K y Rajagopal emprendieron vuelo a la India el 24 de octubre. Desde Bombay se dirigieron en tren a Bangalore y después fueron en automóvil a la escuela del Valle de Rishi. Lluvias torrenciales acababan de descargarse sobre el valle después de largos años de sequía. Como K le escribió a Lady Emily el 8 de noviembre:
Usted puede imaginarse cómo ha sido esto; hambre, falta de agua en los pozos, el ganado que se moría. Ha sido terrible. Pero ahora la tierra sonríe rica en verdor, y es muy hermosa. (Mrs. Gandhi visitó a K en el valle de Rishi en diciembre de 1980, después ordenó que se construyera una represa a fin de dar irrigación permanente del valle). Hay conversaciones con los niños y largas discusiones con los maestros, de manera que estamos bastante ocupados. Partiremos de aquí para Adyar [Vasanta Vihar] hacia fines de mes. Me alegro de que podamos ver el manuscrito antes de que se imprima.
Lady Emily envió el texto mecanografiado de su libro a Rajagopal diciéndole que lo necesitaba de vuelta tan pronto como fuera posible. Llegó a Vasanta Vihar el 24 de diciembre, en momentos que K, conforme a la respuesta de Rajagopal despachada el mismo día, estaba «muy agotado» después de «seis semanas de hablar ininterrumpidamente» y pocos días antes de que ellos partieran hacía Rajghat en Benarés. Pero después de echarle una ojeada, Rajagopal sintió que era una crónica muy valiosa, intensamente interesante, pero que cuando el libro se publicara despertaría muchas reacciones, y que a algunas personas la historia las dejaría profundamente desilusionadas, e incluso trastornadas; que él tenía muchas sugerencias que hacer, pero que era imposible anotarlas entonces allí o en Rajghat, hacia donde se dirigían para discusiones diarias con los maestros y continuas entrevistas; tampoco era aconsejable mostrarle el manuscrito a K en Vasanta Vihar o en Rajghat, donde estaría aún más cansado. K le había dicho casualmente cuando le vio leyendo el trabajo, que debían omitirse una o dos cosas, aun cuando ni siquiera lo había mirado. Rajagopal le contestó que, a menos que K mismo lo leyera completa y detenidamente, no sería razonable decir qué cosas debían eliminarse; después de lo cual K había expresado que él no lo aprobaba ni lo desaprobaba; que sólo quería que se eliminaran ciertas partes –pero , preguntó Rajagopal, ¿cómo podía K saber qué partes a menos que lo leyera? ¿No podía eso esperar hasta que ellos fueran a Londres en abril y Rajagopal le daría entonces a Lady Emily toda la ayuda que pudiera?
Esta respuesta no fue del todo satisfactoria para Lady Emily, porque era obvio que Rajagopal no quería que el libro se publicara sin introducirle muchos cambios.
K leyó la obra mecanografiada cuando estuvo en Rajghat, aunque ella no supo eso hasta tres meses después. Entretanto trabajaba en el manuscrito con mi ayuda. Su editor en Hart Davis, Milton Waldman, opinaba que no había bastante de ella misma en el libro.
Desde Rajghat K fue a Bombay en febrero de 1954 para reuniones públicas de dos días semanales durante un mes; algunas otras mañanas las emplearía en conversaciones con los niños y en innumerables entrevistas. Este año se abrió en Bombay una escuela gratuita para niños pobres, gracias a la Fundación para la Nueva Educación como se llamaba desde el año anterior el Rishi Va1ley Trust . Nandini Mehta era, y sigue siendo, la directora de esta escuela, Ban Anard en Malabar Hill, para 130 niños de cuatro a catorce años que se admiten sin tener en cuenta casta o credo.
El 5 de marzo K y Rajagopal viajaron en avión a Atenas por dos semanas. Yo evidentemente le había escrito a K adjuntando una carta de mi cuñado, Herbert Agar, en la que éste elogiaba el libro de mi madre, porque K me escribió el 23 de marzo desde Atenas:
Muchas gracias por su carta que incluye la carta de Mr. Agar. Es muy amable de su parte haberse tomado la molestia de escribirme largamente acerca del nuevo libro de Mum. Lo leí muy detenidamente en Benarés [ésta fue la primera vez que nos enteramos de que lo había leído] y mi impresión general fue de que es bueno y se lee con facilidad. Vea, Mary, yo realmente quería hablar al respecto con Mum y usted, antes de que se editara. No estoy si así puedo expresarlo diciendo que debe o no debe publicarse, porque ésa es responsabilidad suya y de Mum; yo sólo quería hablar al respecto con ustedes dos para ver si era prudente publicarlo. No digo que no lo sea, pero hablando pausadamente de ello, podríamos llegar a algún entendimiento que tal vez fuera válido. Por favor, no piensen que estoy sugiriendo que no lo publiquen, pero de ser posible me habría gustado poder hablar con ambas sobre la cuestión. Si no van a entenderme mal, es cosa de ustedes dos decidirlo.
También recibí una carta de Rajagopal diciendo que se había abstenido de discutir el libro con K a fin de que pudiéramos tener una decisión que fuera la propia de K, pero según yo habría de comprobar por la carta que K me escribió, éste no había tomado tal decisión. Rajagopal había arribado a la conclusión de que a K le gustaría que llegáramos a la misma decisión que él, pero sin decirnos qué decisión era ésa. No había nada que mi madre o yo pudiéramos hacer hasta que K viniera a Londres.
Después de Atenas y de cinco días de discusiones en Roma, K fue otra vez a Il Leccio para permanecer por tres semanas con Vanda Scaravelli, mientras que Rajagopal viajaba a Munich, Zurich y París para ocuparse de las traducciones. K y Rajagopal vinieron ambos a Londres por quince días antes de emprender vuelo de regreso a EE.UU. K se alojó otra vez con Mrs. Bindley pero, como era habitual, veía todos los días a Lady Emily. También yo lo vi varias veces. Por supuesto, hablamos acerca del libro, pero él parecía no tener deseo alguno de discutir el asunto; no formuló más objeciones en absoluto, y tanto mi madre como yo quedamos tan convencidas de que él se sentía feliz, incluso ansioso de que lo publicáramos, que entregué la copia mecanografiada final a Hart-Davis mientras K aún permanecía en Londres. Rajagopal dijo más tarde que no se había consultado su opinión. K sabía que el libro contenía no sólo citas de sus cartas a mi madre, sino los relatos completos escritos por él y Nitya acerca de su experiencia de 1922. Estos relatos nunca se habían hecho públicos con anterioridad. Solamente existían unas pocas copias mecanografiadas que en su momento se enviaron a Mrs. Besant, Leadbeater, Lady Emily, Miss Dodge y a una o dos personas más. Era Rajagopal quien originalmente había mecanografiado los manuscritos. K aprobó también el título elegido para el libro, Candles in the Sun. El significado que hay tras de este título, es que la luz de todos aquellos que habían proclamado la venida del Instructor del Mundo, se desvaneció cuando el sol mismo hizo su aparición.
Usted puede imaginarse cómo ha sido esto; hambre, falta de agua en los pozos, el ganado que se moría. Ha sido terrible. Pero ahora la tierra sonríe rica en verdor, y es muy hermosa. (Mrs. Gandhi visitó a K en el valle de Rishi en diciembre de 1980, después ordenó que se construyera una represa a fin de dar irrigación permanente del valle). Hay conversaciones con los niños y largas discusiones con los maestros, de manera que estamos bastante ocupados. Partiremos de aquí para Adyar [Vasanta Vihar] hacia fines de mes. Me alegro de que podamos ver el manuscrito antes de que se imprima.
Lady Emily envió el texto mecanografiado de su libro a Rajagopal diciéndole que lo necesitaba de vuelta tan pronto como fuera posible. Llegó a Vasanta Vihar el 24 de diciembre, en momentos que K, conforme a la respuesta de Rajagopal despachada el mismo día, estaba «muy agotado» después de «seis semanas de hablar ininterrumpidamente» y pocos días antes de que ellos partieran hacía Rajghat en Benarés. Pero después de echarle una ojeada, Rajagopal sintió que era una crónica muy valiosa, intensamente interesante, pero que cuando el libro se publicara despertaría muchas reacciones, y que a algunas personas la historia las dejaría profundamente desilusionadas, e incluso trastornadas; que él tenía muchas sugerencias que hacer, pero que era imposible anotarlas entonces allí o en Rajghat, hacia donde se dirigían para discusiones diarias con los maestros y continuas entrevistas; tampoco era aconsejable mostrarle el manuscrito a K en Vasanta Vihar o en Rajghat, donde estaría aún más cansado. K le había dicho casualmente cuando le vio leyendo el trabajo, que debían omitirse una o dos cosas, aun cuando ni siquiera lo había mirado. Rajagopal le contestó que, a menos que K mismo lo leyera completa y detenidamente, no sería razonable decir qué cosas debían eliminarse; después de lo cual K había expresado que él no lo aprobaba ni lo desaprobaba; que sólo quería que se eliminaran ciertas partes –pero , preguntó Rajagopal, ¿cómo podía K saber qué partes a menos que lo leyera? ¿No podía eso esperar hasta que ellos fueran a Londres en abril y Rajagopal le daría entonces a Lady Emily toda la ayuda que pudiera?
Esta respuesta no fue del todo satisfactoria para Lady Emily, porque era obvio que Rajagopal no quería que el libro se publicara sin introducirle muchos cambios.
K leyó la obra mecanografiada cuando estuvo en Rajghat, aunque ella no supo eso hasta tres meses después. Entretanto trabajaba en el manuscrito con mi ayuda. Su editor en Hart Davis, Milton Waldman, opinaba que no había bastante de ella misma en el libro.
Desde Rajghat K fue a Bombay en febrero de 1954 para reuniones públicas de dos días semanales durante un mes; algunas otras mañanas las emplearía en conversaciones con los niños y en innumerables entrevistas. Este año se abrió en Bombay una escuela gratuita para niños pobres, gracias a la Fundación para la Nueva Educación como se llamaba desde el año anterior el Rishi Va1ley Trust . Nandini Mehta era, y sigue siendo, la directora de esta escuela, Ban Anard en Malabar Hill, para 130 niños de cuatro a catorce años que se admiten sin tener en cuenta casta o credo.
El 5 de marzo K y Rajagopal viajaron en avión a Atenas por dos semanas. Yo evidentemente le había escrito a K adjuntando una carta de mi cuñado, Herbert Agar, en la que éste elogiaba el libro de mi madre, porque K me escribió el 23 de marzo desde Atenas:
Muchas gracias por su carta que incluye la carta de Mr. Agar. Es muy amable de su parte haberse tomado la molestia de escribirme largamente acerca del nuevo libro de Mum. Lo leí muy detenidamente en Benarés [ésta fue la primera vez que nos enteramos de que lo había leído] y mi impresión general fue de que es bueno y se lee con facilidad. Vea, Mary, yo realmente quería hablar al respecto con Mum y usted, antes de que se editara. No estoy si así puedo expresarlo diciendo que debe o no debe publicarse, porque ésa es responsabilidad suya y de Mum; yo sólo quería hablar al respecto con ustedes dos para ver si era prudente publicarlo. No digo que no lo sea, pero hablando pausadamente de ello, podríamos llegar a algún entendimiento que tal vez fuera válido. Por favor, no piensen que estoy sugiriendo que no lo publiquen, pero de ser posible me habría gustado poder hablar con ambas sobre la cuestión. Si no van a entenderme mal, es cosa de ustedes dos decidirlo.
También recibí una carta de Rajagopal diciendo que se había abstenido de discutir el libro con K a fin de que pudiéramos tener una decisión que fuera la propia de K, pero según yo habría de comprobar por la carta que K me escribió, éste no había tomado tal decisión. Rajagopal había arribado a la conclusión de que a K le gustaría que llegáramos a la misma decisión que él, pero sin decirnos qué decisión era ésa. No había nada que mi madre o yo pudiéramos hacer hasta que K viniera a Londres.
Después de Atenas y de cinco días de discusiones en Roma, K fue otra vez a Il Leccio para permanecer por tres semanas con Vanda Scaravelli, mientras que Rajagopal viajaba a Munich, Zurich y París para ocuparse de las traducciones. K y Rajagopal vinieron ambos a Londres por quince días antes de emprender vuelo de regreso a EE.UU. K se alojó otra vez con Mrs. Bindley pero, como era habitual, veía todos los días a Lady Emily. También yo lo vi varias veces. Por supuesto, hablamos acerca del libro, pero él parecía no tener deseo alguno de discutir el asunto; no formuló más objeciones en absoluto, y tanto mi madre como yo quedamos tan convencidas de que él se sentía feliz, incluso ansioso de que lo publicáramos, que entregué la copia mecanografiada final a Hart-Davis mientras K aún permanecía en Londres. Rajagopal dijo más tarde que no se había consultado su opinión. K sabía que el libro contenía no sólo citas de sus cartas a mi madre, sino los relatos completos escritos por él y Nitya acerca de su experiencia de 1922. Estos relatos nunca se habían hecho públicos con anterioridad. Solamente existían unas pocas copias mecanografiadas que en su momento se enviaron a Mrs. Besant, Leadbeater, Lady Emily, Miss Dodge y a una o dos personas más. Era Rajagopal quien originalmente había mecanografiado los manuscritos. K aprobó también el título elegido para el libro, Candles in the Sun. El significado que hay tras de este título, es que la luz de todos aquellos que habían proclamado la venida del Instructor del Mundo, se desvaneció cuando el sol mismo hizo su aparición.
KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)
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