viernes, 5 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Rajagopal.

La bien conocida controversia con Rajagopal no surgió súbitamente. Se había estado tramando desde hacia algún tiempo causando mucho malestar a Krishnaji a pesar de sus genuinos y repetidos esfuerzos para poner el asunto en términos amigables.

En el otoño de 1966, cuando él vino a Ojai para las pláticas en El Robledal, se hospedó en su cabaña de Arya Vihara. Lo llamé allí para hacer una cita para verlo. Alain Naudé, quien había sido de mucha ayuda para Krishnaji en Saanen, contestó el teléfono. Le expliqué que yo era un viejo amigo de Krishnaji y quería verlo. No llamó a Krishnaji al teléfono y sus modales fueron reservados y abruptos. Le di mi número de teléfono y le pedí que por favor le dijera a Krishnaji que me llamara cuando le fuera conveniente. Nunca tuve una llamada de alguno de ellos. Así, pensé que nada más esperaría para verlo después de alguna de las pláticas en El Robledal. Pero esto no fue fácil este año. Una inusitada multitud lo cercaba después de la plática. El parecía sentirse a disgusto con ellos y rápidamente se retiraba y entraba en su carro. Una vez yo corrí hacia él cuando era conducido fuera de El Robledal. Nos saludamos uno al otro levantando la mano y yo pensé, bueno, esto será por este año.

Al llegar a la última plática, no obstante, él corrió hacia mi hermano John y le dijo que me dijera que lo fuera a ver a Arya Vihara por la tarde de cierto día. Rápidamente a las dos de la tarde del día señalado llegue a Arya Vihara. Había 8 o 10 personas en la sala, todos viejos amigos de él. Alain Naudé vino para anunciar que Krishnaji se presentaría pronto. Naudé vino seguido por Mrs. Mary Zimbalist, quien encantó a los presentes. Después de una larga espera Krishnaji apareció. Se veía incómodo y enfermo, un sentimiento que persistió durante toda la visita. Nunca lo había visto de este modo. Había muy poco del calor y vibración que uno siempre asociaba con él. Estaba distante, incomunicativo. Después de media hora de charla social, se paró y nos despidió. Yo volví a casa esa tarde con un gran sentimiento de tristeza. La expresión del rostro de Krishnaji y su manera de ser me mostraban claramente que su estancia en Arya Vihara este año había sido una gran prueba para él.

Unos cuantos días después de nuestra visita él salió para Nueva York y nunca volvió a su vieja casa de Ojai hasta después de la decisión de la Corte sobre Rajagopal, cuando la propiedad le fue devuelta vía la Fundación Krishnamurti.

Antes del regreso de Krishnamurti a Ojai yo había oído una grabación hecha por un amigo mutuo, Albert Blackburn, en Saanen, Suiza, en 1968, de una conversación con Krishnaji en la cual éste suplicaba a Rajagopal llegar a una amigable resolución en su controversia. La actitud de Krishnaji era enteramente conciliadora. Estaba perfectamente claro que todo el asunto era extremadamente insatisfactorio y penoso para él y que aunque estaba firme en su resolución de separarse de Rajagopal y de su control en la Krishnamurti Writings, Inc., estaba aun más ansioso de hacerlo sin ninguna alharaca y sin recurrir a medios legales.

Conociendo algunos de los factores que llevaron a la ruptura final, pensé que la paciencia y actitud amistosa de Krishnaji hacia Rajagopal eran verdaderamente notables. Este último, sin embargo no consintió en escuchar el cassette, aun cuando Albert Blackburn me dijo que repetidamente le había pedido a Rajagopal hacerlo. Aún más sorprendente, fue la actitud de algunos amigos de Rajagopal en Ojai, quienes también rehusaron escuchar esta reveladora grabación, en la cual Krishnaji presentó su caso por primera vez. Rajagopal inexorable en su rechazo a ponerse de acuerdo con las peticiones de Krishnamurti, y en justa imparcialidad dijo que él tenía unas buenas bases para su posición. El sostendría que Krishnaji le había dado a él derechos de autor de todas sus propiedades literarias y por tanto no estaba obligado a responder a cualquier pregunta relacionada con la controversia. Esto es verdad. Krishnaji, totalmente despreocupado de los asuntos mundanos, había firmado un documento en Poome, India, en 1957, a este respecto:

“Yo, por este documento doy la propiedad de todos mis escritos anteriores a esta fecha así como la de todos los que sigan a partir de ella a la Krishnamurti Writings Inc., de Ojai, California, USA; Londres, Inglaterra y Madrás, India.

Además, autorizo a Mr. D. Rajagopal, Presidente de la Krishnamurti Writings, Inc. para hacer cualquier arreglo que sea necesario con respecto a la publicación de todos los libros y artículos que yo he escrito o pueda escribir. El tiene mi completa autorización para hacer contratos o arreglos en mi nombre o autorizar contratos que sean hechos en mi nombre relacionados con la publicación de mis escritos.

Este documento se hace por duplicado y de buena fe.

Más tarde Krishnaji dándose cuenta del error que había cometido en esto, hizo que su abogado llevara el asunto a la Corte, la que declaró nulo y sin valor el arreglo sobre los derechos de autor dado a Rajagopal.

Rajagopal, no obstante, rehusó aceptar esta decisión.

Aumentó la tensión entre Krishnamurti y Rajagopal, que este último se rehusó a aceptar a Krishnaji como miembro del Consejo de Directores de la Krishnamurti Writings, Inc. después de que Krishnamurti previamente había abandonado esta posición.

Poco tiempo después del incidente de la grabación, yo recibí una carta de siete páginas del finado James Vigeveno, quien vivía en Ojai. Este caballero, que era un hombre de mucho éxito en el negocio de artículos de arte y que asimismo había sido muy devoto de Krishnaji, ahora salía con una ultrajante explosión contra su anterior ídolo. La carta a que me refiero fue enviada por correo a todas las personas que figuraban en la lista de corresponsales de la Krishnamurti Writings, Inc.

Citaré solamente ciertos párrafos de esa carta abusiva y repetitiva. Una apropiada respuesta a ella requeriría todo un libro, así como una completa transcripción del largo periodo del litigio que siguió hasta terminar la controversia Krishnamurti-Rajagopal.



Ojai, Cal., Julio de 1969

A MIS AMIGOS Y A TODOS AQUELLOS QUE HAN SIDO HERIDOS


Desde 1927, hacen ahora cuarenta y dos años, cuando por primera vez encontré a Krishnamurti, siempre he sido su gran admirador y amigo y he estado desde entonces profundamente interesado en sus enseñanzas. Durante estos años yo he trabajo mucho para él, he sido administrador y posteriormente Vicepresidente de la Krishnamurti Writings, Inc. hasta el final de 1966. . . Pero hacia 1960 las cosas empezaron a cambiar.

La tensión se volvió más y más fuerte y un rompimiento abierto entre Krishnamurti y Rajagopal fue proclamado en todo el mundo; Krishnamurti, que nunca había querido tener que ver con organizaciones, ahora las dirigía personalmente, con la ayuda de Mr. Naude. También hizo a un lado a los representantes de la Krishnamurti Writings, Inc. en todo el mundo y naturalmente todos aceptaron el nuevo estado de cosas: una organización llamada “La Fundación Krishnamurti”.


En octubre 31 de 1968, Krishnamurti me llamó por teléfono y me dijo:

“Yo no quiero hablar a solas con Rajagopal, quiero reunirme con los miembros de la Krishnamurti Writings, Inc. Rajagopal y usted. De no ser así, yo estoy fuera del asunto. Si no nos reunimos antes del 3 de noviembre, los abogados se harán cargo del asunto. Quiero que en la reunión estén presentes: Rajagopal y los miembros del Consejo, y a mí me acompañarán Mrs. Zimbalist, Mr. Naudé y Mr. y Mrs. Lilliefelt. Pero en ninguna circunstancia me reuniré con Rajagopal solo”.


Después de esta conversación yo hablé con Rajagopal. Rajagopal desistió de su insistencia de hablar a solas con Krishnaji y accedió a enviar el siguiente telegrama a Krishnamurti el 2 de noviembre de 1968:

“En respuesta a su deseo de hablar con los directores de la Krishnamurti Writings, Inc., yo puedo arreglar una reunión entre usted personalmente y los Directores de la Krishnamurti Writings, Inc. en su oficina de Besant Road. Por favor infórmenos de la fecha y la hora que desee, a su regreso de Claremont, cuando más de los miembros puedan estar disponibles. Firmado James Vigeveno”.


El 5 de noviembre recibí la siguiente respuesta:

“Siento mucho que Rajagopal y los Directores rehusen mi proposición para reunirnos todos nosotros. Yo no asistiré solo a una reunión. El asunto está ahora fuera de mis manos. Krishnamurti”.

. . .James Vigeveno



El resto de la carta contiene una serie de acusaciones sin base, distorsiones y verdades a medias, todo lo cual no tiene caso citar en este libro.

Conozco a Krishnamurti desde mi niñez y me he dado cuenta de su relación con Rajagopal y de la extraordinaria generosidad, consideración, lealtad y verdad con las que Krishnamurti siempre lo ha tratado, me sentí ultrajado por la ridícula e insultante manera en que Vigeveno defendía a Rajagopal.

Pero, ya es bastante sobre la explosión de Vigeveno.

Mi contestación a su carta, es colérica también, pero mirando hacia atrás en las circunstancias, pienso que está plenamente justificada.



1533 North Orange Grove
Hollywood, Ca. 90046
Agosto 16, 1969



Sr. James Vigeveno
Besant Road
Ojai, California



Querido señor Vigeveno:

Acuso recibo de su carta “A MIS AMIGOS Y A TODOS AQUELLOS QUE SE HAN SENTIDO HERIDOS”:

“Durante los pasados diez años Krishnamurti ha pedido repetidamente al Sr. Rajagopal, Presidente de la Krishnamurti Writings Inc. le informe y le consulte sobre su actuación y negocios. El Sr. Rajagopal se ha rehusado constantemente a hacerlo y ha negado a Krishnamurti el acceso a sus propios manuscritos y archivos en la Krishnamurti Writings. Además, Krishnamurti ha sabido recientemente que a través de estos años se han hecho cambios en la Krishnamurti Writings Inc. excluyéndolo a él de toda opinión en sus negocios. Krishnamurti trató muchas veces de llevar los asuntos amigablemente con el Sr. Rajagopal y otros miembros de la Dirección de la Krishnamurti Writings, pero no tuvo respuesta. . . El dinero dado a la Krishnamurti Writings para su trabajo a la fecha está incluido en esa organización y no está a su disposición”.

Esto, como indudablemente a usted le consta, es una cita de una declaración de Krishnamurti publicada en el Boletín de Verano de la Fundación Krishnamurti. Esta es la clave de la controversia Krishnamurti-Rajagopal.

Así pues, siendo lo ya dicho en el párrafo anterior el meollo de la situación, todos hemos esperado una declaración oficial de su grupo, en lugar de eso nos hemos encontrado con su “white paper”. En este extenso documento usted evadió cuidadosamente el punto central y llenó siete largas páginas con un ataque insultante a la persona de Krishnamurti mismo. No creo que este enfoque pueda ayudar a su causa.


Sinceramente suyo

Sidney Field



Pocos días después de ser enviada al correo esta carta, recibí una llamada telefónica de Rajagopal desde Ojai. Parecía ser que Vigeveno, que era su vecino llegó muy trastornado a él llevándole mi carta, queriendo saber por qué Rajagopal pensaba que yo alguna vez podría convertirme a su causa. Excitado, Rajagopal empezó por decirme que Vigeveno, “ese fino e inteligente caballero” que siempre se había considerado mi amigo, estaba terriblemente herido por las cosas que yo había dicho, añadiendo que lo menos que yo podía hacer en estas circunstancias, era llamarlo inmediatamente o escribirle disculpándome. Rajagopal apelaba a nuestra vieja amistad para detener mi juicio hasta que él pudiera explicar el asunto.



“Todo esto es un malentendido” dijo Rajagopal. “Yo amo a Krishnaji y también lo ama James Vigeveno”.

“¿Es esta carta la manera en que usted y Vigeveno expresan su amor a Krishnamurti?” La contestación fue pedirme ir a verlo, para que él pudiera decirme toda la verdad y explicarme todas las cosas.
-“Yo iré mañana en la mañana” le dije.
-“Déme una semana de tiempo respondió Rajagopal-. Tengo que prepararme”.
¿Quién necesita una semana para explicar a un viejo amigo la seria ruptura de sus cuarenta años de relación con Krishnaji? Este fue el final de nuestra conversación.
Los amigos que habían leído mi carta a Vigeveno me sugirieron enviar una copia de ella a Krishnaji, quien estaba entonces en Brockwood. Así lo hice.
Un par de semanas más tarde recibí la respuesta de Krishnaji y también una carta de Mary Zimbalist, miembro de la Fundación Krishnamurti de América, quien estaba en la escuela de Brockwood con él en ese tiempo.

Brockwood Park,
Brandean,
N.R. Alresford, Hampshire. England.

24 de septiembre, 1969

Mí querido Sidney:
Muchas gracias por su carta incluyendo su respuesta a la bobería de Mr. Vigeveno.
Debo decir que su respuesta es realmente muy buena, y si puedo hacerlo, me gustaría felicitarlo por la forma en que ha ido usted directamente al punto, mostrando exactamente todo lo que ellos están haciendo.
Es sorprendente cómo esta carta de Vigeveno ha circulado alrededor del mundo. Parece que ellos la han enviado a la India y a muchas personas en Europa, y eso significa que realmente quieren hacer un escándalo de todo ello. Me apena mucho que todo esto haya sucedido cuando todas las cosas pudieron haber sido arregladas de una manera razonable, sana y amigable.
Me alegro que usted haya tenido una llamada telefónica de Rajagopal y tal vez usted pueda verlo y si es posible ayudarlo a recapacitar sobre todo esto.
Espero que esté usted bien y por favor de le mis recuerdos a toda la familia.
Suyo muy afectuosamente,
Krishnamurti

P.D. Espero verlo en la próxima primavera. Espero se encuentre bien.

Brockwood Park,
Brandean,
N.R. Alresford, Hampshire. England.
24 de septiembre, 1969

Querido Sidney:
Si yo tuviera un sombrero me gustarla arrojarlo al aire con gran entusiasmo por su contestación a la miserable carta de Vigeveno. Ella ha regocijado a Krishnaji y debería ser enmarcada en los archivos como una brillante muestra de equilibrio en todo este feo asunto.

Con todos mis mejores deseos,
Suya,
Mary Zimbalist

Cuando Krishnaji volvió a los Estados Unidos el siguiente año, se alojó en la casa de Mrs. Zimbalist en Malibú, un lugar de tranquila distinción en lo alto de un peñasco con vista al mar. Allí fui a verlo. El me recibió afectuosamente y me dio una hermosa bufanda de seda pintada a mano con batique que había traído de la India, un hermoso regalo que le aprecié profundamente
Mrs. Zimbalist, una anfitriona perfecta, sirvió el té en su elegante salón con un cuadro que mostraba la serena y suave bahía de Santa Mónica. Krishnaji me dio las gracias personalmente por mi carta a Vigeveno y hablamos largamente sobre la infortunada controversia con Rajagopal. Era difícil para Krishnaji darse cuenta de cómo un hombre al que había mirado como un hermano por tantos años, pudiera volverse contra él con tan feroz hostilidad. Yo dije que en mi opinión este cambio de actitud de Rajagopal había estado preparándose por años, aun cuando aparentemente él no lo hubiera notado o pensaba que no tenía importancia. “Creo que por un largo tiempo Rajagopal ha albergado un profundo resentimiento contra usted, Krishnaji”.
Pero, ¿por qué?, ¿por qué? me preguntó sobresaltado.
Yo dije que pensaba que era el resentimiento de una persona que siempre había tenido aversión a tomar un segundo papel al lado de un hombre de genio. Añadí que yo había querido hablarle a él acerca de esto en varias ocasiones, pero sentía que su lealtad hacia “su familia” no me permitiría ninguna crítica.
Krishnaji, esperando aun resolver la controversia en una forma amistosa, me preguntó que pensaba que debería hacerse. Dije que en mi opinión él tendría finalmente que demandar a la Krishnamurti Writings Inc. para resolver el conflicto. Yo ofrecí consultar a mi abogado Robert Kenny, quien había sido Procurador General en California y por ahora un juez de la Suprema Corte en los Ángeles. Krishnaji pensó que ésta era una buena idea y acordamos que yo haría una cita con el Juez de la Suprema Corte en los Ángeles y se lo comunicaría.
Al día siguiente llamé a la oficina del Juez Kenny, la cual había sido dejada a cargo de su asociado Robert Morris, un viejo amigo confiable e hice una cita para verlo sobre el asunto de Krishnamurti. Unos pocos días más tarde, Mrs. Ema Lilliefelt un miembro del Comité de la Fundación Krishnamurti de América, quién había dirigido una investigación de los aspectos legales de la controversia, y yo mismo, fuimos a hacer una visita a Morris en su oficina a la ciudad de los Ángeles. Nos sentamos alrededor de una gran mesa de conferencias y Mrs. Lilliefelt le entregó una carta de Krishnaji explicando su posición en el asunto. Después de leerle cuidadosamente hizo muchas preguntas y varios puntos de vista fueron intercambiados. Finalmente, Morris sugirió que visitáramos al Juez Kenny en su casa de Hollywood. Esa tarde llamé a éste e hice una cita para verlo en compañía de Krishnaji la semana siguiente.
En el intervalo telefonee a Morris para saber su reacción personal a la carta de Krishnaji. “Me parece que él ha sido tratado injustamente” dijo y añadió que el principio y el fin de la carta lo habían divertido.
-“¿Por qué?” pregunté yo.
Primero él le dice a Rajagopal que se de por muerto y al final él firma “con amor”. “¿Esa es la costumbre en la India?”
No. Es el estilo especial de Krishnaji. “¿Pero eso hace a usted pensar que el amor y la muerte sean incompatibles?” lo cual lleva a una discusión filosófica totalmente separada del caso en cuestión.
Algunos días después. una tarde, Krishnaji, Mary Zimbalist. Alain Naudé y yo, llegamos a la casa del Juez Kenny en Laurel Canyon. Kenny estaba familiarizado con las enseñanzas de Krishnaji y fue para él un placer encontrarse con él. Después de haber sido enterado de toda la situación, su opinión legal fue que Krishnaji, o la Fundación Krishnamurti de América tenía amplia base para instituir procedimientos legales contra la Krishnamurti Writings Inc. pero que tomaría tiempo antes de llegar a una audiencia, tal vez dos años Krishnamurti se sobresaltó al oír esto, añadiendo que la erección de una escuela en Ojai para implementar sus enseñanzas y su concepto de la educación, tenía la más alta prioridad, pero él no podría seguir adelante con esto porque los fondos y las propiedades que los amigos le habían donado a él a través de los años, para propagar su enseñanza como él lo creyera conveniente, se veían obstruidos por la Krishnamurti Writings Inc. Kenny respondió enfatizando la necesidad de entablar un proceso desde luego. Explicó que la ley da al defendido el derecho de mantenerse posponiendo una audiencia sobre diferentes bases poniendo reparos, en terminología legal, los cuales pueden demorar una resolución legal por años.
Krishnaji estaba impresionado por la erudición y encanto personal de Kenny y lamentaba que a causa de su posición como Juez de la Suprema Corte no pudiera encargarse del caso. Conforme se presentaban las cosas, los abogados de Mary Zimbalist tomaron el caso a su cargo el cual se demoró a causa de numerosos reparos por parte del defendido ¡durante cuatro años!
Por este tiempo, el verano de 1969, Krishnaji había publicado en el BOLETIN órgano oficial de la Fundación Krishnamurti de América, una declaración respecto a su rompimiento con Rajagopal:

DECLARACION DE KRISHNAMURTI
Muchas personas han escrito expresando su interés acerca de la disolución de la Krishnamurti Writings Inc. y preguntando por qué había sucedido esto.
Krishnamurti siente que el público debería ser informado, ya que ellos, por los pasados cuarenta años respaldaron este trabajo e hicieron substanciosas contribuciones a la Krishnamurti Writings Inc., a este respecto.
Durante los pasados diez años, Krishnamurti ha pedido repetidamente al Sr. Rajagopal, Presidente de la Krishnamurti Writings Inc., le informe y consulte acerca de su política y negocios. El Sr. Rajagopal constantemente ha rehusado hacer esto y ha negado a Krishnamurti el acceso a sus propios manuscritos y archivos en la Krishnamurti Writings Inc. Además, Krishnamurti ha sabido recientemente que a través de los años se han hecho cambios en la Krishnamurti Writings Inc. excluyéndolo a él de toda voz y voto en estos asuntos. Krishnamurti trató muchas veces de arreglar el asunto amigablemente con el Sr. Rajagopal y los miembros del Comité de la Krishnamurti Writings Inc. aunque inútilmente.
El siente mucho que haya sido necesario solicitar fondos una vez más, pero el dinero dado a la Krishnamurti Writings Inc. para su trabajo está por ahora detenido en esa organización y no está a su disposición.
Todas las precauciones han sido tomadas en la Fundación Krishnamurti en Inglaterra y la Fundación Krishnamurti de América para asegurar que un problema similar jamás ocurra en el futuro.


K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988




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