martes, 30 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Aldous Huxley.

A principios de febrero de 1938, K conoció al escritor inglés Gerald Heard, que residía en Hollywood y le había escrito solicitándole una entrevista. Heard fue invitado a Arya Vihara, donde pasó un día. «Parece un hombre muy agradable y tuvimos todos una interesante conversación. Está bien preparado en conocimientos científicos», fue el comentario de K. Heard había llegado a los EE.UU. en abril de 1937 con Aldous Huxley, la esposa belga de Huxley, María Nys, y el hijo de ambos, y todos habían recorrido en automóvil los Estados de la Unión hasta California. Huxley estaba ahora internado en un hospital con neumonía bronquial, pero envió con Heard un mensaje en el que expresaba lo mucho que le complacería conocer a K cuando volviera a su casa en Hollywood. En esa época, tanto Heard como Huxley eran discípulos del Swami Prabhavananda, Jefe de la Orden de Ramakrishna en Los Ángeles, cuyo ashram se conocía con el nombre de Centro Vedanta, porque la enseñanza se derivaba de las antiguas escrituras, los Vedas.

No fue sino hasta mediados de abril que tuvo lugar el encuentro entre K y Huxley. K fue a verle acompañado de Rajagopal.

Gerald Heard también estaba ahí [le decía K a Lady Emily el 9 de mayo]. Él nos agradó mucho a ambos. Por supuesto, Huxley es lo que se llama un intelectual, pero yo no creo que sea solamente eso. Hablamos acerca de casi todo la dificultad de la comunicación con tanta propaganda , cómo los seres humanos andan a tontas y a locas, lo difícil que es crear o formar un grupo sin intereses creados, el Yoga, etc. Tanto a Rajagopal como a mí, los dos nos gustaron mucho, y sería agradable continuar la amistad con ellos en el futuro. Huxley sufre de la vista, está ciego de un ojo y el otro está debilitado; recientemente estuvo muy enfermo. Vendrán con Mrs. Huxley a pasar el día aquí la semana próxima.

Rajagopal se había ido cuando los Huxley vinieron había partido para Europa el 19 de abril pero Rosalind estaba. «Mr. y Mrs. Huxley y Mr. Heard vinieron el otro día para pasarlo aquí escribió a Lady Emily el 30 de mayo . Hablamos de las reuniones, los grupos, las comunidades, la disciplina. Ambos están muy bien informados y son intelectuales eminentes. Pienso que vieron algunos de los puntos que estuve explicando. Creo que vendrán de nuevo. Me agradan».

Ese fue el comienzo de una íntima amistad con los Huxley. En noviembre de ese año Huxley comenzó un tratamiento para los ojos mediante ejercicios que introdujo el médico norteamericano W. H. Bates. (El Dr. Bates había colaborado con dos artículos para el Heraldo de la Estrella, en marzo y octubre de 1924). K mismo habría de practicar más adelante este tratamiento, no porque tuviera algún problema en la vista sino a fin de evitar el uso de anteojos cuando fuera envejeciendo. Como resultado de esto ahora puede, a los ochenta y seis años, leer perfectamente sin anteojos. Todavía sigue haciendo estos ejercicios por diez minutos al día.

Cuando Christopher Isherwood vino a California en 1939, su amigo Gerald Heard lo presentó al Swami Prabhavananda, del cual pronto se convirtió en discípulo. La meditación sobre una palabra determinada o «mantra» era fundamental para la enseñanza que impartía el swami, y todos los días tenía lugar el «puja» en el pequeño templo contiguo al Centro Vedanta. Isherwood estaba dispuesto a postrarse ante el swami y quitar el polvo de sus zapatos. Heard también presentó a Isherwood a Huxley, pero la relación entre estos nunca fue fácil.

El hecho de que ambos, Aldous y yo fuéramos oficialmente discípulos de Prabhavananda no fortaleció el vínculo entre nosotros hasta donde me hubiera interesado que lo hiciera [habría de escribir Isherwood]. Estaba empezando a darme cuenta de que Aldous y Prabhavananda eran temperamentalmente muy distintos. Prabhavananda era fuertemente devocional. Aldous se asemejaba mucho más a su amigo Krishnamurti, quien por entonces vivía en Ojai a unas dos horas de viaje de Los Ángeles. Krishnamurti exponía una filosofía de discriminación entre lo real y lo irreal; como hindú que ha roto con el hinduismo sentía repulsión por la religión y sus rituales. También desaprobaba grandemente la relación gurú discípulo. Según mi diario (julio 31) [l940], debo haberle dicho a Aldous al menos algo de las últimas instrucciones que me impartió Prabhavananda, y eso es lo que seguramente impulsó a Aldous a decirme que Krishnamurti nunca meditaba sobre «objetos» como flores de loto, luces, dioses y diosas y que incluso creía que hacer eso podía conducir a la demencia10.

Aún cuando el swami afirmaba que Huxley había sido «iniciado» por él, parece ser que Huxley no hizo más que flirtear con la enseñanza de Ramakrishna, y en tal caso solamente antes de conocer a K. Hay pocas referencias a K en las cartas de María Huxley citadas por Sybille Bedford en su biografía de Aldous: «Él [K] es encantador, entretenido y tan sencillo. ¡Cómo debe sufrir cuando le tratan como a un profeta!» K se contaba entre sus amigos «más queridos»; no obstante María pudo escribir: «Ella [la actriz inglesa Iris Tree] vive cerca de nuestros amigos, el grupo Krishnamurti, y usted sabe el horror que los brahmines tienen a los perros. Pero ellos le perdonaban a Iris por traer los perros y subirlos al auto, donde dejaban rastros de olor y pelos blancos... K ha viajado por todas partes y habla todos los idiomas, lo cual es también agradable». Lejos de sentir horror por los perros, K los amaba, y aparte del inglés, en esa época sólo podía hablar francés.

Cuando la sobrina de María Huxley, de veintiún años, vino a California en 1946, sentía timidez al tener que conversar con Aldous durante «aquellos maravillosos paseos de familia por las montañas mientras que con Krishnamurti experimentaba un alivio terrible al no tener que decir una sola palabra y sentirme completamente cómoda »11.

K realmente nunca quiere conversar durante un paseo, a menos que sea sobre la naturaleza; la conversación le distrae y le impide observar todo cuanto le rodea, como le gusta hacerlo. Su memoria para los escenarios naturales es notablemente exacta. Refiriéndose a sí mismo en tercera persona, él ha descrito así sus paseos con Huxley:

Él [Huxley] era un hombre extraordinario. Podía hablar de música moderna y clásica podía explicar con mucho detalle la ciencia y sus efectos en la civilización moderna y, desde luego, estaba muy familiarizado con la filosofía zen, vedanta y, naturalmente, el budismo. Pasear con él era una delicia. Acostumbraba discurrir sobre las flores que había al borde del camino y, aunque no podía ver bien, cada vez que en los cerros de California pasábamos junto a un animal, solía nombrarlo, y entonces se explayaba sobre la naturaleza destructiva de la civilización moderna con su violencia. Krishnamurti le ayudaba en ocasiones a cruzar un arroyo o un bache en el camino. Esos dos seres tenían una extraña relación el uno con el otro; afectuosa, considerada, y entre ellos parecía haber una comunicación no verbal. A menudo solían sentarse juntos sin pronunciar una palabra12.

10 My Guru and his Disciple por Christopher Isherwood, p. 50 (Eyre Methuen, 1980).
11 Bedford, II, 71 (Chatto & Windus, 1973).
12 MS por K, 1976, Archivos de Krishnamurti, Brockwood Park.

KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)


 

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