jueves, 11 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y sus Libros.

¿POR QUÉ SE ESCRIBIERON LAS BIBLIOGRAFÍAS DE KRISHNAMURTI?

Cuando formaba parte del personal de la Bibliografía Nacional Británica de Londres, un día se me ocurrió que la falta de una buena bibliografía de K era uno de los motivos por los que sus enseñanzas no tenían la amplia difusión que merecían. Por entonces, sus enseñanzas eran centro de las burlas del mundo académico en el sentido que muchos profesores preferían pasar por alto la existencia de los libros de K; rara vez recomendaban sus obras para el estudio y rara vez se animaba a los doctorandos a escribir tesis sobre los distintos aspectos de sus enseñanzas. Por eso quise compilar una bibliografía de la vasta y creciente literatura referida a K. Se tenía la impresión de que una bibliografía completa sería útil en distintas instituciones, sobre todo en las bibliotecas públicas y universidades, porque permitiría a muchas personas conocer el alcance de las obras de K y, en ocasiones, sería el único medio de conocer sus libros; también se podría de este modo sacar a la luz sus publicaciones menos conocidas, ricas en sabidurías.

El señor Theodore Beseerman, el famoso bibliógrafo y prolífico escritor, autor de Mrs. Annie Besant: a modern prophet y de A world bibliography of bibliographies, solía frecuentar la biblioteca del Museo Británico donde yo trabajaba. Cuando le pedí consejo sobre la bibliografía que quería confeccionar, el señor Beseerman me animó de este modo: «El proyecto parece factible. Será un trabajo increíble pero merece la pena emprenderlo. Le deseo buena suerte».

En cuanto escribí a varios amigos sobre la futura bibliografía empecé a recibir avalanchas de libros y recortes en relación con K. Infinidad de revistas exóticas, folletos y trípticos me llegaron de los cuatro puntos cardinales. La noticia sobre la bibliografía se había propagado a lo largo y a lo ancho porque la mayoría de quienes me donaban los libros eran perfectos extraños, como la anciana teosófa que me regaló toda su colección krishnamurtiana, reunida laboriosamente a lo largo de los años. Me obsesioné con el tema. Pasé cuatro años dedicando mi tiempo libre, incluidas las vacaciones anuales, a reunir hechos importantes procedentes de distintas fuentes. Mi búsqueda de información me llevó a visitar las bibliotecas nacionales de varios países y la Biblioteca y el Centro de Investigación de Adyar.

Mi trabajo avanzaba satisfactoriamente. Como es natural, estaba de lo más animado cuando llegué a París con la intención de consultar ciertos libros de la Bibliotheque Nationale. Mientras paseaba por las calles, cedí al inexplicable impulso de entrar en una pequeña pastelería del bulevard Saint Germain. Se trataba de una tienda pequeña que sólo vende pasteles y tartas. Les pregunté si tenían libros de K. La joven dependienta me miró sorprendida y me contestó con impaciencia: «¿Es que no se da cuenca por el escaparate de que esto no es una librería?»

Le pedí disculpas por el error y me dispuse a salir de inmediato. Pero la jefa me gritó: «Espere un momento, señor». Subió las escaleras corriendo. Esperé unos veinte minutos. La jefa regresó del almacén con una enorme caja polvorienta en la que había libros viejos. Me entregó la caja y me dijo: «Son todos suyos. Llevan aquí veinte años o más». Cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que me había regalado libros ya agotados de K, de la época anterior a la Segunda Guerra Mundial. ¡Qué extraña experiencia! Encontrar aquellos libros tan valiosos en un lugar tan inesperado era, de verdad, un pequeño milagro. Caí entonces en la cuenca de que tal vez una mano invisible me estaba ayudando a difundir las enseñanzas de K.

En cuanto regresé a Inglaterra fui enseguida a ver a K. Le conté entusiasmado que estaba a punto de terminar la bibliografía. Esperaba que compartiera mi entusiasmo pero me defraudó mucho cuando me dijo que no aprobaba aquel proyecto. Se encogió de hombros y exclamó: «¡Qué pérdida de tiempo! ¿Por qué no quema todos los libros incluidos los míos? Los libros no sirven para nada. Nunca lo encontrará en los libros. ¡Escribir una bibliografía! Señor, la observación de uno mismo es mucho más importante». Por suerte, no tomé a K al pie de la letra. Si se destruían todos los libros, los bibliotecarios como yo íbamos a quedarnos sin empleo.

No volvimos a vernos durante casi doce meses. Hasta que un buen día, después de una de las conferencias públicas de K me acerqué a saludarlo. K me sujetó la mano y me dijo: «¿Qué tal se encuentra? ¿Cuándo se publicará la bibliografía? Procure que sea pronto. Estoy seguro de que será un libro muy útil».

Decidí seguir sus instrucciones de inmediato. También decidí no volver a verlo hasta que se hubiera publicado el libro por temor a que cambiara de idea sobre su utilidad. Aquella noche apunté estas frases en mi libreta: «Es imprevisible cómo reaccionará el espíritu en determinadas situaciones. Sus reacciones estarán determinadas por las distintas influencias que han formado su carácter. Pero las respuestas de una mente liberada son imprevisibles porque le falta todo trasfondo psicológico. El espíritu de K es tan imprevisible como el tiempo en Inglaterra».

En 1974 la editorial EJ. Brill publicó A bibliograply of the life and teachings of Jiddu Krishnamurti en Leiden. Contenía 1.559 obras. El libro fue bien recibido en varios países y tuvo muy buenas críticas. Una de estas reseñas apareció en Codex Shambhala, volumen 4, número 2. He aquí un extracto:

«Esta excelente bibliografía abarca la obra escrita por Krishnamurti así como los libros sobre él. Será muy útil para cuantos estén interesados en leerlos en orden cronológico, lo que les permitirá entender el desarrollo experimentado por Krishnamurti. La primera parte está dedicada a los escritos de Krishnamurti, que el autor clasifica en obras en prosa, discursos y discusiones, poemas, educación y artículos periodísticos. La segunda parte contiene una lista de libros sobre Krishnamurti, su vida y su filosofía».

Le envié a K un ejemplar del libro elegantemente impreso con esta carta:

Australia
28 de abril de 1975
Apreciado Krishnaji:

Como ahora vivo tan lejos, lamento mucho no poder entregarle este libro personalmente.

Después de varios años de arduo trabajo y de febriles investigaciones, es un gran alivio y una gran alegría ver publicado A bibliography of the life and teachings of Jiddu Krishnamurti.

En el mundo hay millones de personas que nunca han oído hablar de Krishnamurti. Espero que este libro contribuya a propagar sus enseñanzas. La bibliografía será útil en las bibliotecas de todo el mundo.

Krishnaji, es usted una luz para el mundo. Le deseo buena salud y una larga vida. Mis más sinceros saludos,

Susanaga Weeraperuma

He aquí su carta de agradecimiento:


17 de mayo de 1975
Mí querido Weeraperuma:

Muchísimas gracias por enviarme su libro. Habrá sido para usted un enorme trabajo recoger toda la información. Debe de haberle llevado años.

Lamento que esté usted tan lejos y espero que tengamos ocasión de volver a vernos.

Con mis mejores deseos, afectuosamente,

Krishnamurti

Fue necesario publicar el segundo volumen de la bibliografía titulada Supplement to a bibliography of the life and teachings of Jiddu Krishnamurti (Bombay: Chetana, 1982). En este extracto de la introducción explico por qué se editó el libro:

«La literatura publicada sobre Krishnamurti crece a pasos agigantados. Es una indicación de que en todo el mundo hay cada vez más gente que se interesa seriamente en sus enseñanzas. Después del largo letargo de indiferencia hacia Krishnamurti, incluso el mundo académico de las universidades y otras instituciones de enseñanza superior están por fin despertando a su importancia, tal como lo demuestra el significativo número de tesis universitarias sobre diversos aspectos de las enseñanzas presentadas con éxito en los últimos tiempos. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que esta prolífica producción de libros y artículos en periódicos (incluido material no impreso como películas, casetes, vídeos y demás) continuará por mucho tiempo. De ahí la necesidad de actualizar periódicamente, quizás cada pocos años, A bibliography of the life and teachings of Jiddu Krishnamurti (Leiden: E.J. Brill, 1974) que intentó cubrir hasta el año 1972. Este primer suplemento de la edición original no es una mera recopilación de publicaciones que han aparecido en los últimos nueve años (1972 1981). Recoge también ciertas entradas que debieron haber sido incluidas en la obra principal publicada anteriormente».

Debemos la publicación de este suplemento al señor Sudhakar S. Dikshit de Chetana.

CONTRIBUCIONES DEL SEÑOR SUDHAKAR S. DIKSHIT A LAS ENSEÑANZAS DE KRISHNAMURTI

Desde 1950 hasta la fecha, la editorial Chetana ha ofrecido un servicio de inestimable valor a todos los amantes de la verdad al publicar diversas obras espirituales, religiosas y filosóficas, sobre todo aquellas relativas a las enseñanzas de K. Debemos rendir tributo a la visión espiritual del señor Dikshit que publicó varios libros importantes con las palabras de K. Me refiero a la serie de diecinueve volúmenes titulados Early writings, early talks y Later talks en los que se incluye valiosísimo material ya agotado publicado en la revista mensual Chetana editada por el señor Dikshit. También publicó una antología de citas de K titulada Sayings of J. Krishnamurti (esta obra se discute más adelante).

Bajo la inspirada batuta del señor Dikshit, se publicaron otros libros en la colección Biblioteca Krishnamurti. Se trata de estudios de evaluación de las enseñanzas de K realizados por diversos autores como Rene Fouere, Carlo Suares, Andre Niel, A.D. Dhopeshwarkar, A.J.G. Methorst Kuiper, Russell Balfour Clarke y Susanaga Weeraperuma.

Los estudiantes de las enseñanzas deberían estar particularmente agradecidos al señor Dikshit. Será recordado siempre como uno de los pioneros, portador de la antorcha del mensaje de K a todo el mundo.

K y yo admirábamos la belleza de una cima nevada en Suiza cuando me habló por última vez de las bibliografías. Me dijo que se alegraba de que la editorial Chetana hubiera publicado un segundo volumen. «Le ruego que mantenga actualizado este trabajo», me pidió. Repuse que el mundo académico ya no podía pasar por alto las enseñanzas porque, dejando de lado sus ventajas, «las bibliografías han probado que existe una literatura krishnamurtiana bien diferenciada». K asintió con un movimiento de cabeza y me dijo: «Recién ahora me doy cuenta del valor de las bibliografías».


Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)

 

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