domingo, 4 de marzo de 2007

Jiddu Krishnamurti y su vestimenta.

Se le ha criticado a menudo por vestir tan bien. Muchas personas están condicionadas para pensar que «un hombre santo» no debería preocuparse por su apariencia externa; esperan ver a un swami con taparrabo, cabello y barba desordenados. K, por el contrario, cree en la necesidad de cuidar el cuerpo en todas las formas posibles viendo que tenga el alimento adecuado, la adecuada cantidad de ejercicio y descanso, que esté escrupulosamente acicalado y que vista no sólo bien sino con la ropa apropiada . Por eso en Europa y EE.UU. viste ropas europeas traje y corbata en las ciudades y vestimentas informales en el campo que cambia por atuendos hindúes tan pronto llega a la India. Su buen gusto en la ropa, como en todas las cosas, es natural en él. Siempre ha acudido a los mejores sastres y confeccionadores de camisas, y sus zapatos están hechos a la medida una necesidad que se debe a la extrema estrechez de sus pies. Él cuida sus ropas como lo hace con el cuerpo, colgando sus trajes apenas se los quita, no dejando jamás de poner sus zapatos en la horma (siempre calza zapatos de color marrón, que lustra él mismo hasta que brillan como castañas de Indias). Los taxistas de Londres se detienen invariablemente al verlo, tomándole por un príncipe o un millonario.

Con todo esto, yo nunca he conocido a nadie con tan poco interés por su cuerpo como K. Se ocupa de él porque tiene que servirle para su trabajo. Lo cuida como lo hace con un automóvil. Es inconcebible pensar que podría salir a viajar en su propio automóvil sin que éste hubiera sido lavado y lustrado. Uno siempre se esfuerza, cuando va a verle, por tener el mejor aspecto, porque él advierte todo, no con espíritu crítico o de desaprobación, sino a causa de su penetrante observación que en él es un hábito.


KRISHNAMURTI
Los años de plenitud
MARY LUTYENS
Impreso por Romanyà/Valls
Verdaguer, l. Capellades (Barcelona)

No hay comentarios.:

Etiquetas