lunes, 8 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y la Liberación.

Oslo, Noruega, 1933
PLÁTICA EN EL SALÓN DE LA UNIVERSIDAD, OSLO

Pregunta: ¿No piensa usted que el apoyo que dan las religiones y los maestros religiosos, es de gran ayuda para el hombre en su esfuerzo por liberarse de todo eso que lo ata?

KRISHNAMURTI: Ningún maestro puede darnos los valores genuinos. Usted puede leer todos los libros del mundo, pero no puede recoger sabiduría de ellos. Puede seguir todos los sistemas religiosos del mundo y, no obstante, seguir siendo un esclavo de ellos. Únicamente cuando permanece solo puede usted encontrar la sabiduría y ser totalmente libre, ser un hombre liberado. Por soledad no entiendo el vivir apartado de la humanidad. Me refiero a la soledad que surge de la comprensión, no de la separación respecto del mundo. En otras palabras, esa soledad existe cuando uno es enteramente un individuo (no un individualista). Usted sabe, creemos que practicando continuamente el piano bajo la dirección de un maestro, llegaremos a ser grandes pianistas, músicos creativos; del mismo modo, acudimos a la guía de los maestros religiosos. Nos decimos: “Si practico diariamente lo que ellos han prescrito, tendré la llave de la comprensión creadora”. Yo digo que podemos practicar eso indefinidamente y seguiremos sin tener esa llama creativa. Conozco a muchos que practican diariamente ciertos ideales, pero sólo se marchitan más y más en su comprensión, porque están imitando, viven meramente conforme a una norma. Se han liberado de un maestro y han ido a otro; no han hecho sino trasladarse de una jaula a otra. Pero si usted no busca consuelo, si cuestiona continuamente y puede hacerlo sólo cuando se encuentra en rebelión-, entonces se libera de todos los maestros y de todas las religiones; entonces es supremamente humano, no pertenece a ningún partido, a ninguna religión, a ninguna jaula.
5 de septiembre de 1933


J. KRISHNAMURTI
OBRAS COMPLETAS AÑOS 1933-1967
Tomo I (1933-1934)
EL ARTE DE ESCUCHAR
EDITORIAL KIER S.A.
Traducido del inglés por
Armando Clavier

 

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