martes, 30 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y el Nacionalismo/Imperialismo.

Solo con Rosalind y Radha en Ojai durante la primavera de 1938, después de que Rajagopal había partido hacia Europa, K escribió a Lady Emily que había estado leyendo La Casa que Hitler edificó (de S. H. Roberts) y que se proponía leer La evolución de la Física de Einstein y Leopold Infell. Acababa de recibir de Lady Emily, Insanity Fair (de Douglas Reed). La guerra en Europa parecía inminente. «Hay guerra en España, en China y están tratando de iniciarla en México escribía en abril . Matanzas y más matanzas. ¡Para qué! Como soy un completo pacifista, más que eso, todo este derramamiento de sangre es para mí espantoso y absolutamente bárbaro. La violencia no produce paz, sólo engendra más violencia, más odio. Muchos norteamericanos están cancelando sus viajes a Europa».

Ese año no hubo pláticas en Ojai, probablemente porque Rajagopal se encontraba fuera. En julio K zarpó de Nueva York para Rotterdam, y fue directamente a Ommen donde Rajagopal le aguardaba. Rosalind no viajó a Europa este año porque el dinero escaseaba, de modo que ésta fue la primera vez en su vida que K viajó solo. En Plymouth, donde el barco hizo escala, él había despachado una carta a Lady Emily diciéndole que «ésta había sido la clase habitual de viaje. Había reporteros en Plymouth, y uno de ellos me pidió que hiciera algunos trucos de magia, ¡ya que era un místico hindú! Miss Lilian Gish está a bordo y la conozco. Estábamos tomando el té juntos cuando irrumpieron los reporteros. ¡Querían saber si había un romance entre nosotros!» K había conocido a Lilian Gish, la heroína de aquellos primeros filmes mudos Huérfanos en la tempestad y El nacimiento de una nación por medio de John Barrymore, amigo de K hasta su muerte acaecida en 1942. Era Barrymore quien había pedido a K que interpretara el papel del Buda en una película que él quería realizar sobre la vida del Buda.

El Campamento de Ommen, el decimoquinto, tuvo lugar en agosto. Fue el último en celebrarse ahí. Al año siguiente se canceló por la inminencia de la guerra, y en 1941 los alemanes convirtieron el lugar en un campo de concentración.

Después del Campamento, K pidió a Lady Emily que viniera y se quedara en Ommen ella podría permanecer en su cabaña, que tenía todas las comodidades, o en Heenan­. Cuando K se dio cuenta de lo renuente que estaba ella a hacer el viaje, él y Rajagopal fueron a Londres para verla. Llegaron el 16 de septiembre, día en que Neville Chamberlain volvía triunfalmente desde Munich con su «papel de la paz».

Rajagopal partió el otro día para los EE.UU., y K, después de pasar una noche en París, el día 24 tomó en Marsella el vapor Strathallan de la P & O Line en ruta a Bombay. Esta era la línea marítima en que los oficiales británicos viajaban siempre a la India. Un amigo indio, V. Patwardan, a quien todos llamaban Pat, y al que K conocía desde muchos años atrás, viajó con él. La visita de K a Lady Emily había sido más afortunada que la del año anterior cuando se separaron con irritación. También era bueno que así fuera, porque iban a pasar nueve años antes de que volvieran a encontrarse.

Estuve realmente muy apenado por tener que dejarla, mum [escribía K desde el barco el 27 de septiembre]. Me sentí triste cuando el tren arrancó. Estuvo usted tan dulce y ya sabe cuánto la amo. Creo que los barcos de la P & O son de lo peor; la gente es bastante ruda, la comida es mala y la distinción que se hace entre los nativos y los blancos es muy precisa y marcada. De qué sirve pelear con los alemanes si es lo mismo en todo el mundo. El otro día hubo plegarias; los protestantes en el salón de primera clase, los católicos romanos en el salón turista o de segunda clase. Cubrieron los altares con el pabellón nacional. Aun a Dios debe uno acercarse mediante banderas nacionales. ¿A dónde llevará todo esto? A la muerte y a la destrucción. ¡Qué mundo! La vida es extraña. Tiene que haber amor y belleza dentro de uno mismo, de otro modo el mundo es insoportable.

Y desde Aden, el 1° de octubre:

Los pasajeros de este barco representan al mundo. El prejuicio racial entre ingleses e indios es brutalmente obvio. Es bastante cruel y tan innecesario... pero usted sabe todo esto. Entre los mismos pasajeros ingleses hay diferencias de clase, prestigio y riqueza. Hay algunos franceses, pero se les deja severamente aparte como a los «nativos». Los australianos -el barco va a Australia-­ están solos. Así están las cosas, pues, ¡y hablamos de los brutales alemanes, de la persecución y la injusticia! Éste es realmente un mundo cruel, y los individuos son la única esperanza.

Al desembarcar en Bombay el 6 de octubre, K encontró a sus amigos indios inmersos en los «mezquinos celos» de la política. Muchos que eran seguidores de Gandhi, habían estado en prisión uno de ellos cuatro veces . K se había encontrado con Gandhi en varias oportunidades, pero jamás llegó a involucrarse en política. «Parezco fuera de lugar en todo esto, como lo estoy en otras partes», escribió. Y desde Vasanta Vihar, Adyar, volvía a escribir el 19 de octubre acerca de la degradación que casi había destruido la belleza de la India, y después continuaba diciendo:

Los diarios ingleses se lamentan de los horrores que los japoneses están perpetrando en China y de la devastación que tiene lugar en España, pero los mismos diarios y la misma gente cierran los ojos ante la brutalidad imperial que se desarrolla en Palestina y la India. El imperialismo es la maldición de este mundo, sea el imperialismo de los ingleses o el de los alemanes. Parece no haber fin para esta forma de crueldad. Le hace llorar a uno atravesar estas aldeas. Oh, Dios, uno debe mantenerse cuerdo, porque el odio es locura, y el odio prevalece en todo el mundo. Permanezcamos cuerdos y no perdamos el afecto.

K no veía diferencia entre la agresión germana y el imperialismo británico. Habiéndose «apoderado de la mitad de la tierra», los ingleses «podían darse el lujo de ser menos agresivos» aunque en el fondo fueran tan «brutales y codiciosos» como cualquier otra nación. El nacionalismo, como el imperialismo, era una de las maldiciones del mundo. K no tiene violencia dentro de sí. Si alguien le atacara dudo que él se defendiera, aun como un reflejo físico. Es probable que cayera inconsciente. Es peligrosamente fácil para él perder la conciencia; su asidero en la vida es como un hilo muy delgado, por bien que se encuentre de salud. La pregunta clisé: «¿Qué haría si viera que torturan a su esposa o a su hijo?», no tiene validez para él. Podría pedirle al atacante que se detuviera, y posiblemente el bruto, reconociendo una autoridad extraordinaria, lo haría, pero es en extremo improbable que K intentara un salvamento por la fuerza. Ciertamente, no hay en él más cobardía de lo que hay violencia. Casi toda la violencia y la crueldad surgen del miedo, y al no tener miedo, K no conoce la agresión ni la represalia.

Desde Poona subió a los cerros con Pat y Ratansi para alojarse con el hermano de Pat, el Rajá de Sangli en Malabeleshwar, un viaje de tres horas. Lady Emily le había escrito evidentemente para recordarle lo que los judíos sufrían bajo Hitler, porque el 21 de noviembre él escribía desde Malabeleshwar:

Estoy completamente de acuerdo con usted en que los judíos están pasando una época horrible y degradante. Toda la cosa es una absoluta demencia. Es repugnante que los seres humanos se comporten de esa manera bestial; a los kaffires los tratan del modo más bestial e inhumano; los brahmines en ciertas partes del sur han perdido todo sentimiento de humanidad en relación con los intocables; los dirigentes blancos y mestizos del país son en su mayoría máquinas que conducen un sistema brutal y estúpido; los negros en el sur de los EE.UU. la están pasando mal; una raza dominadora explota a otra, como puede verse en todo el mundo. No hay razón, no hay cordura detrás de toda esta codicia de poder, de riqueza y posición. Es difícil para el individuo no ser succionado por este vendaval de odio y confusión. Uno debe ser un individuo cuerdo y equilibrado, que no pertenezca a ninguna raza, país o ideología particular. Entonces tal vez puedan volver al mundo la cordura y la paz. Perdón por haber escrito como un predicador.

De Rajghat, donde permaneció dos semanas sosteniendo discusiones diarias con los maestros, K regresó a Madrás en los comienzos de 1939, y desde allí fue al Valle de Rishi; finalmente, al terminar marzo, viajó a Colombo, desde donde escribió manifestando su sorpresa por la cantidad de gente que acudía a sus pláticas y por el gran interés que demostraban los diarios. El 1° de abril se embarcó con Pat para Australia. Los pasajeros eran en su mayoría judíos desarraigados en viaje a Australia y Nueva Zelanda para iniciar una nueva vida. Muchos de ellos estaban aprendiendo inglés a bordo. «Éste es realmente un mundo de lo más brutal escribió K desde el barco a Lady Emily . Es tan fácil maldecir a Hitler, Mussolini y Cía., pero esta actitud de dominación y ansia de poder está en el corazón de casi todo el mundo; por eso tenemos guerras y antagonismos de clase. Hasta que la fuente de todo esto se clarifique, siempre habrá confusión y odio». La fuente es, por supuesto, el corazón humano; esta clarificación de la fuente es la base de la enseñanza de Krishnamurti.

K habló en Fremantle, Adelaida y Melbourne. En Sydney se alojó otra vez con los Mackay hasta fines de mayo cuando continuó a Nueva Zelanda. Cuando finalmente retornó a California, Pat regresó a la India. Habría de morir súbitamente en diciembre, víctima de una hemorragia cerebral


KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)

 

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