LA ACCIÓN SIN EL PENSAMIENTO
SW: En una de sus charlas se mostró usted muy en contra de los deportes de competición. Si lo he entendido bien, decía usted que lo que más necesita el mundo moderno no es el espíritu de competición sino el de cooperación.
K: Es evidente que la competencia está causando la fragmentación del mundo. Vemos que el mundo está dividido económica, social y políticamente. Este planeta ha sido dividido en estados naciones. Y cuando los países compiten entre sí, inevitablemente se producen tensión, sospechas, enemistades, mal entendidos y, a la larga, guerras.
SW: Condena usted toda manifestación del espíritu competitivo, ya sea en el campo de los juegos o en las aulas de examen de escuelas y universidades, sin embargo, en su vida privada, disfruta de los deportes de competición. Por ejemplo, esta tarde lo vi con un grupo de estudiantes en la sala de la televisión. Estaban todos ustedes pegados al televisor, viendo a Cassius Clay y Mohammed Ali, el peso pesado norteamericano, peleando en defensa de su titulo mundial. Citando uno de los boxeadores quedó tendido en el suelo, incapaz de levantarse, los estudiantes aplaudieron ruidosamente. Y lo increíble fue que usted, vestido con tejanos, gritó «¡bravo, bravo!» Fue algo que me chocó mucho.
K: Todos estos años se ha formado usted una imagen de mí y ahora descubre que esa imagen no se corresponde con la realidad. Creía que K se viste y actúa de una determinada manera y ahora se siente decepcionado. ¿Por qué tiene una imagen de K? ¿No se da cuenta de que en cuanto se forma usted una imagen se convierte en prisionero de ella? ¡Olvídese de las imágenes! Yo no tengo ninguna imagen de mí mismo. ¿Ha intentado alguna vez despojar su mente de todas las imágenes acumuladas en ella?
SW: Para usted estará muy bien filosofar, pero ¿no siente pena por el pobre hombre que cayó inconsciente? Krishnaji, estoy seguro de que conoce usted los aspectos médicos del boxeo y la lucha libres En Inglaterra hay una campaña para prohibir estos deportes por el gran riesgo que corren los que lo practican de sufrir daños cerebrales.
K: ¿Qué medidas se toman para impedir el daño psicológico causado por la costumbre de tener imágenes? Señor, por favor, no se quede usted ahí de pie. Siéntese y discutamos de las cosas que lo preocupan. ¿Empezamos por los tejanos? (Risas.) Me han regalado varios pares de tejanos. Son unos pantalones magníficos para pasear por el bosque. ¿Quiere usted un par?
SW: Se lo agradezco, Krishnaji, pero usted y yo usamos tallas distintas. Tengo que rechazar su generosa oferta.
K: El otro día, un caballero indio que asistió a una de mis charlas, me preguntó airado por qué en Inglaterra no me visto con kurtas y pijamas.
SW: ¿Y qué le contestó?
K: Estoy seguro de que ya sabe por qué no llevo ropa india en Inglaterra. En este país hace frío. Uno ha de vestirse según el clima. Además, la ropa india llama mucho la atención. Vivir adecuadamente es un arte. Deberíamos hacerlo de manera que nadie notara nuestra presencia. Vivir rectamente sin hacer ostentación de la propia rectitud.
SW: ¿Hablamos del boxeo?
K: Me opongo a todos los deportes sangrientos como la cacería del zorro. Una vez vi por televisión a un pobre ciervo indefenso torturado por unos cazadores y me horroricé. Apagué el televisor. Toda persona sensible reaccionaría de ese modo. En el fondo, el hombre es un salvaje y disfruta con las crueldades que se cometen en nombre del deporte.
SW: Supongo que indirectamente disfrutamos viendo actos sádicos. Tememos las consecuencias de comportarnos de un modo malvado, por eso nos gusta ver los actos malvados del prójimo.
K: No sólo eso, pero también existe la necesidad insaciable de buscar continuamente una distracción. Somos incapaces de vivir con nosotros mismos y de enfrentarnos al vacío que llevamos dentro. Por lo tanto, esta civilización nuestra nos proporciona todo tipo de evasiones a través de los deportes, las drogas, el sexo y la religión.
SW: He observado cómo los aficionados al fútbol gritan enardecidamente en los partidos para desahogar sus emociones, sus frustraciones y su agresividad contenidas.
K: En mi juventud jugaba bastante bien al tenis. He visto que los jugadores profesionales se enorgullecen de lo que son capaces de hacer. Se obtiene un gran placer al exhibir lo que uno es capaz de hacer y los demás no. A menos que un campeón de boxeo esté fuertemente motivado y posea un ego muy grande, será incapaz de soportar tantas horas de disciplina y entrenamiento. Los seres humanos están dispuestos a sufrir privaciones para conseguir algo. El sentido del «yo» siempre busca expandirse, ya sea en el campo del deporte o en el llamado mundo espiritual. ¡Cómo se esfuerzan los yoguis por someterse a privaciones en su afán por obtener poderes psíquicos! Cuando han logrado conseguir un cierto poder o aprendido algún truco tonto, ¡cómo les encanta exhibirse!
SW: Entiendo casi todo lo que ha explicado. ¿Puedo hacerle una pregunta personal?
K: Adelante.
SW: ¿Consigue alguna satisfacción viendo peleas de boxeo?
K: Si un boxeador o un luchador quieren ganar, deben actuar espontáneamente. En un combate, el boxeador nunca sabe de dónde le caerán los golpes. Debe ser rápido de reflejos. Porque no tiene tiempo de pensar y actuar en consecuencia. Debe dejar de lado la maquinaria de su mente y actuar sin pensar. Cuando el propio comportamiento está regido por los dictados del pensamiento, entonces se reacciona a los retos de la vida. Y la propia vida no es más que una serie de reacciones así. Pero existe un modo muy diferente de enfrentarse a los desafíos de la vida. Se siente una inmensa alegría cuando se deja de reaccionar siguiendo el pensamiento y se empieza a responder a la vida sin él.
Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)
SW: En una de sus charlas se mostró usted muy en contra de los deportes de competición. Si lo he entendido bien, decía usted que lo que más necesita el mundo moderno no es el espíritu de competición sino el de cooperación.
K: Es evidente que la competencia está causando la fragmentación del mundo. Vemos que el mundo está dividido económica, social y políticamente. Este planeta ha sido dividido en estados naciones. Y cuando los países compiten entre sí, inevitablemente se producen tensión, sospechas, enemistades, mal entendidos y, a la larga, guerras.
SW: Condena usted toda manifestación del espíritu competitivo, ya sea en el campo de los juegos o en las aulas de examen de escuelas y universidades, sin embargo, en su vida privada, disfruta de los deportes de competición. Por ejemplo, esta tarde lo vi con un grupo de estudiantes en la sala de la televisión. Estaban todos ustedes pegados al televisor, viendo a Cassius Clay y Mohammed Ali, el peso pesado norteamericano, peleando en defensa de su titulo mundial. Citando uno de los boxeadores quedó tendido en el suelo, incapaz de levantarse, los estudiantes aplaudieron ruidosamente. Y lo increíble fue que usted, vestido con tejanos, gritó «¡bravo, bravo!» Fue algo que me chocó mucho.
K: Todos estos años se ha formado usted una imagen de mí y ahora descubre que esa imagen no se corresponde con la realidad. Creía que K se viste y actúa de una determinada manera y ahora se siente decepcionado. ¿Por qué tiene una imagen de K? ¿No se da cuenta de que en cuanto se forma usted una imagen se convierte en prisionero de ella? ¡Olvídese de las imágenes! Yo no tengo ninguna imagen de mí mismo. ¿Ha intentado alguna vez despojar su mente de todas las imágenes acumuladas en ella?
SW: Para usted estará muy bien filosofar, pero ¿no siente pena por el pobre hombre que cayó inconsciente? Krishnaji, estoy seguro de que conoce usted los aspectos médicos del boxeo y la lucha libres En Inglaterra hay una campaña para prohibir estos deportes por el gran riesgo que corren los que lo practican de sufrir daños cerebrales.
K: ¿Qué medidas se toman para impedir el daño psicológico causado por la costumbre de tener imágenes? Señor, por favor, no se quede usted ahí de pie. Siéntese y discutamos de las cosas que lo preocupan. ¿Empezamos por los tejanos? (Risas.) Me han regalado varios pares de tejanos. Son unos pantalones magníficos para pasear por el bosque. ¿Quiere usted un par?
SW: Se lo agradezco, Krishnaji, pero usted y yo usamos tallas distintas. Tengo que rechazar su generosa oferta.
K: El otro día, un caballero indio que asistió a una de mis charlas, me preguntó airado por qué en Inglaterra no me visto con kurtas y pijamas.
SW: ¿Y qué le contestó?
K: Estoy seguro de que ya sabe por qué no llevo ropa india en Inglaterra. En este país hace frío. Uno ha de vestirse según el clima. Además, la ropa india llama mucho la atención. Vivir adecuadamente es un arte. Deberíamos hacerlo de manera que nadie notara nuestra presencia. Vivir rectamente sin hacer ostentación de la propia rectitud.
SW: ¿Hablamos del boxeo?
K: Me opongo a todos los deportes sangrientos como la cacería del zorro. Una vez vi por televisión a un pobre ciervo indefenso torturado por unos cazadores y me horroricé. Apagué el televisor. Toda persona sensible reaccionaría de ese modo. En el fondo, el hombre es un salvaje y disfruta con las crueldades que se cometen en nombre del deporte.
SW: Supongo que indirectamente disfrutamos viendo actos sádicos. Tememos las consecuencias de comportarnos de un modo malvado, por eso nos gusta ver los actos malvados del prójimo.
K: No sólo eso, pero también existe la necesidad insaciable de buscar continuamente una distracción. Somos incapaces de vivir con nosotros mismos y de enfrentarnos al vacío que llevamos dentro. Por lo tanto, esta civilización nuestra nos proporciona todo tipo de evasiones a través de los deportes, las drogas, el sexo y la religión.
SW: He observado cómo los aficionados al fútbol gritan enardecidamente en los partidos para desahogar sus emociones, sus frustraciones y su agresividad contenidas.
K: En mi juventud jugaba bastante bien al tenis. He visto que los jugadores profesionales se enorgullecen de lo que son capaces de hacer. Se obtiene un gran placer al exhibir lo que uno es capaz de hacer y los demás no. A menos que un campeón de boxeo esté fuertemente motivado y posea un ego muy grande, será incapaz de soportar tantas horas de disciplina y entrenamiento. Los seres humanos están dispuestos a sufrir privaciones para conseguir algo. El sentido del «yo» siempre busca expandirse, ya sea en el campo del deporte o en el llamado mundo espiritual. ¡Cómo se esfuerzan los yoguis por someterse a privaciones en su afán por obtener poderes psíquicos! Cuando han logrado conseguir un cierto poder o aprendido algún truco tonto, ¡cómo les encanta exhibirse!
SW: Entiendo casi todo lo que ha explicado. ¿Puedo hacerle una pregunta personal?
K: Adelante.
SW: ¿Consigue alguna satisfacción viendo peleas de boxeo?
K: Si un boxeador o un luchador quieren ganar, deben actuar espontáneamente. En un combate, el boxeador nunca sabe de dónde le caerán los golpes. Debe ser rápido de reflejos. Porque no tiene tiempo de pensar y actuar en consecuencia. Debe dejar de lado la maquinaria de su mente y actuar sin pensar. Cuando el propio comportamiento está regido por los dictados del pensamiento, entonces se reacciona a los retos de la vida. Y la propia vida no es más que una serie de reacciones así. Pero existe un modo muy diferente de enfrentarse a los desafíos de la vida. Se siente una inmensa alegría cuando se deja de reaccionar siguiendo el pensamiento y se empieza a responder a la vida sin él.
Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario