sábado, 27 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Pupul Jayakar.

4 de Agosto... DIA VEINTISEIS

Estoy usando la nueva camisa de seda que U.G me dio anoche. Ha sido su favorita por algún tiempo. "Te estoy dando esta camisa porque quiero deshacerme de todo lo viejo que tengo," dice, arrojándome la prenda color crema en las manos. Hoy, por alguna razón inexplicable, el día parece tener la sensación de un nuevo comienzo.

Le pido a U.G. que haga algún comentario sobre los dos artículos que leí ayer en el Herald Tribune. "El mundo científico de hoy en día es impreciso, tonto y perdido como el mundo religioso del pasado. Somos unos tontos al poner nuestra fe y confianza en los científicos. Nos imaginamos que esos tipos tienen una visión especial sobre el significado y misterio de la vida. ¿Qué sentido tiene bombardearnos y tratar de impresionarnos con toda esa nueva jerga científica? El organismo humano sobrevivió por miles de años sin la ayuda de todas esas así llamadas nuevas y revolucionarias teorías y autoproclamados avances. Todas esas teorías que los científicos llaman "nuevas" no son nuevas en absoluto. Esta dimensión nueva que ahora están afirmando que están comenzando a leer en la naturaleza ha existido siempre. ¿Así que qué es lo que han logrado en realidad? Podrán recibir una palmadita en la espalda de parte de la Academia Nobel. Sus ideas maravillosas y revolucionarias serán usadas por los tecnócratas para enriquecer la tecnología y a ellos mismos. Un porcentaje muy pequeño de la población mundial disfrutará los beneficios de esta tecnología, pero déjame asegurarte que al final este conocimiento tecnológico se usará para dominar al prójimo.

"Hasta los farmaceutas, de hecho toda la industria médica, depende de tu paranoia. Y los medios, para su propia supervivencia, los ayudan a propagar esta paranoia. Tan solo porque le das un nombre elegante a una enfermedad no significa que hayas encontrado una cura para ella. Solo agregas más y más a la fuente del conocimiento. Hoy en día tenemos más palabras en nuestro arsenal que Shakespeare en su época. Pero eso no significa que las cosas vayan mejor, ¿verdad? Digan lo que quieran, nunca vamos a saber lo que la vida es en realidad."

Allí abajo en el pueblo de Gstaad están inflando un globo azul gigantesco. Una vez más, los vendedores de alegría se preparan para volar lejos por el cielo. Aquí arriba en la cocina, U.G. está volcando crema en su café. Le pregunto por qué la Fundación Krishnamurti ha editado un libro que, en cierta forma, trata de justificar sus amoríos con Rosalind Rajagopal. "Ellos quieren separar la enseñanza del maestro. De otra forma, la fundación colapsaría. Obviamente el libro de Radha Sloss los ha afectado. O si no, ¿qué necesidad tendrían de sacar un libro así ahora?"

Recuerdo el día cuando después de que mi artículo sobre el libro de Radha apareciera en el Sunday Times of India, en Bombay, Pupul Jayakar, me amenazó con iniciar acciones legales en mi contra por difamar la reputación del 'Sabio que Camina Solo'. Ella y los krishnamurtianos se enfurecieron conmigo y U.G., particularmente con U.G., cuyas corrosivas citas había usado en mi texto. Cuando acepté su reto, y la invité a sacar los trapos al sol, Pupil se retractó. Como ya lo suponía entonces, Pupil no llevó adelante las amenazas por miedo a quedar ella misma expuesta. Este folleto publicado por la Fundación Krishnamurti confirma mi sospecha.


Probando la Muerte. Treinta días con U.G. en Gstaad, Suiza. Por Mahesh Bhatt
Gstaad Verano de 1995




 

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