OCTAVA PLÁTICA EN OMMEN
Pregunta: ¿Cómo considera usted hoy en día su pequeño libro “A los Pies del Maestro”?
KRISHNAMURTI: No sé por qué me pregunta eso. O bien quiere usted que censure mi libro del pasado, o que le pida que no lo lea. En otras palabras, quiere que yo actúe como censor de lo que usted debe o no debe leer. Esta pregunta implica si yo creo todavía en los Maestros, o si usted, que difunde mis ideas en el extranjero, debería introducir este libro, porque ahora yo ya no creo en los Maestros. Por consiguiente, está actuando como el censor de lo que otras personas deberían leer y me pide que haga exactamente lo mismo con lo que usted debería leer. Léalo, si está interesado en leerlo. No diga: “Debo leer este libro y no este otro libro”.
Esta pregunta implica mucho más. Usted trata de crear una secta a mi alrededor. Tiene esa mente sectaria que está buscando un resultado, y se pregunta: “¿Debo distribuir esto o no?” Si un hombre lo quiere, déselo, deje, ¡por Dios!, que él descubra si el Maestro existe, si uno debe pasar por el discipulado y todo eso. Si usted no se lo da, algún otro lo hará. Entonces, ¿por qué no dárselo?
Volvemos, entonces, otra vez a esta cuestión, a esta idea de un gurú que nos conduce hacia la verdad, a esta idea de un Maestro, un guía, un líder. Vea, pasamos por esto todos los años. Toda esta idea del discipulado, de seguir a un Maestro que nos conducirá hacia la verdad, es totalmente falsa. Por favor, no estoy hablando desde cierto temperamento, ni se trata de que lo tuve a menos al Maestro porque me haya realizado. No piensen en todas estas cosas, lleguen a ello con sus mentes frescas, libres, no cargadas con tales ideas.
Ahora bien, ¿qué significan fundamentalmente el discipulado y los Maestros, aparte de los nombres y de las personas que les dicen a ustedes que ellos existen? No estamos discutiendo eso, si existen o no existen eso es una cosa muy banal-, sino la idea que hay tras de eso. ¿Por qué los necesitan en absoluto? ¿Por qué los buscan? Porque quieren estar seguros de que llegarán a esa verdad y, de ese modo, crean a los explotadores, a las personas que les dirán si ustedes son discípulos o si no lo son, a los sacerdotes y a todos los hombres que toman posesión de ustedes, toda la tribu de capitalistas o comunistas o lo que fueren.
Ustedes quieren que les aseguren que están progresando, que están creciendo, que sus esfuerzos tienen un fin y que producirán un resultado. Así, cuando eso es lo que buscan, es natural que surjan las personas que les dirán: “Hay resultados, te lo aseguro, puedes tener la certeza de ello”. Y entonces se sienten sumamente felices en su acción porque, al final de ella, van a obtener algo. O sea, si se comportan virtuosamente, si hacen ciertas cosas, obtendrán algo a cambio que es la vieja idea primitiva de que matan a un animal para agradar a Dios-. Sólo que ahora lo hacemos intelectualmente, de una manera más sutil: matamos nuestro propio pensar individual, nuestra libertad, ese éxtasis del vivir, por una recompensa que buscamos.
Uno no puede realizar la verdad con ninguna acción; no puede conocer ese éxtasis inmortal mediante la búsqueda de una recompensa, ni puede encontrar esa verdad o realizarla o comprenderla por medio de otro. Sólo cuando la mente es absolutamente flexible, cuando está libre de todas las opciones, cuando la acción es completa, conocerá uno ese éxtasis viviente, esa realidad infinita, la perpetua renovación, el perpetuo devenir, la vida eterna.
6 de agosto de 1933
J. KRISHNAMURTI
OBRAS COMPLETAS AÑOS 1933-1967
Tomo I (1933-1934)
EL ARTE DE ESCUCHAR
EDITORIAL KIER S.A.
Traducido del inglés por
Armando Clavier
Pregunta: ¿Cómo considera usted hoy en día su pequeño libro “A los Pies del Maestro”?
KRISHNAMURTI: No sé por qué me pregunta eso. O bien quiere usted que censure mi libro del pasado, o que le pida que no lo lea. En otras palabras, quiere que yo actúe como censor de lo que usted debe o no debe leer. Esta pregunta implica si yo creo todavía en los Maestros, o si usted, que difunde mis ideas en el extranjero, debería introducir este libro, porque ahora yo ya no creo en los Maestros. Por consiguiente, está actuando como el censor de lo que otras personas deberían leer y me pide que haga exactamente lo mismo con lo que usted debería leer. Léalo, si está interesado en leerlo. No diga: “Debo leer este libro y no este otro libro”.
Esta pregunta implica mucho más. Usted trata de crear una secta a mi alrededor. Tiene esa mente sectaria que está buscando un resultado, y se pregunta: “¿Debo distribuir esto o no?” Si un hombre lo quiere, déselo, deje, ¡por Dios!, que él descubra si el Maestro existe, si uno debe pasar por el discipulado y todo eso. Si usted no se lo da, algún otro lo hará. Entonces, ¿por qué no dárselo?
Volvemos, entonces, otra vez a esta cuestión, a esta idea de un gurú que nos conduce hacia la verdad, a esta idea de un Maestro, un guía, un líder. Vea, pasamos por esto todos los años. Toda esta idea del discipulado, de seguir a un Maestro que nos conducirá hacia la verdad, es totalmente falsa. Por favor, no estoy hablando desde cierto temperamento, ni se trata de que lo tuve a menos al Maestro porque me haya realizado. No piensen en todas estas cosas, lleguen a ello con sus mentes frescas, libres, no cargadas con tales ideas.
Ahora bien, ¿qué significan fundamentalmente el discipulado y los Maestros, aparte de los nombres y de las personas que les dicen a ustedes que ellos existen? No estamos discutiendo eso, si existen o no existen eso es una cosa muy banal-, sino la idea que hay tras de eso. ¿Por qué los necesitan en absoluto? ¿Por qué los buscan? Porque quieren estar seguros de que llegarán a esa verdad y, de ese modo, crean a los explotadores, a las personas que les dirán si ustedes son discípulos o si no lo son, a los sacerdotes y a todos los hombres que toman posesión de ustedes, toda la tribu de capitalistas o comunistas o lo que fueren.
Ustedes quieren que les aseguren que están progresando, que están creciendo, que sus esfuerzos tienen un fin y que producirán un resultado. Así, cuando eso es lo que buscan, es natural que surjan las personas que les dirán: “Hay resultados, te lo aseguro, puedes tener la certeza de ello”. Y entonces se sienten sumamente felices en su acción porque, al final de ella, van a obtener algo. O sea, si se comportan virtuosamente, si hacen ciertas cosas, obtendrán algo a cambio que es la vieja idea primitiva de que matan a un animal para agradar a Dios-. Sólo que ahora lo hacemos intelectualmente, de una manera más sutil: matamos nuestro propio pensar individual, nuestra libertad, ese éxtasis del vivir, por una recompensa que buscamos.
Uno no puede realizar la verdad con ninguna acción; no puede conocer ese éxtasis inmortal mediante la búsqueda de una recompensa, ni puede encontrar esa verdad o realizarla o comprenderla por medio de otro. Sólo cuando la mente es absolutamente flexible, cuando está libre de todas las opciones, cuando la acción es completa, conocerá uno ese éxtasis viviente, esa realidad infinita, la perpetua renovación, el perpetuo devenir, la vida eterna.
6 de agosto de 1933
J. KRISHNAMURTI
OBRAS COMPLETAS AÑOS 1933-1967
Tomo I (1933-1934)
EL ARTE DE ESCUCHAR
EDITORIAL KIER S.A.
Traducido del inglés por
Armando Clavier
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