martes, 16 de marzo de 2010

Jiddu Krishnamurti y Nitya.,

"Los hermosos sueños para la vida física que mi hermano y yo teníamos han terminado: el sueño de estar juntos, de vernos hacer las cosas, de viajar juntos, de divertirnos juntos, de hablar y bromear uno con otro, y de todos los pequeños detalles que tanto contribuyen a una vida de agradable disfrute.

[...] El silencio nos procuraba un especial deleite a ambos; ¡era tan sencillo entonces comprender los pensamientos y sentimientos del otro! No diré que no se produjera entre nosotros algún enfado esporádico, pero nunca iba muy lejos; en unos minutos se había pasado. Solíamos entonar juntos canciones jocosas, o cánticos, según lo requiriera la ocasión. A los dos nos gustaba la misma nube, el mismo árbol, la misma música. Aunque nuestros temperamentos eran diferentes, disfrutábamos mucho de la vida.

[...] Un viejo sueño ha muerto, y uno nuevo está a punto de nacer, como una flor que empuja y se abre camino a través de la tierra compacta. Ha empezado a nacer una nueva visión y a desplegarse una mayor conciencia.

[...] Una fuerza nueva, nacida del sufrimiento, me late en las venas, y, del sufrimiento pasado, una nueva compasión y comprensión han empezado a nacer: un deseo mayor de ver a otros sufrir menos, y, si tienen que sufrir, de hacer lo posible por que toleren el sufrimiento con nobleza y salgan de él sin demasiadas cicatrices. He llorado, pero no quiero que otros lloren; mas si lo hacen, ahora sé lo que eso significa"


El Heraldo de la Estrella, Enero de 1926.
Krishnamurti 100 años de Sabiduria, Evelyne Blau.

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