sábado, 10 de febrero de 2007

Jiddu Krishnamurti y el Pimentero.

 Pongo la flor fresca a sus pies. No pienso que esto es un rito o ritual. La flor es de parte de todos nosotros. Luego salgo a poner la flor en un vaso con agua y la coloco en la mesa del cuarto.

Cuando vuelvo encuentro que han cubierto la cara. Esa cara que había tomado siglos en refinarse, y quién sabe qué otra cosa para hacerla divina, esa cara no se volvería a ver.

Los encargados fúnebres vienen. El cuerpo se coloca en una caja de cartón morena que después se cierra. Son las 8:10 A.M. Sacan el cuerpo por el balcón en un trole hasta la camioneta que espera debajo del árbol pimentero. Es un cielo sin sol.

Observamos en silencio. Una gran bandada de cientos de gansos grises vuelan hacia el este en una formación perfecta de y por encima del cuerpo que está en la camioneta bajo el árbol pimentero. Tres autos siguen a la camioneta por casi una hora hasta el Cementerio de Lvy Lawn en Ventura. El crematorio está al lado del Océano Pacífico.


SALVADOR SENDRA
IMPACTO DE KRISHNAMURTI
RESPUESTAS DE ESPAÑA, PORTUGAL E IBEROAMÉRICA
EDITORIAL ORIÓN
MEXICO
1987

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