viernes, 12 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y los Automóviles.

Con todo esto, yo nunca he conocido a nadie con tan poco interés por su cuerpo como K. Se ocupa de él porque tiene que servirle para su trabajo. Lo cuida como lo hace con un automóvil. Es inconcebible pensar que podría salir a viajar en su propio automóvil sin que éste hubiera sido lavado y lustrado. Uno siempre se esfuerza, cuando va a verle, por tener el mejor aspecto, porque él advierte todo, no con espíritu crítico o de desaprobación, sino a causa de su penetrante observación que en él es un hábito.

Esta pulcritud en la apariencia y el excesivo cuidado, puede que parezcan incompatibles con la naturaleza vaga y soñadora de K, así como el interés que durante toda su vida ha demostrado por las maquinarias. Un reloj Pathek Philippe que le obsequiaron hace muchos años, es la única posesión que parece apreciar realmente; y no obstante, aun esto sería capaz de regalarlo. Entregaría todas sus ropas a alguien que tuviera necesidad de ellas. Una vez obsequió su único sobretodo. Emerson ha dicho: «Una tonta congruencia es el espantajo de mentes insignificantes, glorificado por pequeños estadistas, filósofos y sacerdotes. Un alma grande, simplemente nada tiene que ver con la congruencia». Aunque no fuera más que por eso, las incongruencias en el carácter de K harían de él un alma grande.


KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)

 

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