensa de la capital publicó numerosos reportajes de sus conferencias. El diario Crítica que tenía una gran circulación, publicaba con frecuencia fotografías que llenaban casi toda una página. La directora de Crítica, la señora Botana a quien habíamos conocido en Madrid- se desbordó en el recibimiento a K publicando diariamente una información completa de todos los actos. Ella también organizó una fiesta folklórica que resultó muy del agrado de los visitantes.
K, pronunció varias pláticas en el teatro Coliseum con llenos desbordantes, no obstante la gran capacidad del teatro. Recuerdo que una tarde la policía montada tuvo que despejar los alrededores del teatro por órdenes superiores para evitar tumultos desagradables. En una ocasión salí a buscar a mis amigos, el Dr. Gándara y su esposa, y por poco no logramos entrar al teatro. Tuvimos que llamar a amigos del Comité para que se nos permitiera llegar hasta el lugar que se nos había destinado. En la Argentina tuvimos ocasión de efectuar varias exposiciones de las obras de K en las principales librerías del país. En cuanto a Buenos Aires, es una de las capitales latinoamericanas que siempre ha consumido una gran cantidad de las obras de K.
Terminadas las pláticas de Buenos Aires, a K se le recibió con gran entusiasmo en la Universidad de La Plata y después en Córdoba y en Rosario. Posteriormente K continuó viaje con sus acompañantes hacia Chile.
Antes de terminar con la permanencia de K en la Argentina, deseo destacar la gran contribución del financiero Sr. José Carbone, que se hizo cargo de pagar todos los gastos que ocasionó la visita de K y sus acompañantes a la Argentina. Aparte de esto, el señor Carbone y un grupo de sus amigos realizó muy buen trabajo en la presentación de K.
Terminada la gira de K y sus acompañantes a la capital de Chile y sus provincias, ellos continuaron rumbo a México. Durante la travesía, el buque hizo escala en el puerto de Callao en Lima.
El clero del Perú ejerció toda su influencia en la capital para impedir que Krishnamurti hablara en público. No obstante esto, mi amigo don Jorge Torres Ugarriza que ocupaba altos cargos en la Masonería y en la Sociedad Teosófica- logró que K pudiese desembarcar, y después de darle un paseo por Lima, lo llevó al Templo Masónico donde K pronunció una charla. Consideramos de interés publicar una fotografía del Sr. Torres Ugarriza en compañía de K la que se tomó en el buque durante su escala en Callao, Lima, en el año 1935.
Yo regresé desde Buenos Aires a España por varias razones. Primero, porque las obras que se habían enviado a los tres países antes citados se habían agotado, y después, porque mi presencia no era tan necesaria en Chile. Otra razón de importancia era que K había prometido visitar a España en 1936 y deseaba cooperar en la organización de su visita.
Durante la visita de K a México, el Sr. Rajagopal sostuvo una agria discusión con el Sr. Adolfo Peña Gil, que a la sazón era el Presidente de la Sociedad Teosófica de México y al mismo tiempo representante de la Orden de la Estrella en ese país. Rajagopal hizo renunciar al Sr. Peña Gil y nombró como representante de la Krishnamurti Writings Inc. en México al licenciado Garza Galindo.
En 1934 tuvimos noticias de que K iba a realizar una visita a Latinoamérica. Por esta razón y con muchos meses de anticipación, regresamos a dichos países y de acuerdo con el amigo Rovira, muchas de las obras de K que habíamos publicado en Madrid. Estas se distribuyeron por toda Sur América a fin de sincronizar la visita de K con la mía. En el mes de marzo de 1935, acompañado de Clara y la niña salimos del puerto de Valencia rumbo al Brasil. Llegamos allí en el momento oportuno para efectuar una exposición de las obras de K en las principales librerías de Río Janeiro. Esta era la primera oportunidad que iba a tener Clara de cooperar con mi trabajo y de satisfacer su interés por conocer los pueblos de Latinoamérica.
En Río Janeiro, la primera conferencia de K se efectuó en un amplio stadium con la presencia de más de 10.000 espectadores. Las siguientes pláticas se celebraron en el teatro principal de la capital. En ellas actuó de traductor nuestro amigo Aleixo Souza, funcionario del Congreso Brasilero, quien también tuvo a su cargo la organización de todo el trabajo que se realizó en el Brasil.
Desde Río, con Clara y Vidya viajamos hacia Montevideo, Uruguay. Allí también llegamos a tiempo para en unión de algunos amigos, recibir a K a su llegada por barco en compañía de Rajagopal y Casselberry.
El Sr. Alvaro Araujo, intelectual muy conocido en Uruguay y representante de la Krishnamurti Writings Inc. en dicho país, hizo una magnífica presentación de K mediante la prensa y folletos. La verdad es que Montevideo figura entre las ciudades donde K tuvo la más efusiva recepción y donde sus pláticas tuvieron gran resonancia en toda la prensa. K celebró allí varias reuniones con notables escritores del país.
En aquel entonces K fustigaba a las organizaciones religiosas por su incapacidad para satisfacer la inquietud de la juventud y la búsqueda de la libertad. En una de sus pláticas, fue tal el entusiasmo que se despertó entre los jóvenes que quisieron levantar el automóvil en que viajaba K.
Terminada la primera plática K continuó hacia el chalet de la mamá de Alvaro Araujo, que era donde vivía este último.
La aceptación de K y su mensaje y el interés que despertó, me obligó a pedir a Buenos Aires que con urgencia nos enviasen mayor número de las obras de K para satisfacer la demanda del culto pueblo uruguayo.
Después de terminadas las pláticas de Montevideo, seguimos viaje para la Argentina. Tanto en la capital como en las provincias, K tuvo una calurosa acogida. La prensa de la capital publicó numerosos reportajes de sus conferencias. El diario Crítica que tenía una gran circulación, publicaba con frecuencia fotografías que llenaban casi toda una página. La directora de Crítica, la señora Botana a quien habíamos conocido en Madrid- se desbordó en el recibimiento a K publicando diariamente una información completa de todos los actos. Ella también organizó una fiesta folklórica que resultó muy del agrado de los visitantes.
K, pronunció varias pláticas en el teatro Coliseum con llenos desbordantes, no obstante la gran capacidad del teatro. Recuerdo que una tarde la policía montada tuvo que despejar los alrededores del teatro por órdenes superiores para evitar tumultos desagradables. En una ocasión salí a buscar a mis amigos, el Dr. Gándara y su esposa, y por poco no logramos entrar al teatro. Tuvimos que llamar a amigos del Comité para que se nos permitiera llegar hasta el lugar que se nos había destinado. En la Argentina tuvimos ocasión de efectuar varias exposiciones de las obras de K en las principales librerías del país. En cuanto a Buenos Aires, es una de las capitales latinoamericanas que siempre ha consumido una gran cantidad de las obras de K.
Terminadas las pláticas de Buenos Aires, a K se le recibió con gran entusiasmo en la Universidad de La Plata y después en Córdoba y en Rosario. Posteriormente K continuó viaje con sus acompañantes hacia Chile.
Antes de terminar con la permanencia de K en la Argentina, deseo destacar la gran contribución del financiero Sr. José Carbone, que se hizo cargo de pagar todos los gastos que ocasionó la visita de K y sus acompañantes a la Argentina. Aparte de esto, el señor Carbone y un grupo de sus amigos realizó muy buen trabajo en la presentación de K.
Terminada la gira de K y sus acompañantes a la capital de Chile y sus provincias, ellos continuaron rumbo a México. Durante la travesía, el buque hizo escala en el puerto de Callao en Lima.
El clero del Perú ejerció toda su influencia en la capital para impedir que Krishnamurti hablara en público. No obstante esto, mi amigo don Jorge Torres Ugarriza que ocupaba altos cargos en la Masonería y en la Sociedad Teosófica- logró que K pudiese desembarcar, y después de darle un paseo por Lima, lo llevó al Templo Masónico donde K pronunció una charla. Consideramos de interés publicar una fotografía del Sr. Torres Ugarriza en compañía de K la que se tomó en el buque durante su escala en Callao, Lima, en el año 1935.
Yo regresé desde Buenos Aires a España por varias razones. Primero, porque las obras que se habían enviado a los tres países antes citados se habían agotado, y después, porque mi presencia no era tan necesaria en Chile. Otra razón de importancia era que K había prometido visitar a España en 1936 y deseaba cooperar en la organización de su visita.
Durante la visita de K a México, el Sr. Rajagopal sostuvo una agria discusión con el Sr. Adolfo Peña Gil, que a la sazón era el Presidente de la Sociedad Teosófica de México y al mismo tiempo representante de la Orden de la Estrella en ese país. Rajagopal hizo renunciar al Sr. Peña Gil y nombró como representante de la Krishnamurti Writings Inc. en México al licenciado Garza Galindo.
SALVADOR SENDRA
IMPACTO DE KRISHNAMURTI
RESPUESTAS DE ESPAÑA, PORTUGAL E
IBEROAMÉRICA
EDITORIAL ORIÓN
MEXICO
1987