sábado, 30 de diciembre de 2006

Jiddu Krishnamurti y Thia Bell.

THE OJAI VALLEY NEWS
Ojai, California, febrero 19 de 1986
por Thia Bell

Krishnamurti dejó un rico legado al Valle que tanto amó.

En el día dedicado a honrar a dos grandes hombres que pelearon por la libertad, ha muerto otro gran luchador por la libertad.

A las 12:20, conforme las manecillas del reloj se aproximaban a la alborada del día de los Presidentes, lunes 17 de febrero, Jiddu Krishnamurti, el mundialmente reconocido filósofo, autor y educador, murió mientras dormía, en su casa al Este de Ojai, después de un corto y penoso ataque de cáncer pancreático. El tenía 90 años.

De acuerdo con su creencia en la libertad de rituales y dogmas religiosos, no hubo servicios de esta clase en su funeral.

Su último recorrido a través de Ojai fue en un cortejo funerario acompañado por un grupo de miembros del Comité de la Krishnamurti Foundation of América. Ellos llevaron los restos a Ventura para su incineración en la mañana del lunes. Las cenizas fueron divididas en tres partes para ser esparcidas por las Fundaciones de América, de Inglaterra y de la India. Le sobreviven 8 sobrinos, hijos de un hermano mayor; dos de ellos en los Estados Unidos y los demás en la India.

El día de fiesta nacional resultó apropiado para que se difundiera la noticia de su muerte a través del Valle de Ojai y alrededor del mundo y regresara. A temprana hora, al abrirse los servicios de comunicación, gente del Este llamaba a sus amigos de Ojai despertándolos para obtener noticias.

El Primer Ministro de la India, Rajiv Gandhi, pidió a su embajador en Washinton Shanker Bagpai, telefonear sus condolencias a la Fundación de Ojai. La llamada llegó después del mediodía y las flores después. El martes el Consul General de la India en San Francisco, R.S. Garg, entregó un mensaje del Primer Ministro Gandhi:

“El pueblo de la India siente profundamente la partida de Sri. J. Krishnamurti. El era uno de los más prominentes y estimulantes filósofos de nuestra tierra y de nuestro tiempo, una persona de inmenso valor moral e intelectual que se rehusó a jugar el papel de instructor insistiendo en que cada uno debe buscar la luz dentro de sí mismo. Pero en número incalculable la gente derivó fortaleza de las contestaciones a las preguntas que hacían y del proceso de captación de la realidad que él indicaba. Nuestro país y el mundo son más pobres con su muerte”.

El contacto de Krishnamurti con el Valle de Ojai se remonta al año de 1920 cuando vino con su hermano Nityananda que sufría de tuberculosis y murió en 1925.

Desde los años 20 Krishnamurti nos visitó regularmente dando pláticas y sosteniendo discusiones en su estilo socrático, cada primavera. Aunque él viajó por todo el mundo, consideró a Ojai como su hogar y fue aquí a donde él se volvió cuando se sintió por primera vez enfermo hace algunas semanas.

Después de terminar sus pláticas en Madrás, India a principios de febrero, el hombre activo comenzó a notar que se cansaba fácilmente. Canceló las pláticas en Bombay y a principios de febrero voló a su casa en Ojai para consultar con su doctor que lo atendía desde hacía tres años en la clínica de Santa Paula.

Una corta estancia en el hospital para pruebas médicas, indicaron éstas cáncer en el páncreas que ya se había extendido al hígado. Se le dijo que le quedaba muy poco tiempo más. Rehusó la quimioterapia que probablemente de nada hubiera servido de todos modos. Volvió a su hogar para sobrellevar el proceso doloroso con ocasionales dosis de morfina bajo el cuidado del Dr. Deutsch.

El día de su muerte, procesiones de nubes grises y blancas todavía se anidaban en las colinas nativas del valle indio que él había explorado en su juventud. Pero pedazos de cielo azul dejaban pasar destellos de claridad no obstruida; una esperanza de alivio y libertad que reflejaban el reto del filósofo a decenas de millones de personas a través de sus 60 años de enseñanza acerca de la mente humana.

La disolución de las nubes de la mente, del pensamiento, las creencias y la autoridad externa, fueron temas centrales de su enseñanza, expresados en sus pláticas personales, en “tapetes”, videos y millones de ejemplares de unos 40 libros que él publicó a través de los años.

Gente inspirada en sus reflexivos mensajes. Levantó 7 escuelas en América, en Inglaterra e India, así como otros centros de información en el mundo. Krishnamurti puso a Ojai en el mapa.

Krishnamurti expresó su deseo final de que continuaran vigorosamente las Fundaciones que llevan su nombre y que sostienen las escuelas. Estipuló también que no habrá un sucesor y que ningún representante continúe estas enseñanzas en su nombre, ni ahora ni en ningún tiempo en el futuro. Afirmó que “no se necesitan intérpretes... cada persona debería observar directamente sus propias actividades, no de acuerdo con alguna teoría o autoridad”.

Krishnamurti pidió que las Fundaciones aseguren que sus enseñanzas se preserven y distribuyan en forma no distorsionada. También hizo saber su deseo de que se tomen todas las medidas para que las escuelas que él fundó, florezcan.

Central en sus enseñanzas es que los seres humanos, si han de ser por completo libres, deben primero estar alerta a su condicionamiento psicológico que les impide ver las cosas como ellas son. Estar alerta a “lo que es” más bien que a lo que a uno le guste o disguste o a lo que alguna autoridad diga que es así, sino a la cosa actual en sí misma la realidad detrás de la causa y el efecto éste es el corazón de su trabajo.

En la plática de mayo 4 en Ojai, se le preguntó a K: “En la tierra ha habido grandes pensadores como Buddha y Jesús, ¿cree usted que habrá menos conflicto y más comprensión cuando usted nos deje, o va el mundo en una dirección inalterable?

Su respuesta fue: ¿Se han dado ustedes cuenta de que los seguidores destruyen al líder y éste destruye a sus seguidores? El Buddha habló hace 2.500 años y dijo que no había que adorar cosa alguna, y los seguidores hicieron imágenes de él y lo destruyeron.

Los discípulos siempre exageran, distorsionan o ensalzan y pierden la profundidad de la enseñanza. El mundo cristiano estoy seguro que también convirtió a la persona central en algo increíble. Y probablemente cuando el que habla “entregue el equipo”, habrá el mismo fenómeno. Todo esto indica una cosa extraordinaria: ¿por qué los seres humanos en todo el mundo crean símbolos y los adoran? Los símbolos se han vuelto más importantes que la Verdad. En 1980 Krishnamurti fue entrevistado por el escritor Lamar Hower para el Ojai Velley News. Se le preguntó: Después de 50 años usted ha estado diciendo que no quiere seguidores. A pesar de eso, parece que especialmente aquí en el valle de Ojai, mucha gente lo considera a usted como un gurú. ¿Qué se podría hacer al respecto?

K respondió: Como usted sabe, la palabra “gurú” se ha vuelto extraordinariamente popular en América. En la India ella se aplica y aún esto va perdiendo su fuerza, a Dios gracias: Pienso, señor, continuó Krishnamurti, que en asuntos de la mente y el espíritu, seguir a alguien es enteramente sin valor. Ello no cambia radicalmente al hombre, no cambia la calidad de su mente o de su corazón... Yo no soy un gurú; serlo no es saludable, no es sano ni racional declaró.

En 1984 se le preguntó en Brockwood: “Cuando usted ya no esté más entre nosotros físicamente, ¿qué vamos a hacer nosotros que hemos comprendido su mensaje aunque sea intelectualmente? ¿Continuaremos trabajando en nosotros mismo o trataremos de esparcir sus enseñanzas conforme los veamos?”

K.- Señor, éste es “su” mensaje, no el mío. Es su libro, no el mío. La forma como usted vive es el mensaje, si usted vive en la forma en que hemos conversado: sin tiempo, entonces su mero vivir es la luz. Esto no depende de ningún otro. Es un hecho de la vida que todos vamos a morir. Este es un hecho irrevocable y absoluto. Y el futuro es ahora. La muerte es ahora. ¿Comprende usted? No dentro de 10 años o de 50 años en el tiempo. Y si uno vive, el mero vivir es el mensaje.

No es el mensaje de Krishnamurti, es vuestro mensaje. Usted esparcirá lo que está viviendo, no aquello que algún otro ha dicho. ¿Comprende? preguntó. Esto es muy, muy sencillo.



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