sábado, 13 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Nitya.

Año 1920.
Krishna encontró a Nitya en París al regresar el 28 de febrero; en realidad Nitya estaba allí desde el 21. En Londres había estado maquinando un plan para hacer algún dinero con el objeto de formar una compañía destinada a importar automóviles y tractores a la India. En relación con esto él había enviado varios cables a Jamnadas, quien entonces se encontraba de regreso en la India; sin embargo, era un amigo de Jamnadas, Ratansi D. Moraji, otro rico comerciante en algodón de Bombay y teósofo, el que estaba principalmente involucrado en el asunto. Cuando terminó su estadía en Londres, Lady Churchill le había dado a Nitya una carta de recomendación y lo había presentado al Señor de Sempill, el heredero de Lord Sempill, que estimulaba el proyecto .(1)

Nitya era muy dichoso en París donde había conocido a Isabelle Mallet y los de Manziarly. (En las notas de su diario, durante la semana que terminó el 19 de febrero, escribió que Marcelle tocaba maravillosamente”, y con respecto a él e Isabelle, (“ambos descubrimos cuánto simpatizábamos y nos hicimos amigos. ¡Si ella estuviera bien! ¿Qué no seria capaz de hacer con los hombres?”)

Pero eran Madame de Manziarly y Nitya los que iban a sentirse particularmente apegados el uno al otro; él empezó a sentir que, al fin, había encontrado en ella a una amiga muy suya, que lo amaba, no sólo porque era el hermano de Krishna. Yo de Manziarly también lo amaba muy especialmente así como Mary Lutyens, pero eran sólo unas niñas. Lo que él necesitaba era un amor maduro.

Regresó a Londres el 8 de marzo y escribió a Madame de Manziarly ese día para decirle que “los negocios son demasiado maravillosos para hablar de ellos”, de modo que su proyecto ya debía haber madurado para entonces. El 18, Ratansi mismo llegó a Inglaterra. Al día siguiente hubo una reunión para hablar de negocios, con Ratansi y el Señor de Sempill. Para entonces Nitya había decidido regresar a la India con Ratansi; había cablegrafiado a Mrs. Besant para informarle de su, intención, y reservó un camarote para el 12 de marzo. Diez días más tarde dejó Londres para ir a París con Ratansi habiendo entregado su apartamiento y anotó en su diario: “el examen de Derecho Penal tendrá que ser postergado para más tarde”.

Tan pronto como Nitya llegó a París recibió un cable de Mrs. Besant ordenándole que permaneciera en Inglaterra: su primer deber era cuidar a Krishna; si Krishna tenía cualquier dificultad en París, Nitya podía fácilmente reunirse con él desde Londres. Esta destrucción de todas sus esperanzas y planes debe haber sido un golpe terrible, tanto se había entusiasmado con toda la aventura. Sin embargo, en su diario anotó simplemente: “A.B., la todopoderosa”.

Permaneció en París, confortado por los de Manziarly, mientras Ratansi, quien había decidido no regresar a la India sin él, volvió a Londres. A mediados de abril Nitya se fue a Turín por una semana, probablemente para terminar algún negocio sobre un automóvil; su estado de ánimo puede ser juzgado por las anotaciones en su diario mientras estuvo allí: “Al infierno, al infierno, al infierno”, escribió por tres días, y luego, en sus memorias: “Turín, lo más desdichado en mi vida”. Le escribió a Madame de Manziarly desde Turín el 17 de abril. “Es algo muy extraordinario, pero yo nunca he disfrutado de nada sin haber tenido que pagar muy caro por ello; pienso que debe ser porque mis goces se encuentran entre los prohibidos, y los que se me permiten no son agradables”.

Regresó a París y permaneció allí hasta el 28 de abril y entonces volvió a otro solitario apartamiento amueblado en, Londres, 22 Hans Court, Hans Road, cerca de Harrods, para reanudar su trabajo con su aguda inteligencia, su naturaleza menos espiritual e impulsos físicos más fuertes que los de Krishna, así como su anhelo, por una, independencia económica, debe haber sido desesperadamente difícil para él desempeñar el papel que le, asignara, Mrs. Besant. Había perdido toda fe y se sentía aún más perdido e infeliz que Krishna en esta época.

(1)-El Señor de Sempill (1873-1965) era un pionero de la aviación, también profundamente interesado en motores. Lady Churchill, hija del Conde de Lonsdale, era una seguidora de Mrs. Besant. Se había casado con el primer Vizconde Churchill en 1887. Su esposo no tuvo tanta paciencia para sufrir como Edwin Lutyens y en 1927 obtuvo el divorcio de ella por abandono del hogar.

 
KRISHNAMURTI
Los Años del Despertar
MARY LUTYENS
EDITORIAL ORIÓN
M É X I C 0
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