LA EDITORIAL KRISHNAMURTI Y SU LABOR
Las primeras obras de Krishnamurti que se publicaron en español las editó la Editorial Maynadé en España, entre los años 1925 y 1929. Se trata de A los Pies del Maestro, El Reino de la Felicidad y La Vida Liberada. La Revista de la Estrella, entre los años 1928 y 1931, publicó también en España las siguientes obras: El Sendero, La Búsqueda, El Amigo Inmortal, El Canto de la Vida, Mensaje de Krishnamurti 1927-1930 y Anales de Krishnamurti 1931. La Fundación Hispanoamericana Sapiencia, que nació en Madrid, España, y que a partir de la guerra civil española se trasladó a Buenos Aires, a cargo del Sr. José Carbone y del Sr. Modesto Escobar, publicó obras en español desde 1933 hasta 1949.
El Sr. Enrique Biascoechea y el que suscribe habían hablado en varias ocasiones con K y con Rajagopal, de la necesidad de infundir mayor actividad a la publicación y difusión de las traducciones en español de las pláticas de K. Invariablemente, K nos decía que tratáramos ese asunto con Rajagopal, y así lo hicimos en cada caso. Finalmente, Rajagopal accedió a nuestra solicitud, y en 1953 se estableció en Puerto Rico la primera Editorial Krishnamurti.
La Junta Directiva de Editorial Krishnamurti la componían los esposos Enrique e Isabel Biascoechea, la Dra. Engracia Cerezo de Ponce y los esposos Salvador y Clara Sendra. La responsabilidad de las traducciones al español estaba en manos de la Junta, pero dicho trabajo lo hacían Clara y la Dra. Ponce. Ambas eran profesoras de la Universidad de Río Piedras, Puerto Rico.
De las obras de K en español se hacían dos ediciones. La primera se hacía en Buenos Aires y estaba a cargo de los amigos José Carbone y Modesto Escobar. José Carbone era un italiano-argentino que hacía años estaba radicado en Buenos Aires, se interesó mucho en las enseñanzas de K y dedicó tiempo y dinero a la difusión de las mismas. Modesto Escobar era hijo de padres y familiares que habían sido siempre Recaudadores de la Contribución en Málaga, España, donde él había nacido. Eran personas de muy buena posición económica, pero como Escobar estaba interesado en la Masonería, las enseñanzas de K etc., se vio obligado a emigrar a la Argentina. Durante los años en que hubo mayor represión en España, Carbone y Escobar organizaron desde el mismo Buenos Aires y crearon por toda España las llamadas bibliotecas ambulantes para dar a conocer las obras de K en español. Este trabajo también lo hicieron en la propia Argentina, una labor tan extraordinaria que se ganó la admiración y la gratitud de todos los que la conocieron.
Tan pronto como se hacía la primera edición de las obras de K en Buenos Aires, se enviaba un ejemplar a Editorial Orión en México para reproducirlo por el proceso “Offset”, y así se completaba la segunda edición. La distribución de esos libros en Latinoamérica y España de aquel entonces era responsabilidad nuestra.
Los esposos Biascoechea habían tenido conocimiento de que el Dr. Arturo Orzábal Quintana se había visto obligado a salir de la Argentina debido a la situación política de su país. Por esa razón, hicimos las gestiones pertinentes a fin de que el Dr. Orzábal Quintana viniese a Puerto Rico a hacerse cargo de la traducción al español de las obras de Krishnamurti. Debo señalar que el Dr. Orzábal Quintana había sido el mejor traductor que había tenido Krishnamurti durante su gira por Sur América en 1935. Todos los que vimos la labor que él estaba realizando, estuvimos de acuerdo que sus traducciones directas de las pláticas en inglés al español eran excelentes.
La labor del Dr. Orzábal Quintana en Puerto Rico era digna de admiración, pues trabajaba incansablemente de día y de noche para cumplir con la responsabilidad que los directivos de la Editorial Krishnamurti le habían confiado.
El que escribe sentía tanta admiración por la obra que el Dr. Orzábal Quintana estaba realizando, y sus servicios eran tan útiles, que sugirió a la Secretaría de Instrucción de Puerto Rico que se le nombrara traductor oficial. Además de este trabajo, el Dr. Orzábal Quintana desempeñó el cargo de Profesor de Derecho Internacional en la Universidad Interamericana de San Juan. Posteriormente él se estableció definitivamente en la isla y trajo para Puerto Rico a toda su familia. El buen amigo don Arturo murió en el año 1969, pero sus familiares se quedaron viviendo en Puerto Rico ocupando cargos de relieve en la Universidad de Río Piedras. Su hijo Oscar, que en Buenos Aires era director artístico, pronto pudo ocupar un cargo en su profesión, y en ella se ha distinguido por su pericia en la televisión y en la industria del cine.
El Dr. Orzábal Quintana figura entre los primeros latinoamericanos que estableció una estrecha amistad con Krishnamurti. Don Arturo me contaba que en la década de los 10 y los 20 mientras él cursaba sus estudios de Derecho Internacional en París, con frecuencia él se unía a las excursiones que hacía Krishnamurti por Francia. También me decía que en varias ocasiones había jugado tenis con Krishnamurti, un deporte que éste último cultivó bastante en los años de su juventud en Francia. He destacado la obra que realizó don Arturo como traductor de J. Krishnamurti, porque ésta resultó ser una etapa de gran intensidad en su vida y a ella le dedicó lo mejor de su talento intelectual.
Además del Dr. Orzábal Quintana, la tarea de traducir del inglés al español las obras de Krishnamurti la compartieron posteriormente algunos amigos periodistas, como el Sr. Pedro A. Sánchez, del periódico Ya de Madrid, así como el Sr. Noé Llorens, culto periodista de Puerto Rico. También participó en esta labor el Sr. Rafael de la Paz Hernández, poeta puertorriqueño que hizo una admirable traducción de la obra El Amigo Inmortal. Estos amigos de España y de Puerto Rico contribuyeron con gran eficiencia a la difusión del mensaje de Krishnamurti en los países de habla hispana. Es justo dejar constancia de ello, pues hicieron este valioso aporte con mucho empeño e interés.
Después de esa primera etapa, como las ediciones de las obras de K en español iban en aumento, se consideró que era mejor y más eficiente que la distribución de las publicaciones estuviesen a cargo de la Editorial Orión de México, que en aquel momento estaba ampliando su radio de acción por toda Latinoamérica y España. Así es que poco a poco el aspecto comercial y la distribución de las publicaciones que requerían tanta atención de mi parte- pasó totalmente a la Editorial Orión. Esto me permitió proseguir con mayor libertad y tiempo para viajar por Latinoamérica en el trabajo de difusión.
En 1965 viajé a Ojai, California, en compañía de Clara, a fin de visitar a Rajagopal y solicitar que permitiera a la Editorial Krishnamurti seguir editando las obras de K en español. Rajagopal estaba profundamente afectado, pues la autoridad que él había estado ejerciendo en materia de publicaciones y en la organización de todo el trabajo de K estaba tocando a su fin, y además se sentía muy resentido con los amigos europeos de K que integraban el Comité de Saanen. No obstante esta situación, nuestra entrevista con Rajagopal resultó cordial y él estuvo conforme en que la Editorial Krishnamurti siguiese siendo responsable de la publicación en español de todas las obras que él tenía a su cargo.
El Sr. León de Vidas, dirigente del Comité de Saanen, me escribió una carta en contestación a otra mía en la que le comunicaba del resultado de nuestra entrevista con Rajagopal. De Vidas me decía que había informado a K de la entrevista con Rajagopal y que el primero se había sentido satisfecho del acuerdo logrado. En nombre de K el Sr. de Vidas me autorizaba también a seguir dándole el frente a la Editorial Krishnamurti.
Durante la década de los 60, la publicación de las obras de K en español alcanzó gran auge y Puerto Rico pasó a ser el centro internacional a cargo de la traducción y publicación de las obras de K en español. La responsabilidad que al inicio había asumido España en cuanto a publicaciones, había pasado ahora a Puerto Rico que con la colaboración de México y Argentina- desempeñaba plenamente esta labor.
La situación política de España empezó a liberarse a partir de la década de los 70. Sin embargo, en la década anterior los libros de K que se publicaban en Barcelona por encargo de la Editorial Krishnamurti siempre había que someterlos previamente a la censura gubernamental que era bastante estricta.
Para amortiguar en lo posible los efectos de la censura en las obras de K que se publicaban en Barcelona, contábamos con la cooperación decidida de algunos buenos amigos residentes en Madrid que estaban muy bien relacionados con las esferas culturales de la capital española donde radicaba la oficina principal de la censura. En este delicado trabajo participaron con mucha efectividad y a ambos les estaremos siempre muy agradecidos- los amigos J. Vidal Zapater y don Roberto Plá.
En esta época casi todas las obras de K se editaban en España, a excepción de unos pocos títulos que los editaba otra editorial en Buenos Aires que mantenía relaciones directas con Rajagopal.
Tanto la Editorial Krishnamurti primero, como Ediciones Krishnamurti después, se sostenían con las donaciones anónimas que hacían los amigos de España principalmente, y por las aportaciones de los amigos de K en Puerto Rico.
Como no tenía ningún sentido que la Editorial Krishnamurti continuara como entidad exportadora, terminamos por disolverla. Por supuesto, el grupo que la componía seguía teniendo la responsabilidad de velar por la pureza y la exactitud de las traducciones en español.
Las primeras obras de Krishnamurti que se publicaron en español las editó la Editorial Maynadé en España, entre los años 1925 y 1929. Se trata de A los Pies del Maestro, El Reino de la Felicidad y La Vida Liberada. La Revista de la Estrella, entre los años 1928 y 1931, publicó también en España las siguientes obras: El Sendero, La Búsqueda, El Amigo Inmortal, El Canto de la Vida, Mensaje de Krishnamurti 1927-1930 y Anales de Krishnamurti 1931. La Fundación Hispanoamericana Sapiencia, que nació en Madrid, España, y que a partir de la guerra civil española se trasladó a Buenos Aires, a cargo del Sr. José Carbone y del Sr. Modesto Escobar, publicó obras en español desde 1933 hasta 1949.
El Sr. Enrique Biascoechea y el que suscribe habían hablado en varias ocasiones con K y con Rajagopal, de la necesidad de infundir mayor actividad a la publicación y difusión de las traducciones en español de las pláticas de K. Invariablemente, K nos decía que tratáramos ese asunto con Rajagopal, y así lo hicimos en cada caso. Finalmente, Rajagopal accedió a nuestra solicitud, y en 1953 se estableció en Puerto Rico la primera Editorial Krishnamurti.
La Junta Directiva de Editorial Krishnamurti la componían los esposos Enrique e Isabel Biascoechea, la Dra. Engracia Cerezo de Ponce y los esposos Salvador y Clara Sendra. La responsabilidad de las traducciones al español estaba en manos de la Junta, pero dicho trabajo lo hacían Clara y la Dra. Ponce. Ambas eran profesoras de la Universidad de Río Piedras, Puerto Rico.
De las obras de K en español se hacían dos ediciones. La primera se hacía en Buenos Aires y estaba a cargo de los amigos José Carbone y Modesto Escobar. José Carbone era un italiano-argentino que hacía años estaba radicado en Buenos Aires, se interesó mucho en las enseñanzas de K y dedicó tiempo y dinero a la difusión de las mismas. Modesto Escobar era hijo de padres y familiares que habían sido siempre Recaudadores de la Contribución en Málaga, España, donde él había nacido. Eran personas de muy buena posición económica, pero como Escobar estaba interesado en la Masonería, las enseñanzas de K etc., se vio obligado a emigrar a la Argentina. Durante los años en que hubo mayor represión en España, Carbone y Escobar organizaron desde el mismo Buenos Aires y crearon por toda España las llamadas bibliotecas ambulantes para dar a conocer las obras de K en español. Este trabajo también lo hicieron en la propia Argentina, una labor tan extraordinaria que se ganó la admiración y la gratitud de todos los que la conocieron.
Tan pronto como se hacía la primera edición de las obras de K en Buenos Aires, se enviaba un ejemplar a Editorial Orión en México para reproducirlo por el proceso “Offset”, y así se completaba la segunda edición. La distribución de esos libros en Latinoamérica y España de aquel entonces era responsabilidad nuestra.
Los esposos Biascoechea habían tenido conocimiento de que el Dr. Arturo Orzábal Quintana se había visto obligado a salir de la Argentina debido a la situación política de su país. Por esa razón, hicimos las gestiones pertinentes a fin de que el Dr. Orzábal Quintana viniese a Puerto Rico a hacerse cargo de la traducción al español de las obras de Krishnamurti. Debo señalar que el Dr. Orzábal Quintana había sido el mejor traductor que había tenido Krishnamurti durante su gira por Sur América en 1935. Todos los que vimos la labor que él estaba realizando, estuvimos de acuerdo que sus traducciones directas de las pláticas en inglés al español eran excelentes.
La labor del Dr. Orzábal Quintana en Puerto Rico era digna de admiración, pues trabajaba incansablemente de día y de noche para cumplir con la responsabilidad que los directivos de la Editorial Krishnamurti le habían confiado.
El que escribe sentía tanta admiración por la obra que el Dr. Orzábal Quintana estaba realizando, y sus servicios eran tan útiles, que sugirió a la Secretaría de Instrucción de Puerto Rico que se le nombrara traductor oficial. Además de este trabajo, el Dr. Orzábal Quintana desempeñó el cargo de Profesor de Derecho Internacional en la Universidad Interamericana de San Juan. Posteriormente él se estableció definitivamente en la isla y trajo para Puerto Rico a toda su familia. El buen amigo don Arturo murió en el año 1969, pero sus familiares se quedaron viviendo en Puerto Rico ocupando cargos de relieve en la Universidad de Río Piedras. Su hijo Oscar, que en Buenos Aires era director artístico, pronto pudo ocupar un cargo en su profesión, y en ella se ha distinguido por su pericia en la televisión y en la industria del cine.
El Dr. Orzábal Quintana figura entre los primeros latinoamericanos que estableció una estrecha amistad con Krishnamurti. Don Arturo me contaba que en la década de los 10 y los 20 mientras él cursaba sus estudios de Derecho Internacional en París, con frecuencia él se unía a las excursiones que hacía Krishnamurti por Francia. También me decía que en varias ocasiones había jugado tenis con Krishnamurti, un deporte que éste último cultivó bastante en los años de su juventud en Francia. He destacado la obra que realizó don Arturo como traductor de J. Krishnamurti, porque ésta resultó ser una etapa de gran intensidad en su vida y a ella le dedicó lo mejor de su talento intelectual.
Además del Dr. Orzábal Quintana, la tarea de traducir del inglés al español las obras de Krishnamurti la compartieron posteriormente algunos amigos periodistas, como el Sr. Pedro A. Sánchez, del periódico Ya de Madrid, así como el Sr. Noé Llorens, culto periodista de Puerto Rico. También participó en esta labor el Sr. Rafael de la Paz Hernández, poeta puertorriqueño que hizo una admirable traducción de la obra El Amigo Inmortal. Estos amigos de España y de Puerto Rico contribuyeron con gran eficiencia a la difusión del mensaje de Krishnamurti en los países de habla hispana. Es justo dejar constancia de ello, pues hicieron este valioso aporte con mucho empeño e interés.
Después de esa primera etapa, como las ediciones de las obras de K en español iban en aumento, se consideró que era mejor y más eficiente que la distribución de las publicaciones estuviesen a cargo de la Editorial Orión de México, que en aquel momento estaba ampliando su radio de acción por toda Latinoamérica y España. Así es que poco a poco el aspecto comercial y la distribución de las publicaciones que requerían tanta atención de mi parte- pasó totalmente a la Editorial Orión. Esto me permitió proseguir con mayor libertad y tiempo para viajar por Latinoamérica en el trabajo de difusión.
En 1965 viajé a Ojai, California, en compañía de Clara, a fin de visitar a Rajagopal y solicitar que permitiera a la Editorial Krishnamurti seguir editando las obras de K en español. Rajagopal estaba profundamente afectado, pues la autoridad que él había estado ejerciendo en materia de publicaciones y en la organización de todo el trabajo de K estaba tocando a su fin, y además se sentía muy resentido con los amigos europeos de K que integraban el Comité de Saanen. No obstante esta situación, nuestra entrevista con Rajagopal resultó cordial y él estuvo conforme en que la Editorial Krishnamurti siguiese siendo responsable de la publicación en español de todas las obras que él tenía a su cargo.
El Sr. León de Vidas, dirigente del Comité de Saanen, me escribió una carta en contestación a otra mía en la que le comunicaba del resultado de nuestra entrevista con Rajagopal. De Vidas me decía que había informado a K de la entrevista con Rajagopal y que el primero se había sentido satisfecho del acuerdo logrado. En nombre de K el Sr. de Vidas me autorizaba también a seguir dándole el frente a la Editorial Krishnamurti.
Durante la década de los 60, la publicación de las obras de K en español alcanzó gran auge y Puerto Rico pasó a ser el centro internacional a cargo de la traducción y publicación de las obras de K en español. La responsabilidad que al inicio había asumido España en cuanto a publicaciones, había pasado ahora a Puerto Rico que con la colaboración de México y Argentina- desempeñaba plenamente esta labor.
La situación política de España empezó a liberarse a partir de la década de los 70. Sin embargo, en la década anterior los libros de K que se publicaban en Barcelona por encargo de la Editorial Krishnamurti siempre había que someterlos previamente a la censura gubernamental que era bastante estricta.
Para amortiguar en lo posible los efectos de la censura en las obras de K que se publicaban en Barcelona, contábamos con la cooperación decidida de algunos buenos amigos residentes en Madrid que estaban muy bien relacionados con las esferas culturales de la capital española donde radicaba la oficina principal de la censura. En este delicado trabajo participaron con mucha efectividad y a ambos les estaremos siempre muy agradecidos- los amigos J. Vidal Zapater y don Roberto Plá.
En esta época casi todas las obras de K se editaban en España, a excepción de unos pocos títulos que los editaba otra editorial en Buenos Aires que mantenía relaciones directas con Rajagopal.
Tanto la Editorial Krishnamurti primero, como Ediciones Krishnamurti después, se sostenían con las donaciones anónimas que hacían los amigos de España principalmente, y por las aportaciones de los amigos de K en Puerto Rico.
Como no tenía ningún sentido que la Editorial Krishnamurti continuara como entidad exportadora, terminamos por disolverla. Por supuesto, el grupo que la componía seguía teniendo la responsabilidad de velar por la pureza y la exactitud de las traducciones en español.
SALVADOR SENDRA
IMPACTO DE KRISHNAMURTI
RESPUESTAS DE ESPAÑA, PORTUGAL E
IBEROAMÉRICA
EDITORIAL ORIÓN
MEXICO
1987
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