Antes de llegar a Arya Vihara, pregunté a Krishnamurti sobre el sexo. “Yo he oído muy diferentes opiniones sobre su punto de vista en este asunto, le dije.
Olvide lo que ha oído me dijo, y piense sencillamente sobre el sexo como energía, energía para ser usada, para alcanzar una meta.
El sabía que yo jugaba mucho tenis, y preguntó: “¿Se ocuparía usted del sexo antes de un partido de tenis?” Yo dije no, si quiero ganar. “Ese es precisamente el punto” dijo él rápidamente. “Si usted quiere trepar a la cumbre de una montaña, tiene que conservar cada adarme de energía”.
-¿Quiere esto decir que un hombre que desee alcanzar lo más alto debe ser un asceta?
-“De ninguna manera. El ascetismo como meta es destructivo. Existe la necesidad biológica del sexo y existe también la necesidad de conservar la energía para alcanzar una meta”.
Yo sabía que Krishnaji había conocido al célebre autor D.H. Lawrence, un gran literato, mi favorito en aquel tiempo, y le pregunté si había leído una reciente entrevista que le hicieron, publicada en “Los Ángeles Times” en la cual Lawrence dijo que en su opinión, la liberación era solamente posible de momento a través del sexo. Krishnaji se rió. Después quedó silenciosamente pensativo por un momento. “La liberación es el sexo invertido” dijo él.
-¿Qué quiere usted decir? pregunté perplejo. “Piense en ello” contestó medio sonriente.
Aún sigo pensando en eso.
K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988
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