miércoles, 31 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y "El Proceso".

Rajagopal no fue con K a la India, quien viajó solo en avión a Bombay el 4 de octubre. Fue su primer vuelo a la India. Habría de permanecer allí por dieciocho meses. Durante ese tiempo conoció a dos hermanas que desde entonces han estado siempre estrechamente vinculadas con él y su labor. Eran las hijas casadas de Vinayah Nand Shanker Mehta, un brahmín de Gujarat, que había sido un miembro distinguido del Servicio Civil Indio y un erudito en sánscrito y persa. Murió en 1940. Su viuda, Iravati Mehta, había sido condecorada con medalla de oro como Kaiser i Hind por sus largos antecedentes de servicio social. La hija menor, Nandini, tuvo un desdichado matrimonio con un hijo de Sir Chuminal Mehta, también un renombrado miembro del Servicio Civil Indio, aunque no tenían relación de parentesco. Sir Chuminal era un devoto de K y fue con Nandini a recibirle a su arribo en Bombay, y asistió con ella a sus pláticas. Más tarde, cuando K abandonó la India, Nandini entabló un juicio contra su marido en el Tribunal Superior de Bombay pidiendo la separación por motivos de crueldad. Su marido se defendió en el juicio, argumentando que su esposa era inmadura y que había sido indebidamente influida por las enseñanzas de Krishnamurti que ella había tomado en sentido erróneo, particularmente en cuanto al concepto de libertad . En el Tribunal, Mr. Mehta leyó extractos de las pláticas de Krishnamurti para probar su punto de vista. Nandini perdió el caso. Sin embargo, abandonó a su marido, pero como resultado del juicio se le privó de conservar a sus hijos. Como ambas familias Mehta eran muy conocidas, el caso recibió muchísima publicidad. En Inglaterra se hizo correr un falso rumor de que a K le habían citado como cómplice del demandado en un caso de divorcio por adulterio.

K no conoció a la otra hermana, Mrs. Pupul Jayakar hasta enero de 1948. Pupul había sido una trabajadora social desde principios de la década del cuarenta, y era grandemente responsable por el desarrollo del tejido a mano y la artesanía en la India; además, era presidenta de varias juntas gubernamentales creadas para este propósito. Estas industrias proveen empleo para cinco millones de personas en la India.

En mayo K subió hasta Ootacamund, en la colina de Madrás, para tomar un largo descanso, alojándose con unos amigos en una casa llamada Sedgemoor. Pupul Jayakar y Nandini Mehta también se quedaron en Ooty en un hotel cercano. Mrs. Jayakar ha registrado algunos sucesos que tuvieron lugar en Sedgemoor, que demuestran que el «proceso» de K todavía continuaba casi del mismo modo que en Ojai, Ehrwald y Pergine, aunque con menos intensidad. Debe haber sido una experiencia asombrosa si no alarmante para estas hermanas que hasta entonces no le conocían muy bien y que, aparentemente, ignoraban por completo los sucesos del pasado. Esto también demuestra cuánta confianza K tenía ya entonces en ellas. K había estado afuera paseando con ambas cuando súbitamente dijo que se sentía indispuesto y debía volver a la casa. Les pidió que se quedaran con él, que no se alarmaran por nada que pudiera suceder y que no llamaran al médico; les dijo que tenía dolor de cabeza. Después de un rato, les informó que estaba «saliéndose de sí». (Éste «salirse de sí» era lo que siempre había sucedido en el pasado durante «el proceso». K dejaba su cuerpo a cargo de lo que él acostumbraba llamar «el elemental físico» una entidad infantil que cuidaba a K con gran reverencia y veneración ). (Cuando estuve con él en Ojai y solía salirse de sí», el elemental físico» me preguntó quien era yo, aun cuando K me conocía desde que yo tenía dos años. Cuando se lo dije, me contestó: «Bien, si eres amiga de Krishna y Nitya, supongo que todo está bien»). Su rostro se veía «agotado y lleno de dolor». Les preguntó a ellas quiénes eran y si habían conocido a Nitya. Después habló de Nitya, les contó que estaba muerto, y que él le había amado y había llorado su muerte. (Fue en Ooty, a principios de 1925, que Nitya estuvo a punto de morir. Cuando K volvió allá un año mas tarde, después de la muerte de Nitya, escribió: «Estoy alojado en la misma habitación de Nitya. Lo percibo, lo veo y hablo con él pero le echo dolorosamente de menos.» El estar allí otra vez, aunque en una casa diferente, puede muy bien haber traído algo de esto a la memoria de K). Les preguntó si estaban nerviosas pero no pareció interesarse en absoluto en la respuesta. Se contuvo en llamar a Krishna para que regresara: «“Él me ha dicho que no lo llame”». Después habló de la muerte. Dijo que estaba muy cerca «“sólo una hebra delgada”» habló de lo fácil que para él sería morir, pero que no quería hacerlo porque tenía una tarea que realizar. Hacia el final dijo: «“Está regresando. ¿No los ven a todos ellos con él inmaculados, incontaminados, puros? Ahora que ellos están aquí, él vendrá. Yo estoy muy cansado, pero él es como un pájaro siempre fresco ”. Luego, súbitamente era Krishna otra vez».

La anotación de este episodio no tiene fecha. La siguiente está fechada el 30 de mayo de 1948:

Krishna se preparaba para dar un paseo, cuando de pronto dijo que se sentía demasiado débil y fuera de su cuerpo. Dijo: «Qué dolor tengo», se tomó la parte posterior de la cabeza y se acostó. En pocos minutos, el K que conocíamos no estaba ahí. Durante dos horas le vimos atravesar por un intenso dolor. Sufría como jamás he visto sufrir. Dijo que le dolía la parte posterior del cuello. Le molestaban las muelas, tenía el estómago inflamado y duro y él gemía y se lo apretaba. Por momentos gritaba. Se desmayó varias veces. Cuando volvió en sí la primera vez dijo: «Ciérrenme la boca cuando me desmaye». Prosiguió diciendo: «Amma. (Significa madre. Así se dirigía a mí y a otras personas cuando estábamos a solas con él durante «el proceso». A veces se había comportado conmigo como si yo fuera su madre y él una criatura de unos cuatro años). Oh, Dios, dame paz. Sé lo que ellos están proyectando. Llámenlo para que vuelva, yo sé cuándo se ha alcanzado el límite del dolor entonces ellos regresarán . Ellos saben cuánto puede soportar el cuerpo. Si me vuelvo loco, cuídenme. No es que vaya a enloquecer. Ellos son muy cuidadosos con este cuerpo me siento tan viejo sólo un pedacito de mí está funcionando. Soy como un juguete de goma indio con que juegan los niños. Es el niño el que le da vida». Su rostro se veía totalmente consumido y atormentado por el dolor. Apretaba constantemente los puños y las lágrimas manaban de sus ojos. «Me siento como una locomotora que sube por la colina». Después de dos horas volvió a desmayarse. Cuando volvió en sí, dijo: «El dolor ha desaparecido. En lo profundo de mí sé lo que ha sucedido. Me han provisto de gasolina. El tanque está lleno».

Entonces él comenzó a hablar y describió algunas de las cosas que había visto en sus viajes; habló de amor: «¿Saben lo que es amar? Ustedes no pueden retener una nube en una jaula dorada. Ese dolor hace que mi cuerpo sea como el acero, así de flexible, de dúctil, sin un solo pensamiento. Es como un pulimento, un examen». Pupul Jayakar le preguntó si no podía detener el dolor, a lo cual él respondió: «Usted ha tenido un hijo. ¿Puede detenerlo una vez que comienza a llegar?» Ahora se sentó con las piernas cruzadas, el cuerpo bien erecto.

El dolor había desaparecido de su rostro [anotó Mrs. Jayakar]. Era intemporal. Sus ojos estaban cerrados. Sus labios se movían. Parecía crecer. Sentimos que algo tremendo se derramaba a raudales en él. Había una palpitación en la atmósfera. Llenaba la habitación. Entonces abrió los ojos y dijo: «Algo ocurrió ¿vieron ustedes alguna cosa? » Le dijimos lo que habíamos sentido. Él dijo: «Mi rostro será diferente mañana». Se acostó y su mano se extendió en un gesto de plenitud. Dijo: «Seré como una gota de lluvia –puro ». Después de unos cuantos minutos nos dijo que estaba muy bien, que podíamos irnos a casa.

Dos sucesos más de la misma naturaleza tuvieron lugar en junio. El día 17, antes de salir para un paseo solitario, les había pedido a Pupul y Nandini que le esperaran en su habitación. Cuando regresó era «un extraño».

El verdadero K se había ido. Comenzó diciendo que estaba lastimado por dentro; que había estado ardiendo; que le dolía toda la cabeza. Dijo: «¿Saben? mañana ya no le habrían visto; por poco no vuelve». Se palpaba el cuerpo para ver si estaba todo ahí. Dijo: «Debo volver y averiguar qué sucedió durante el paseo. Algo sucedió y ellos regresaron corriendo, pero no sé si yo he regresado. Pueden haber quedado pedacitos de mí en el camino».

A la tarde siguiente Pupul y Nandini le aguardaron nuevamente en su habitación mientras él salió para un paseo solitario. Cuando regresó cerca de las siete era «el extraño» una vez más. Fue a acostarse. «Dijo que se sentía quemado, completamente quemado. Lloraba. Dijo: “Descubrí qué ocurrió en ese paseo. Él volvió a mi cuerpo plenamente y tomó el mando por completo. Por eso no supe si yo había vuelto. No sabía nada. Ellos me han quemado para que pueda haber un vacío mayor. Quieren ver cuánto de él puede venir”». De nuevo Pupul y Nandini sintieron la misma vibración que llenaba la habitación como en la noche del 30 de mayo. 21

El hecho de que esas hermanas nada supieran de lo que había sucedido en el pasado con relación al «proceso» de K, da a este relato un valor particular, tantas son las similitudes con aquellos otros sucesos relatados en Los años del despertar, el cuerpo llamando a «Amma», sus frecuentes desmayos con el dolor, su reverencia hacia Krishna y el temor de llamarlo para que regresara, el darse cuenta de que el dolor cesaría si Krishna regresaba, pero que también se detendría el «proceso». Después su alusión a la cercanía de la muerte; en Ehrwald, en 1923, cuando de pronto sonaron las campanas de la iglesia mientras Krishna estaba «fuera», ocasionaron al cuerpo tal conmoción de agonía, que Krishna tuvo que regresar; más tarde dijo: «Eso fue salvarse de un pelo. Aquellas campanas casi doblan en mi funeral». Las notas de Pupul Jayakar nos cuentan que, aparte de Krishna, había otras presencias, igual que en aquellas otras ocasiones indicadas los «ellos» que cuidaban tanto el cuerpo, eran presumiblemente los mismos «ellos» que habían regresado con Krishna en la primera ocasión mencionada por Pupul «inmaculados, incontaminados, puros ». Después estaba el «él» que había venido «plenamente» durante el paseo del 17 de junio y había «tomado el mando completo». El ser que yacía agonizante en la cama, había sido «quemado» para crear un vacío mayor a fin de que más de ese «él» pudiera entrar en Krishna o en el cuerpo. De modo que ahora parecía haber tres entidades aparte del innominado número al que se refería como «ellos» el ser que se deja atrás para que soporte el dolor del cuerpo ; Krishna que se va y luego regresa, y el misterioso «él». ¿Son todas estas entidades aspectos diferentes de la conciencia de K, o son seres separados? ¡Ay! la única persona que podría ser capaz de iluminarnos, K mismo, no recuerda nada de estos sucesos de Ooty, como no recuerda nada acerca del «proceso» en los primeros tiempos. Puesto que él estaba fuera de su cuerpo, esto no es sorprendente. Él siempre ha tenido conciencia de que está «protegido» por algo o alguien exterior a él mismo, y cree que todo aquel que viaja con él, comparte esta misma protección. Pero no puede decir de dónde emana tal protección. ¿Cuál es, entonces, la explicación? ¿Quién o qué es Krishnamurti? Es objetivo fundamental de este libro tratar de averiguarlo.

21 De una copia de las notas de Mrs. Jayakar, citada con su gentil permiso


KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)



 

1 comentario:

Anónimo dijo...

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