jueves, 11 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y la Clarividencia.

¿QUÉ ES LA CLARIVIDENCIA?

SW: Le ruego me disculpe por preguntarle sobre un tema que bordea lo oculto. En muchas ocasiones he visto que desestima usted las preguntas relacionadas con los poderes ocultos.

K: Hablemos como dos amigos, sin barreras entre nosotros. ¿Cuál es su pregunta?

SW: He leído la interesante obra de C.W. Leadbeater titulada Clairvoyance. ¿La conoce usted?

K: Sé que existe pero no la he leído. No estoy familiarizado con la literatura teosófica. Los libros filosóficos, religiosos y espirituales me aburren y por eso no los leo.

SW: Para bien o para mal, a mí son libros que me fascinan. Krishnaji, usted no tiene que leerlos, porque tiene la suerte de ser una fuente de sabiduría, pero yo sí debo hacerlo porque soy un pobre ignorante.

K: ¿Cuál es su pregunta?

SW: Clarividencia significa «ver con claridad pero también se refiere a la habilidad de ver lo que está oculto a la vista. Hay quienes tienen la capacidad de saber sin necesidad de recurrir a sus órganos de los sentidos. En varias ocasiones he tenido experiencias de naturaleza clarividente. Por ejemplo, hace poco visité su casa natal. Tenía curiosidad por ver la habitación sagrada en la que nació. Unos amigos me llevaron hasta la que fue su casa de Madnapalle. Cuando avanzábamos por el pueblo, yo iba delante de ellos. A pesar de que nunca habría visto una foto de su casa, la identifiqué sin dudarlo en cuanto la vi. Además, conocía todos los detalles del interior, incluso antes de haber entrado. Me resultaba todo extrañamente familiar. Subí las escaleras como sumido en un trance y busqué un cuadro religioso en una habitación. Para mi desconcierto, el cuadro no estaba, porque lo habrían quitado. Pero el ocupante de la casa me confirmó que había identificado correctamente el lugar de la pared donde había estado colgado.

K: Mucha gente tiene experiencias de ese tipo. ¿Sugiere usted que tuvo una experiencia misteriosa extraordinaria?

SW: En cierto modo fue una experiencia inusual.

K: ¿Por qué le da usted tanta importancia a esta experiencia o a cualquier otra? La experiencia ya ha terminado, pero usted se aferra a ella.

SW: ¿Qué tiene de malo atesorar una experiencia maravillosa?

K: Toda experiencia que se atesora sobrecarga el espíritu e impide la claridad.

SW: ¿Acaso la experiencia es como una niebla espesa que nubla la mente?

K: Exactamente.

SW: Entiendo que el aferrarse a experiencias impide la propia receptividad a ulteriores experiencias, pero aun así, me gustaría saber si la facultad de la clarividencia opera dentro del campo de la mente o fuera de él. ¿Quiere que analicemos este aspecto?

K: Lo haremos enseguida. Tal vez tenga usted poderes de clarividencia o tal vez no. No lo sé y no me interesa en absoluto averiguarlo. Lo que importa realmente no es si usted es clarividente sino si se ve usted como una persona sobrehumana con poderes clarividentes. ¿Tiene usted esa imagen de sí mismo? ¿Por qué tiene usted una imagen?

SW: Yo desearía saber si la clarividencia opera en el campo del proceso del pensamiento.

K: Es natural que sospechemos de todo lo que es producto del pensamiento.

SW: ¿Insinúa usted que la clarividencia no es de fiar si actúa dentro del campo de la conciencia?

K: Todo lo que surja de la conciencia es lo conocido. Por lo tanto, nuestra conciencia nunca puede tocar lo desconocido. Averigüemos si la clarividencia traspasa los límites del pensamiento. ¿Está usted realmente interesado en esta cuestión?

SW: Mucho.

K: Muéstrese siempre escéptico con las personas que dicen ser clarividentes. No es que la clarividencia no exista. No hay duda de que existe. Pero, ¿no alimenta su vanidad el creer que está dotado de poderes de los que los demás carecen? Cierta vez vino a verme un gurú. Trató de impresionarme por todos los medios. Una de las cosas que me dijo fue que gracias a la clarividencia había diagnosticado que padezco de fiebre del heno. Es cierto que la padezco. ¿Cuál era el secreto de la clarividencia de este gurú? Antes de visitarme, había conocido a un amigo mío y de él había conseguido esta información sobre lo de la fiebre del heno. Hoy en día, este gurú se hace pasar astutamente por clarividente.

SW: Krishnaji, en dos ocasiones noté que tiene usted poderes clarividentes. En una reunión criticó al público por no escuchar atentamente. Yo estaba sentado detrás de una columna y usted no me veía. En esa ocasión no pude concentrarme en el debate porque tenía un calambre en la pierna. Entonces me dije: «Si K es clarividente, me disculpará por no prestar atención». Al final de la reunión me sorprendí cuando se me acercó para preguntarme: «¿Está mejor de la pierna?»

K: A veces digo cosas sin darme cuenta. Al parecer, otra fuente expresa sus mensajes a través de mí.

SW: Cuando me reuní con usted en Vasanta Vihar, en Madrás, después de haber viajado desde Australia, me saludó y exclamó: «¡Ya sé lo que lleva en el bolso! Me ha traído queso y una novela de Agatta Christie». Acertó, porque eso era exactamente lo que llevaba en el bolso.

K: Probablemente lo dije por decir y resultó ser cierto.

SW: Por favor, explíqueme qué es la verdadera clarividencia.

K: Un espíritu carente de imágenes, sin pensamientos, no condicionado, es capaz de una gran claridad. Esa claridad, que es eterna, puede hurgar en el futuro. El futuro puede predecirse. Cuando el espíritu es libre, esa claridad se manifestará incluso durante el sueño. Pero el nombre que le demos no tiene importancia, porque el nombre no es nunca la cosa.



Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)


 

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