jueves, 1 de febrero de 2007

Jiddu Krishanmurti y Jinarajadasa.

En noviembre de 1951 comenzó nuevamente la ronda de los viajes, aunque no las charlas públicas. El día 10 K llegó a Londres, donde le había precedido Rajagopal. Lady Emily ya no tenía lugar para él en el piso más pequeño al que se había mudado, de modo que K se alojó por primera vez con Mrs. Jean Bindley en el Nº 50 de Sheffield Terrace, lejos de Notting Hill Gate. Sin embargo, veía a Lady Emily todos los días. Fue probablemente durante esta visita que el hijo de Mrs. Bindley le presentó a su propio sastre, Huntsman, en Savile Row. Hasta entonces, los sastres de K habían sido Myer & Mortimer en Conduit Street; que ahora habían cerrado sus puertas. En adelante K habría de vestirse exclusivamente con Huntsman.

Este año Rajagopal voló a la India con K; fue la primera vez que volvía allá en más de catorce años. De Bombay fueron a Madrás. Jinarajadasa, que había sido presidente de la S.T desde la muerte de George Arundale en 1945, les recibió en la estación; se le veía muy frágil. Rajagopal se entrevistó varias veces con él y con otros miembros de la S.T., pero K no vio a nadie al principio. Había tenido fiebre y continuó con su retiro en Vasanta Vihar hasta comienzos de 1952, cuando inició nuevamente sus pláticas en los jardines de Vasanta Vihar después de un silencio público que había durado dieciséis meses. A juzgar por estas doce pláticas en las mañanas de los sábados y domingos desde el 5 de enero al 10 de febrero, durante su retiro él había estado tratando de encontrar nuevas palabras y expresiones para comunicar su percepción de las complejidades del vivir, aunque no variara en lo fundamental de sus enfoques. Un hombre que quisiera encontrar la paz, que quisiera crear un mundo nuevo y dichoso, no podía seguramente aislarse en ninguna forma de creencia; por lo tanto, lo primero era dejar de pertenecer a cualquier religión o nacionalidad. «Rompan completamente con el pasado –instaba y vean qué sucede. Señores, háganlo y verán qué deleite. Verán vastas extensiones de amor, comprensión y libertad. Cuando nuestro corazón se abre, entonces la realidad puede venir. Entonces no se escuchan los cuchicheos de los propios prejuicios, de los propios ruidos internos». El conocimiento propio seguía siendo la llave maestra hacia la comprensión, y la comprensión era esencial para la transformación psicológica.


KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)

 

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