Una tarde vino con nosotros en el coche Gordon Pearce. Conocía a Krishnaji desde su infancia, desde que fue descubierto pasando a vivir en la sede de la Sociedad Teosófica en Adyar. Mientras salíamos de la ciudad, Pearce estaba sentado en el asiento al lado del conductor y charlaban sobre aquellos tiempos. Luego, girándose hacia atrás para enfrentarse a Krishnamurti que iba en el asiento trasero, le preguntó:
―En aquella época con C.W. Leadbeater ¿viste realmente al maestro K.H.? ¿Hablaste alguna vez con Kuthumi (Koot Hoomi)?.
Grande fue mi sorpresa al escuchar a Krishnamurti responder:
― Sí.
No menos sorprendido estaba Gordon Pearce, pues ambos habíamos oído a Krishnamurti descalificar a los maestros y a los gurús. Sin embargo ahora, ante un viejo amigo de su confianza, admitía que había visto al Maestro Kuthumi, un ser sin cuerpo físico.
― ¿Realmente hablaste con él? –Preguntó Gordon.
― Sí, –contestó Krishnaji– varias veces, durante la meditación matutina.
Krishnamurti siguió diciendo que bajo la dirección de Leadbeater se levantaba a las cuatro de la mañana del modo tradicional y meditaba, y que algunas veces Kuthumi estaba presente y que en otras ocasiones conversaban.
― Luego, una mañana, justo después de la salida del sol, estando sentado en la postura del loto mirando hacia el este, Kuthumi apareció en el umbral. Hasta entonces me había conformado con hablar con él pero ese día quería algo más que charlar. Quería no solo sentir su presencia y oír su voz, sino realmente tocarlo, establecer con él un contacto físico. Hasta entonces había sido una voz, una presencia de pie en la puerta. La luz del sol entraba en la habitación y Kuthumi estaba en pie, de espaldas al sol. Me levanté, caminé hacia él y pasé a través de él. Luego me volví y no vi a nadie. Había desaparecido. Ya no estaba allí. Nunca más lo volví a ver. (Pág. 128)
La verdad es una tierra sin caminos, un viaje con Krishnamurti, Ingram Smith, SIRIO 1996. Ingram Smith viajó durante muchos años en compañía de Krishnamurti y fue colaborador en muchos de sus viajes y charlas.
―En aquella época con C.W. Leadbeater ¿viste realmente al maestro K.H.? ¿Hablaste alguna vez con Kuthumi (Koot Hoomi)?.
Grande fue mi sorpresa al escuchar a Krishnamurti responder:
― Sí.
No menos sorprendido estaba Gordon Pearce, pues ambos habíamos oído a Krishnamurti descalificar a los maestros y a los gurús. Sin embargo ahora, ante un viejo amigo de su confianza, admitía que había visto al Maestro Kuthumi, un ser sin cuerpo físico.
― ¿Realmente hablaste con él? –Preguntó Gordon.
― Sí, –contestó Krishnaji– varias veces, durante la meditación matutina.
Krishnamurti siguió diciendo que bajo la dirección de Leadbeater se levantaba a las cuatro de la mañana del modo tradicional y meditaba, y que algunas veces Kuthumi estaba presente y que en otras ocasiones conversaban.
― Luego, una mañana, justo después de la salida del sol, estando sentado en la postura del loto mirando hacia el este, Kuthumi apareció en el umbral. Hasta entonces me había conformado con hablar con él pero ese día quería algo más que charlar. Quería no solo sentir su presencia y oír su voz, sino realmente tocarlo, establecer con él un contacto físico. Hasta entonces había sido una voz, una presencia de pie en la puerta. La luz del sol entraba en la habitación y Kuthumi estaba en pie, de espaldas al sol. Me levanté, caminé hacia él y pasé a través de él. Luego me volví y no vi a nadie. Había desaparecido. Ya no estaba allí. Nunca más lo volví a ver. (Pág. 128)
La verdad es una tierra sin caminos, un viaje con Krishnamurti, Ingram Smith, SIRIO 1996. Ingram Smith viajó durante muchos años en compañía de Krishnamurti y fue colaborador en muchos de sus viajes y charlas.
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