miércoles, 24 de enero de 2007

Jiddu Krishnamurti y Annie Besant.

En 1911 Mrs. Besant viajó a Inglaterra con sus dos pupilos. Sus antiguos amigos y admiradores en la India, se habían mostrado muy críticos acerca de todo eso que ellos llamaban “El negocio del Mesías”, y ella había sido implacablemente atacada por The Hindu, un influyente diario inglés que se publicaba en Madrás. Pronto muchos miembros de la Sociedad Teosófica en toda la India, algunos de los cuales eran íntimos amigos suyos, se rebelaron abiertamente contra su adoración por el pequeño muchacho hindú que ella llamaba Alcyone”8. A pesar de la ridícula y abierta oposición, y de la deserción de muchos miembros eminentes de la Sociedad Teosófica, Mrs. Besant se erguía como una roca, inconmovible en su fe, ateniéndose firmemente a las instrucciones de los Maestros en la certidumbre de que Krishna habría de ser el vehículo para el Buda Maitreya.

Antes de partir hacia Inglaterra, Mrs. Besant encargó a los mejores sastres de Bombay un vestuario occidental completo para los muchachos. Cuando llegaron a la estación de Charing Cross donde fueron recibidos por un grupo de teósofos, Krishna vestía un conjunto de saco y pantalón de Norfolk.

Mrs. Besant se alojó con los muchachos en la casa de su amiga Miss Bright. En su libro, Viejos recuerdos y cartas de Annie Besant, Esther Bright describió a los dos pupilos hindúes de Mrs. Besant:

"Fue a esta casa que A.B. trajo a sus dos jóvenes pupilos hindúes, los hermanos Krishnamurti y Nityananda. Ellos se sentían con nosotros como en su propia casa. Era interesante observar sus reacciones a nuestra vida occidental; aunque muy tímidos y reservados, estaban intensamente atentos a lo que ocurría en nuestro peculiar mundo occidental; y sin duda alguna, con gran frecuencia se mostraban muy críticos con nosotros. ¡Especialmente en la cuestión del Arroz! “Yo no creo que Miss Bright entienda del todo” dijo una vez muy gravemente Nitya, “lo mucho que nos gusta el arroz”. Era él un muchachito encantador, con un rostro muy serio y ojos penetrantes, amistosos e inquisitivos, una grande y bella naturaleza en ese pequeño cuerpo de indio. A.B. estaba consagrada a estos muchachos y les dedicaba todo el afecto y la amorosa atención de que era capaz.  Resultaba hermoso verlos juntos."9

Separada por poco tiempo de Krishna, Mrs. Besant escribía el 29 de noviembre de 1911:

"Estoy enviándote grandes ondas de amor, como esas que entran tumultuosamente a través de la puerta abierta del mar; sólo que ellas no te golpean, sino que envuelven y protegen el precioso cuerpo que el Señor habrá de ocupar.

Amo a mi querido Krishna, el ego que he amado por tantos años. ¿Cuántos? No lo sé ¿Desde que éramos animales saltarines y custodiábamos la cabaña de nuestro Maestro? Quizá desde mucho antes todavía, tal vez desde que éramos plantas y extendíamos zarcillos delicados el uno hacia el otro bajo la luz del sol y en medio de las tormentas. Y es posible que fuéramos minerales ¡Oh, hace tantísimo tiempo!­ que yo fuera un trocito de cristal y tú un pedacito de oro dentro de mí."10.

8 Arthur H, Nethercot, Las cuatro últimas Vidas de Annie Besant.
9 Esther Bright, Viejos Recuerdos y Cartas de Annie Besant.
10 Archivos de la S.T. Adyar, Madrás. Originales K&R Foundation, Ojai, Calif.

Biografía de J. Krishnamurti.
Pupul Jayakar. Editorial Kier.


 

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