martes, 30 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Emily Lutyens.

 Año 1937.

A mediados de abril, K escribía desde Ommen a Lady Emily diciéndole que él y Rajagopal se sentían «mortalmente cansados», que habían estado en movimiento por siete meses, de modo que ahora iban a Chesierès sur Ollon en Suiza para tomar un descanso. A esto siguió una semana en Londres donde K se hospedó otra vez con Lady Emily; después regresó a Ommen para reuniones por todo el mes de junio. Aun cuando K hablaba cada mañana por una hora y media, estaba sufriendo de fiebre de heno y bronquitis que le enviaban a la cama en las primeras horas de la tarde. «Bastante horrible, no me deja dormir bien», le contaba a Lady Emily. Esta es la primera mención de la fiebre de heno, a menudo acompañada de bronquitis, de la que sigue sufriendo todavía.

Después del Campamento de Ommen que siguió a la reunión, K volvió a Londres por una semana, quedándose como era habitual, con Lady Emily. Esta visita, evidentemente, no fue feliz. Él había tenido una conversación con una de las hijas de Lady Emily, Ursula Ridley, que estaba pasando por una época desdichada conversación que fue completamente mal interpretada por Lady Emily, como lo demuestra la carta que K le escribió el 26 de agosto, cuando estuvo de regreso en Ommen :

Siento mucho que nos hayamos separado con irritación, pero estas conversaciones o charlas psicológicas no pueden arreglarse en unos pocos minutos. Tienen que madurar dentro de uno; es preciso reflexionar sobre ellas, no de vez en cuando sino constantemente. Usted dijo que yo estuve aconsejando a Ursula que fuera analítica, introspectiva, pero no es eso lo que hice. Mis conclusiones fueron que el análisis y la disección psicológica no conducen a ninguna parte. Sólo la percepción inmediata de la inutilidad del análisis, donde una parte de la mente desnuda a otra parte de la mente, lleva a «alguna parte». Para ver la inutilidad del autoanálisis, uno debe estar atento al proceso de disección. Esto es lo que estuve tratando de comunicar, pero todo ello requiere más que una charla casual después del té. Lamento realmente si la he irritado, mum, y, por favor, perdóneme. Espero que cuando nos encontremos la próxima vez, podré explicarme mejor.

K ponía y sigue poniendo en tela de juicio todo el concepto de la mente subconsciente; sostiene que existe una sola conciencia. Dividir la conciencia en diferentes capas, origina fricción y conflicto. «Cuando usted se dé cuenta de su condicionamiento, comprenderá la totalidad de su conciencia», ha dicho más de una vez en sus pláticas.

K pasó un invierno tranquilo en Ojai durante 1937-l938. Le gustaba estar allí:

Ojai es particularmente hermoso en esta época [le escribió a Lady Emily el 31 de enero de 1938]. Ha estado lloviendo y las lluvias han enverdecido la tierra. Hay suaves sombras cambiantes que cruzan las montañas. Están brotando las mimosas y se percibe muy ocasionalmente el aroma de los azahares, porque todavía no es la estación. Los naranjos se ven tan artificiales con sus hojas de color verdeoscuro y sus brillantes naranjas doradas. Las montañas que se recortan contra el suave cielo azul, me recuerdan a Taormina, su mar prodigioso y el Etna distante. ¡Cuántas cosas han ocurrido desde que estuvimos juntos allá! [en 1914]. Los cambios han sido tan dramáticos que uno se ha acostumbrado a ellos. Toda la cosa es fantástica.

K seguía diciéndole a Lady Emily que casi no veía a nadie excepto a los Rajagopal, que no sostenía reuniones ni concedía entrevistas. Rajagopal permanecía la mayor parte del tiempo en Hollywood. Radha asistía diariamente a una escuelita en el valle.

Estoy meditando muchísimo [continuaba] y me siento profundamente conmovido con los inesperados y asombrosos descubrimientos internos. Es muy bueno estar así, quieto, tranquilo; hay muchas ideas y, poco a poco, estoy tratando de encontrar palabras y expresiones adecuadas para ellas. Hay un éxtasis profundo. Existe una madurez que no puede forzarse, que no puede estimularse artificialmente. Sólo esta madurez puede dar origen a una vida de abundante plenitud y realidad. Estoy verdaderamente feliz por esta quietud y esta meditación que, aparentemente, no tiene un propósito determinado.

«Hacer inesperados y asombrosos descubrimientos dentro de uno mismo» sin ninguna dirección ni propósito, es lo que entiende por meditar. El no aprueba esos sistemas de meditación que embotan y tranquilizan la mente mediante la repetición de una palabra o la concentración en un objeto o idea. Para él, la mente se encuentra en su máximo nivel de agudeza, energía y capacidad inquisitiva, durante la meditación



KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)

 

No hay comentarios.:

Etiquetas